El servicio de urgencias e información médica del 061, dependiente del IbSalut, aplica durante las jornadas de calor extremo protocolos especiales de prevención y asistencia
Juan Riera Roca /
Hace calor. Lo había notado, ¿verdad? De hecho, esta vez es verdad ese comentario que normalmente no lo es sobre que “este verano hace más calor que nunca”. Que “nunca” tal vez sería un poco exagerado porque los registros meteorológicos no son tan extensos. Pero vaya, casi, casi. O sea, que hay que cuidarse en serio. Hay que protegerse del calor.
Y ello no solo supone evitar que los rayos del sol quemen demasiado y sienten las bases para un buen cáncer de piel. Otro de los riesgos de estos días de sol y altas temperaturas es el denominado ‘golpe de calor’, especialmente para personas frágiles: niños, ancianos, enfermos.
Los días de calor intenso obligan al cuerpo humano a un esfuerzo de adaptación para mantener la temperatura corporal normal: para empezar, se suda más y las venas se dilatan.
El esfuerzo es mayor durante una primera ola de calor ya que el cuerpo aún no está acostumbrado a las altas temperaturas. También ese esfuerzo se intensifica cuando el calor continúa durante varios días o si los días y las noches son calientes, así como cuando hay mucha humedad y no hay viento.
Todo ello genera una serie de riesgos para la salud que se pueden conjurar poniendo en práctica una serie de medidas. La Conselleria de Salut del Govern balear —a través de la Dirección General de Salud Pública y Participación y de sus servicios de coordinación de emergencias médicas del 061— recomienda a los ciudadanos precaución ante los niveles de alerta máxima que ha establecido la AEMET ante las altas temperaturas de este verano.
La población de riesgo —es decir, la más vulnerable al calor— son las personas mayores, de más de 80 años o que viven solas o están enfermas, los niños, los enfermos crónicos y quienes trabajan al aire libre.
En el caso de las personas mayores se urge a sus parientes o allegados a efectuar frecuentes visitas de control de su estado.
Las medidas preventivas básicas comienzan por beber líquidos en abundancia, aunque no se tenga sed, especialmente los niños y personas mayores. Evitar las bebidas alcohólicas, con cafeína o mucho azúcar. Se aconseja también comer más verduras y fruta y evitar las comidas muy calientes o copiosas.
Se aconseja evitar la actividad física en las horas de más radiación; ducharse una o dos veces al día u humedecerse la piel con toallitas húmedas; usar ropa clara, ligera y de tejidos naturales (algodón y lino).
Estas medidas deben ser observadas por todas las personas, aún jóvenes y sanas, no solo por personas ancianas y/o frágiles por sus enfermedades.
Horas Para las gestiones en la calle se aconseja aprovechar, siempre y cuando sea posible, las primeras y últimas horas del día. En casa hay que permanecer en las habitaciones más frescas. Si es posible, bajar el toldo y cerrar las persianas para evitar el sol directo y no abrir las ventanas durante las horas de más calor.
Las autoridades sanitarias hacen r e c o – mendaciones para estos momentos de calor extremo sobre seguridad alimentaria, como no romper la cadena de frío, siempre manipularlos adecuadamente, conservarlos correctamente en refrigeración, lavar y desinfectar la fruta y verdura, etcétera.
Hay que informarse correctamente en cuestiones de salud: el teléfono 061 ‘Salut Respon’ está a disposición de los usuarios para cualquier consulta médica.
A través del teléfono se pueden responder dudas sanitarias y si es necesario movilizar efectivos médicos e incluso ambulancias.
Para tomar el sol minimizando riesgos se aconseja disminuir las partes del cuerpo expuestas directamente al sol.
Las prendas ligeras, camisas de punto espeso y los pantalones largos bloquearán la mayor parte de la radiación solar.
Es recomendable cubrirse la cabeza con sombreros o gorras siempre que se esté al sol.
El sol también puede dañar los ojos, por lo que se recomienda utilizar gafas de sol homologadas que filtren, al menos, el 90 % de la radiación ultravioleta y eso antes de que se den problemas. Hay que usar productos de protección solar con factor elevado y adecuado a la edad, tipo de piel y zona del cuerpo.
Ante la exposición al sol hay que aplicarse el fotoprotector por lo menos media hora antes de la exposición solar y renovar su aplicación cada dos horas; tener cuidado con las exposiciones sobre y en el agua, puesto que la radiación puede penetrar hasta un metro en el agua clara, de modo que hay que protegerse.
Las personas mayores, mujeres embarazadas y los menores de tres años son muy sensibles a las sobreexposiciones al sol en esta época del año; por lo tanto, es importante protegerles especialmente. Hay que hidratarse la piel después de la exposición solar y beber mucha agua contra la deshidratación.
Si se toma medicación, debe comprobarse que no aumenta la sensibilidad cutánea a la radiación ultravioleta. Es conveniente consultar con el médico o farmacéutico.
Siempre, hay que evitar la exposición al sol en las horas centrales del día (de 12.00 a 17.00 horas), exposiciones prolongadas o la siesta al sol.
Evite usar máquinas y aparatos que puedan producir calor en las horas más calurosas.
A partir de los 35º C en una vivienda, un ventilador sólo mueve el aire, no lo enfría. Utilice medidas tradicionales a su alcance y comidas ligeras que repongan sales perdidas por el sudor (ensalada, fruta, verdura, gazpacho, zumos).
Los mayores, sobre todo si viven solos o son dependientes son más frágiles al igual que enfermos cardiovasculares, cerebrovasculares, respiratorios, renales, neurológicos, diabéticos, mentales… o medicadas (anticolinérgicos, antihistamínicos, fenotiazinas, anfetaminas, psicofármacos, diuréticos, betabloqueadores…) Hay que tener cuidado con los niños menores de 4 años, las personas con mucho peso. Si se trata de una persona muy mayor, toma medicación o padece una enfermedad crónica. Consulte con su médico acerca de las medidas suplementarias que debe adoptar. Siga tomando sus medicamentos. No se automedique.
Las personas mayores que viven solas, así como las personas con facultades mentales disminuidas o incapaces de adoptar medidas protectoras deben ser visitados o controlados al menos una vez al día (mejor dos) por un miembro de la familia, amigo, vecino o por los servicios sanitarios o de cuidados a domicilio.
Los niños de 0 a 4 años deben beber mucho líquido, sus cuidadores deben vestirlos con ropa clara y ligera y no dejarlos nunca solos en automóviles al sol o con las ventanas cerradas.
Las personas que realizan trabajos intensos, en el exterior o actividades deportivas intensas deben reducir su actividad en las horas de máximo calor.
La pérdida de agua y sales minerales por el sudor produce dolor de cabeza, mareos, debilidad muscular o calambres, náuseas y vómitos e incluso elevaciones de la temperatura.
Hay que vigilar especialmente eso que se llama “golpe de calor” y que es mucho más grave de lo que pueda parecer, incluso puede ser mortal.
Si se sufren calambres musculares, sobre todo si se suda mucho durante una actividad física intensa en periodos de calor hay que parar toda actividad y descansar en un sitio fresco. Evitar la actividad física intensa durante varias horas.
Beber zumos ligeros y bebidas deportivas diluidas en agua. Si persisten, vaya al médico.
El agotamiento por calor ocurre después de varios días de calor: la sudoración excesiva reduce los fluidos corporales y la restauración de las sales.
Los principales síntomas son debilidad, fatiga, mareos, náuseas, desmayo… ¿Qué se debe hacer? Descansar en lugar fresco.
En estos casos de sufrir agotamiento por calor se debe además beber zumos o bebidas deportivas diluidas en agua. Se aconseja consultar a su médico si los síntomas empeoran o duran más de una hora. Hay que prevenir, además, aunque no es un problema similar, que se produzca el golpe de calor.
Gravedad El golpe de calor es un problema grave: el cuerpo es incapaz de controlar la temperatura, que se va incrementando rápidamente y puede alcanzar los 40,6º C. Los síntomas principales son calor, sequedad y piel roja, pulso rápido, dolor intenso de cabeza, confusión y pérdida de conciencia.
En el caso de que sospeche que sufre un golpe de calor debe llamar a Urgencias. El servicio del 061 tiene protocolos especiales previstos para estos casos. Mientras se espera al médico hay que enfriar el cuerpo, estar en una habitación oscura, poner paños de agua fría sobre el cuerpo o darse un baño o ducha fría.
Sin ayuda médica urgente, un golpe de calor puede ser fatal, de modo que no es buena idea dejar al paciente ‘hasta que se le pase’. Es fácil –si no se tiene experiencia previa –confundir el golpe de calor con otra cosa.
Pero ante síntomas como delirio, broncoaspiración, vómito, convulsiones, alteraciones en el comportamiento o dolor de cabeza, hay que actuar para evitar el coma o la muerte.
Las etapas del golpe de calor son tres: estrés, calambres y agotamiento. Para tratar al paciente –siempre de acuerdo con el médico –hay que enfriar al paciente con compresas en el cuello, ingles, axilas y cabeza.
La temperatura corporal, que llega a subir mucho, hay que bajarla por debajo de los 39 grados.
Puede producirse un golpe de calor por un aumento excesivo de la temperatura externa, es el llamado golpe de calor pasivo o clásico, que es el propio del verano, sobre todo en países donde se alcanzan temperaturas muy altas y mantenidas, según explican especialistas de la Clínica Universitaria de Navarra.
Pero también puede producirse el golpe de calor activo o endógeno, como el que se produce por el ejercicio. Y es que realizar un ejercicio físico intenso o prolongado en condiciones de calor ambiental, y más si la humedad es alta, está asociado a un riesgo muy elevado de padecer un golpe de calor.
La temperatura normal del cuerpo humano es de 37ºC, con oscilaciones fisiológicas completamente normales. La temperatura sigue un ritmo circadiano: es algo más baja a primera hora del día, en torno a las 6 de la mañana, y alcanza su máximo entre las 4 y las 6 de la tarde cuando hasta 37,7º puede ser normal.
La temperatura corporal puede tener también variaciones normales en las distintas estaciones del año, varía igualmente en las distintas fases del ciclo menstrual en la mujer y evoluciona con la edad. El hombre es capaz de mantener la temperatura corporal dentro de unos márgenes estrechos, explican los especialistas de la CUN.
Este proceso se realiza a través del llamado centro termorregulador, un área neuronal específica situada en una zona del cerebro, el hipotálamo anterior, que regula y equilibra los distintos procesos de producción o de disipación de calor corporal, capaz de modificar la temperatura del cuerpo humano por dos vías distintas: Esto puede realizarse aumentando o reduciendo la producción de calor por el organismo.
Metabolismo Las fuentes generadoras de calor corporal son fundamentalmente dos: las reacciones metabólicas, que se dan sobre todo en el hígado, y la actividad del sistema muscular.
También, poniendo en marcha o no los mecanismos de conservación o disipación de calor. Cuando aumenta la temperatura corporal, aumenta la frecuencia respiratoria.
Los vasos sanguíneos de la piel se dilatan y se pueda perder más calor con la respiración, aumentando la circulación en la piel y incrementando la sudación. El centro termorregulador también envía señales a la corteza cerebral para que se establezcan conductas apropiadas para evitar el aumento excesivo de temperatura del organismo.
Existe un proceso de aclimatación al calor, que puede durar hasta una semana. En este proceso el cuerpo humano es capaz de generar mayores cantidades de sudor y adaptar el sistema circulatorio al aumento de temperatura. En cualquier caso, conocer el proceso no es suficiente. Cuando se produce el golpe de calor, con los síntomas descritos, hay que acudir al médico.
Programa de monitorización
de la mortalidad por calor En las campañas estivales organismos como el 061 darán prioridad a la obtención rápida de datos sobre mortalidad general y la identificación de señales de alerta que indiquen un exceso severo de mortalidad que pudiera estar asociada a altas temperaturas.
El objetivo será mejorar la capacidad de prevención y respuesta. El Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III, responsable de sistema de monitorización de la mortalidad diaria, informará diariamente al Ministerio de las señales de alerta.
A través de la red de servicios sociales municipales, responsables de la gestión de servicios como la ayuda a domicilio, la teleasistencia y los centros sociales, se trabajará en la identificación de la población diana. Los dos primeros servicios se dirigen a los grupos indicados.
La distribución de información para la protección y la prevención a través de esta red procurará llegar a la población más susceptible.
Con este objetivo se podrán establecer acuerdos de colaboración con la Federación Española de Municipios y Provincias. El objetivo es llegar a los ayuntamientos.
La activación del resto de los recursos especializados como centros de día residencias viviendas centros ocupacionales etcétera se coordinarán a través de las comunidades y ciudades autónomas.
La identificación y atención de personas más vulnerables se realizará por los servicios disponibles en las redes de atención sanitaria y social. Los servicios sociales y sanitarios cobran especial importancia en estas campañas, como es el 061 del IbSalut.
Stop al calorNo podemos bajar la temperatura ambiental pero estamos obligados a evitar sus consecuencias sobre la salud. El organismo humano funciona de forma óptima entre los 36 y los 37 grados. Claudica al superar los 40. De hecho, los humanos podemos ser los más inteligentes del planeta pero de los que peor capacidad de adaptación biológica tenemos ante las situaciones extremas.
En este sentido, cuando entramos en una ola de calor de más de cinco días, como la que estamos sufriendo, las ciudades se convierten en verdaderos hornos y tenemos que reaccionar.
Hay que tomar precauciones a tres niveles.
De forma general, debemos evitar la exposición solar prolongada de 12 a 17 horas y no realizar actividades laborales o deportivas intensas. Raro es el año que no se produce algún fallecimiento por golpe de calor en jóvenes y sanos.
Los niños están constituidos por un alto porcentaje de agua y están dotados de unos mecanismos de regulación inmaduros.
Unas pocas horas de exposición a temperaturas altas en locales cerrados puede provocar su fallecimiento.
En tercer lugar, las personas mayores; sufren disfunciones en los mecanismos de la sensación de la sed y se deshidratan por falta de aporte de agua. Es el colectivo con más víctimas.
El desajuste de los mecanismos de regulación de la temperatura corporal es previsible, prevenible pero en muchos casos, una vez instaurada, irreversible.
Los mecanismos de prevención del calor, no por conocidos y simples, como el evitar exposiciones solares largas, permanecer el mayor tiempo posible en lugares frescos e hidratarse correctamente, son menos importantes o efectivos.