Ocho menores de entre 12 y 14 años tuvieron que ser atendidos por intoxicación etílica en las fiestas de Sant Jaume, en Establiments. El titular que aparecía hace escasas semanas en la prensa local no responde a un hecho aislado y con toda probabilidad no será la última noticia de estas características que se produzca. El consumo de alcohol a edades cada vez más tempranas preocupa no sólo por los efectos nocivos que puede tener para la salud, sino por lo que implica a otros niveles: uso del tiempo libre, banalización del consumo de alcohol y otras drogas y problemas en la relación familar, por citar unos pocos ejemplos.
El Col·legi Oficial de Psicología de les Illes Balears (COPIB) ha advertido de que el consumo de alcohol en menores es el reflejo de un problema social importante tal y como se desprende del último estudio publicado por el Ministerio de Sanidad.
El informe revelaba que el alcohol, el tabaco y el cannabis son las tres sustancias con más prevalencia de consumo en Baleares en personas de entre 15 y 64 años. En concreto, la encuesta revelaba que durante el último año un 84,3% de los entrevistados había consumido alcohol, 42,6% consumió tabaco y un 13,9%, cannabis. La edad media de inicio en el consumo de alcohol en España es de 13,8 años, una de las más bajas de Europa. Eso significa que hay jóvenes que empiezan a los 11 o los 12 años.
Recursos
En ese contexto, la institución colegial ha pedido a la administración que se destinen más recursos económicos y humanos para reforzar los programas de prevención del consumo de drogas que existen, crear nuevas líneas de actuación de promoción de la salud, favorecer acciones formativas y de sensibilización que permitan acceder a los padres y a los adolescentes a información y orientación sobre los riesgos del consumo de bebidas alcohólicas e intentar poner en práctica soluciones creativas y eficaces orientadas a controlar la disponibilidad y el acceso del alcohol por parte de menores.
Y es que la situación plantea toda una serie de preguntas: ¿qué nos impulsa a beber? ¿Se ha convertido en un vehículo imprescindible para socializar? ¿Qué problemas más comunes se ocultan detrás del abuso del alcohol? ¿Cuándo podemos hablar de adicción? ¿Cómo puedo saber si soy o tengo un familiar o una persona que tiene un problema con el alcohol?
Factores
José María Piñero, vocal de Psicología de Adicciones del COPIB, destaca que existen diferentes factores que contribuyen a que los menores vean el consumo de alcohol como una práctica inocua. “El alcohol es una droga legal, socialmente permitida, fácilmente accesible para cualquiera –incluso para un menor- y relativamente barata. Como decía un personaje de Woody Allen tiene connotaciones de ‘lubricante social’. Su consumo –prosigue el experto- tiene connotaciones positivas, muy vinculadas además con el ocio y pasarlo bien entre personas que no tienen por qué tener problemas con la ingesta de alcohol”.
Todo esto, unido a cierta laxitud y permisividad con su consumo, influye también en la baja percepción de peligro de su uso tanto en algunos adultos como en menores”, argumenta el psicólogo.
No obstante detrás de esa práctica aparentemente inocua, Piñero recuerda que “el alcohol como cualquier droga es un potente reforzador. Los efectos placenteros que provocan este tipo de bebidas a corto plazo son los que favorecen, entre otros factores, que se mantenga un consumo sostenido en el tiempo que puede acarrear consecuencias negativas para la salud y en otras áreas de la vida, sobre todo en consumidores tan vulnerables como los menores de edad.
Abstinencia
El vocal de Psicología de Adicciones del COPIB advierte que “en el caso de personas que abusan y tienen problemas con el consumo la respuesta sería diferente: para evitar síntomas de abstinencia en los casos más graves (el síndrome de abstinencia del alcohol puede requerir ingreso hospitalario); también para afrontar situaciones “incómodas” que se hacen más llevaderas bajo los efectos del alcohol; para evitar/escapar de sentimientos que se perciben como negativos, como molestos… Este uso de alcohol, y de cualquier otra droga, es un signo de que algo no va bien”, aclara José María Piñero.
Entonces, ¿cuándo podemos hablar de adicción? Para el psicólogo el término ‘adicción’ ha dejado de ser un concepto técnico utilizado por los especialistas para pasar a ser una palabra vacía que puede tener tantas acepciones que ha dejado de tener significado.
“Coloquialmente el vocablo “adicción” se asocia a quien hace algo muchas veces: beber, fumar, utilizar el móvil, hacer mucho deporte, ver la televisión, leer a Harry Potter,…”, indica.
Por ese motivo, como profesional que atiende a personas con problemas de abuso de drogas, incluyendo el alcohol, Piñero señala que el principal indicador de que algo no funciona, “lo que realmente nos tiene que preocupar, es cómo está afectando el consumo de alcohol en las distintas áreas de la vida de la persona (trabajo, problemas legales, problemas de pareja, familia, salud, sociales, laborales…)”.
“Con posterioridad, como profesionales de la psicología indagamos sobre todo lo que tiene que ver con el control de impulsos: ¿has bebido más de lo que en un principio tenías planeado? ¿Has bebido en situaciones en las que has dejado de cumplir con tus responsabilidades? Cuánto más respuestas afirmativas se obtengan a estos interrogantes y más áreas de la vida de la persona se encuentren afectadas, mayor será la gravedad del caso y la necesidad de buscar ayuda profesional”, concluye el experto.