El calor intenso del verano llena las urgencias pediátricas de bebés con deshidratación. Un problema común ya que su sistema renal es mucho más inmaduro y por eso pierden, al orinar más veces, mucha más agua que un adulto. Además, el exceso de calor en verano provoca sudor y más pérdida de agua.
Por eso, el calor se convierte en causa de este problema junto a los problemas gastrointestinales como diarrea o vómitos, que son la principal causa de esta patología.
¿Cómo detectar una deshidratación por golpe de calor en tu bebé?
El síntoma más claro en adultos es la sequedad de la boca. El problema es que en bebés de pocos meses este síntoma es difícil de detectar.
Para contrarrestar debemos fijarnos en hechos como que al llorar no salgan lágrimas o que haya un poco de hundimiento en los ojos.
La pérdida de peso es otro punto clave para la detección de la deshidratación. En caso de deshidratación por colar solemos hablar de enfermedad leve. El niño suelo perder un 5% o menos del peso corporal.
Si el bebé pasa más de 12 horas sin mojar su pañal, su orina es de color amarillo oscuro y tiene un olor fuerte y sobre todo lo vemos se ve desganado y sin energía también debemos alarmarnos.
Recomendaciones ante más riesgo
Los bebés y los niños pequeños son los que corren el mayor riesgo de padecerla. Las recomendaciones de una de las doctoras del equipo de urgencias del Hospital de Llevant, Adriana Mutis son claras “suero oral rico en sales minerales y agua para rehidratar”. De todas formas, la doctora explica que la mayoría de veces “las deshidrataciones que llegan son leves, lo que permite que si se actúa rápido evitar consecuencias mayores.” El agua representa en un bebé un 80% de su peso corporal. Es un líquido imprescindible en el niño y debe haber equilibro con él y el resto de elementos del cuerpo.
Si falta agua el equilibro se rompe y se produce la deshidratación. El mejor tratamiento “es sin duda la prevención”, asegura Mutis.
Si tu bebé ha tenido problemas que puedan haber reducido su líquido corporal debemos potenciar la ingesta de agua y otros líquidos de inmediato, especialmente sales minerales de rehidratación oral.
Esta recomendación se extiende incluso en bebés que aún maman leche materna. Una leche que cubre las necesidades de líquidos en condiciones normales pero que con problemas previos o exceso de calor puede no ser suficiente.
Evitar la exposición directa al sol, no permanecer con nuestro bebé en el exterior en horas punta del día, no someterlo a cambios bruscos de temperatura y acudir al pediatra ante señales de alerta son otras recomendaciones que nos evitaran problemas mayores para nuestros bebés.
Se recomienda siempre que se produzcan síntomas que despierten las alertas acudir al médico, ya que así aseguramos una buena cura de la patología. El Hospital de Llevant dispone de urgencias hospitalarias especializadas en pediatría de lunes a domingo de las 09:00h a las 21:00h.