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Los profesionales del 061 salvan vidas y recomiendan mucha prudencia en el agua

El verano ha comenzado mal, con ahogamientos en las playas y piscinas; las víctimas son niños pequeños que sus padres no vigilan, jóvenes que saltan ebrios al agua, y en otoño e invierno personas mayores con múltiples patologías que sufren ataques en el mar.

El verano empieza. Los servicios de emergencias médicas del 061 del Ibsalut han tenido que acudir ya a varias (demasiadas) personas –muchas de ellas son niños pequeños –que han sufrido ahogamientos, en varios de los casos mortales.

Cada año el mar y las piscinas se cobran víctimas, la mayoría de los cuales podrían evitarse. Los técnicos del 061 salvan innumerables vidas.

“El problema de los ahogados en las islas es estacional debido a que la población se triplica en periodo estival y con ello aumenta la posibilidad de ahogados o semiahogados”, explica el Dr. Iñaki Unzaga Ercilla jefe Asistencial de la Gerencia de Atención de Urgencias 061 del IbSalut. Y añade: “En verano el rango de edades es mayor en niños y en jóvenes hasta 40-50 años”.

Es al final de la temporada, en los meses no estivales, cuando según el Dr Unzaga, aumentan los casos de personas de edad avanzada: “Muchas de éstas sufren varias enfermedades y además tienen un total desconocimiento del mar y se bañan a horas extremas, a primeras de la mañana o a últimas de la tarde”, tal como comentó recientemente en Salut i Força, en Ib3 Ràdio.

En su presencia en el programa que dirige Joan Calafat, el Dr Unzaga comentó además que muchas de las personas mayores que fallecen en el mar lo hacen en realidad como consecuencia de sus enfermedades cardíacas, pulmonares o de otro tipo, que experimentan un agravamiento súbito del que el paciente no se puede recuperar o pedir ayuda precisamente por hallarse en el agua.

“Cabe destacar –añade el Dr. Unzaga –que es muy frecuente, sobre todo en ahogados y semiahogados estivales, que las edades sean muy precoces: como muestra los tres semiahogados de 3 años durante el mes de julio y el semiahogado de 7, así como un ahogado de 40 años, s’Arenal, al que atendimos reanimando durante más de 30 minutos, aunque imposible la recuperación”.

“Los ahogados en piscina durante el periodo estival son con más frecuencia de edad infantil y sufren este problema por descuido de los familiares, quienes tienen la responsabilidad de vigilar a los menores aunque esté el socorrista”, recuerda el Dr. Unzaga. Y añade: “También son frecuentes los ahogados en piscinas privadas que no están cercadas con vallas” Estas vallas cerradas con llave, para evitar que los niños pequeños puedan entrar sin conocimiento de sus padres, son necesarias en las piscinas de chalés y complejos residenciales privados –enfatiza el experto –destacando el error de quienes creen en la utilidad de colocar grandes plásticos sobre la piscina, ya que eso puede motivar que el niño caiga, se enrede y no pueda salir.

Otra tipología de accidentado es el del turista ebrio: “Cabe resaltar el fenómeno de los ahogados en playa, secundarios a intoxicaciones etílicas que sufren traumatismo craneoencefálico con lesiones medulares.

Son jóvenes que se tiran de cabeza al mar donde no hay profundidad o en aquellos jóvenes que se tiran desde rocas al mar y se golpean en la cabeza al no calcular la distancia”.

Destaca el responsable de la Jefatura Asistencial GAU 061 de Baleares que, “por definición todo ahogado debe ser considerado como un politrauma para el profesional sanitario”.

La posibilidad de que el ahogado que se detecta en el agua sufra además esas lesiones es fácil de confirmar para el profesional sanitario, pero no tanto para quien encuentra el cuerpo, un bañista sin experiencia.

Definido el perfil de estos ahogados, el Dr. Unzaga insiste de nuevo en los accidentados en la época otoñal e invernal: “La mayoría son personas mayores pluripatológicas, con problemas cardiacos o respiratorios, que se meten en el mar y que sufren problemas secundarios a su patología, como un infarto, una crisis de bronco espasmo o insuficiencia respiratoria aguda y se ahogan”.

“Por todo ello –añade el experto –es imprescindible la educación sanitaria a la población residente y a la de los extranjeros que nos visitan, estableciendo e informando de los riesgos del alcohol y otras drogas a la hora de meterse en mar o piscina y de los riesgos de sufrir re agudizaciones de patologías graves en persona mayores tanto en el mar como en piscina”.

Dice el responsable de la Jefatura Asistencial del GAU 061 que “es importante que los padres de niños menores se conciencien con el fin de que deben ser ellos quienes vigilen estrechamente a los menores cuando se bañan aunque exista socorrista y las piscinas privadas deben estar cercadas”. Gran parte de estos accidentes podrían evitarse aplicando estas directrices.

“Nos hemos encontrado con casos –dijo el Dr. Unzaga en su intervención en Salut i Força de Ib3 Ràdio –con una niña que se lanzó a la piscina sin vigilancia de sus padres, que estaban facturando las maletas en el hotel, o de otros niños que se metieron en el agua mientras sus padres estaban en el bar. En la piscina hay que localizar al socorrista pero no perder de vista al niño.” En cualquier caso, ante una situación de de t e c – ción de ahogado o semiahogado en el mar o en una piscina es importante avisar a los servicios de emergencias médicas a través de los teléfonos 061 (emergencias médicas) o 112 (generales) e iniciar las maniobras de reanimación básica, dejando trabajar posteriormente a los socorristas y a los especialistas de emergencias del GAU 061.

Ayuda

“Desde la central de coordinación de GAU 061, los profesionales que atienden todas las llamadas, están capacitados y son especialistas en ayudar a realizar reanimación cardiopulmonar telefónica al primer interviniendo hasta la llegada de los profesionales”, comenta el doctor Unzaga, que señala que de ese modo se da una primera asistencia al paciente que p u e – de ser vital.

“Cuando el primer interviniente –dice el Dr. Unzaga, a la espera de los servicios de emergencias a los que se llamará de inmediato –coge al ahogado, si no se atreve a hacer muchas cosas por falta de experiencia, que le haga un boca a boca. Las recomendaciones te indican cinco insuflaciones de rescate, luego hacer 30 compresiones sobre el pecho y dos ventilaciones”.

Y añade: “Si tiene menos de un año hay que poner la boca contra su boca y nariz, si tiene de uno a ocho se ha de poner nuestra boca contra su boca; al principio has de hacer cinco insuflaciones de rescate y luego empezar masajeando en mitad del pecho, 30 compresiones, dos ventilaciones.

Si tiene menos de un año con dos dedos en el tórax, de uno a 8 con una mano y en un adulto con las dos.” Contra lo que algunas creencias populares puedan señalar, el experto pide que en una maniobra de reanimación de estas características que se vea obligada a realizar una persona no experta hay que perder el miedo a fracturar huesos con el masaje, siempre sin pasarse con la fuerza, naturalmente: Las facturas se reparan en el hospital y en el vaso de los niños son de pronta recuperación.

Bastan 29 segundos para que un niño se ahogue en el agua. Y no es el único riesgo, ya que la falta de oxígeno, que es lo que lleva al fallecimiento, puede dañar el cerebro antes de que se produzca la muerte y la persona rescatada –con más riesgo si es un niño – puede salvar la vida pero, si ha permanecido mucho rato sin aire, presentar paraplejia, tetraplejia u otra discapacidad severa.

La necesidad de no lanzarse al agua en zonas desconocidas, evitar el consumo de alcohol antes de bañarse, vigilar especialmente a los niños durante el baño, no exponerse al sol en las horas centrales del día, proteger la cabeza y los ojos, utilizar cremas protectoras y limpiar con agua salada las picaduras de medusas, son los principales consejos que se ofrecen para este periodo estival.

Las lesiones graves en el agua (ahogamientos, traumatismos craneales y lesiones medulares) en su mayoría se producen por cometer imprudencias o en un momento de descuido de la vigilancia de los menores, pero en su gran mayoría se pueden evitar o minimizar sus consecuencias, adoptando una conducta segura y siguiendo las recomendaciones de los expertos como son: Los adultos deben vigilar de forma constante y de cerca a los menores, tanto cuando están en el agua o se encuentran jugando cerca de ella. Utilizar un chaleco salvavidas si no se sabe nadar o aunque se sepa nadar cuando se practique un deporte náutica. Respetar el significado de las banderas y las indicaciones de los socorristas. No consumir alcohol antes de ir al agua.

Prudencia

Se desaconseja bañarse de noche, se aconseja bañarse siempre acompañado, conocer la profundidad y el fondo del agua antes de zambullirse, evitar bucear o saltar en aguas turbias, evitar zonas de corrientes.

Estos y otros consejos están disponibles en el Folleto del Ministerio de Sanidad: Disfruta del agua y evita los riesgos. Guía para las familias y Decálogo del nadador.

Se recomienda también la Guía de la Alianza Europea: Protección de los niños y jóvenes en las actividades acuáticas recreativas. Todos estos consejos pueden ser ampliados con consultas a los servicios de emergencias y de ayuda médica, siempre que se trate de cuestiones relevantes, como las que el 061 responde a través de su servicio telefónico “Salut respon”.

En los últimos años y en determinadas épocas, en algunas costas de nuestro litoral se está produciendo la llegada de numerosas poblaciones de medusas, que son arrastradas por las corrientes marinas. Esto puede llegar a alterar o incluso impedir, en algunos casos, los paseos o los baños en las playas afectadas. En Baleares este problema es cada vez más frecuente en determinadas zonas.

El contacto con medusas, vivas, muertas o con restos se caracteriza por dolor y/o un picor intenso e inmediato en la zona afectada, pudiendo aparecer enrojecimiento, inflamación y vesículas pequeñas entre otros, más rara es la sintomatología general como náuseas, vómitos y calambres musculares. Los casos más graves pueden dar pérdida de conciencia con riesgo de ahogarse.

Las personas que hayan tenido contacto previo, pueden estar sensibilizadas y una segunda picadura de una medusa puede producir una reacción más severa que la primera.

Deberán tener especial cuidado las personas con un historial de alergias así como las personas con problemas cardíacos. Se debe extremar la vigilancia a los niños pequeños, recomiendan los expertos.

Se recomienda no frotar la zona afectada, ni con arena ni con la toalla ni con nada que pueda lesionar más. Usar siempre agua salada. No limpiar la zona afectada con agua dulce. Durante 15 minutos aplicar frío sobre la zona afectada usando una bolsa de plástico que contenga hielo. Nunca aplicar hielo directamente a no ser que sea de agua marina.

Si hay algún resto de tentáculo adherido a la piel, no realizar movimientos bruscos para desprenderse de ellos, se deben quitar, pero nunca tocar la zona afectada con las manos.

Se utilizarán pinzas. Si el dolor es muy intenso o el estado de la persona empeora progresivamente, deberá acudir de inmediato a un centro médico, llamando al 061 si se desconoce dónde está el más cercano También se señalan una serie de consejos y recomendaciones útiles si hay un gran número de medusas en las zonas de baño: Tomar precauciones incluso si hay medusas en zonas alejadas de las zonas de baño, la acción de las olas rompe los tentáculos y los trozos flotantes de medusas están activos. No pasear por la playa en la zona donde rompen las olas y pueden abundar fragmentos.

Cuando aparecen las medusas hay que evitar los juegos en la orilla de la playa. Con precaución y sin tocarlas con los dedos se recomienda sacarlas fuera del agua, recoger con cuidado aquellas que se han quedado en la orilla. Hay que avisar a otros bañistas que no las toquen incluso si éstas parecen muertas o están fraccionadas. Cuando las medusas aparecen en las playas la mejor precaución es permanecer fuera del agua.

Jaume Orfila
Asesor Científico
de Salut i Força
Por el agua y en el agua

No todos los fallecimientos en el agua son por ahogamiento. Pero lo parecen.

Cualquier indisposición en el mar o en una piscina no vigilada puede tener consecuencias funestas. Una simple lipotimia, una pérdida de conciencia trivial, un tropezón o una crisis epiléptica en un individuo sumergido en el agua pueden acabar mal. Las actividades marinas tienen un componente de riesgo añadido.

En una comunidad receptora de varios millones de turistas, de todas las edades y condiciones, en su mayoría, absorbidos por la belleza de sus playas y dedicados a disfrutar del mar, los accidentes acuáticos son inevitablemente muy frecuentes.

De hecho, el ahogamiento es la tercera causa de muerte accidental en el mundo desarrollado, y especialmente doloroso en adolescentes y niños menores. En adultos jóvenes se suele acompañar de ingesta abusiva de alcohol y a la práctica del buceo. En las personas mayores, en muchas ocasiones, es consecuencia de una enfermedad vasculo cerebral o cardiaca sobrevenida. De forma excepcional pueden ser producidos por animales marinos, por contacto, pinchazo o incluso por mordedura.

En el mar hay que ser precavidos. En cualquier caso, en la atención al ahogado, la actuación prioritaria pasa por acciones destinadas a sacar el agua de los pulmones e iniciar las medidas clásicas de reanimación cardiopulmonar. Muchas vidas pueden ser salvadas con una respuesta rápida y vigorosa.

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