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Ictus: un ‘perfum’ muy peligroso


En Baleares más de 2.000 personas sufren cada año un ictus o infarto cerebral. Detectar los síntomas a tiempo y acudir a Urgencias es el único modo de salvar la vida y la funcionalidad del paciente

“Li ha donat un perfum”, “ha quedat perfumat”: El acervo popular sabe que ha de dar nombres especiales a las circunstancias especiales, y que cuando al abuelo o a la abuela se le quedaba la cara rara momentáneamente, incapaz de oír, ver, hablar o moverse de forma normal, ‘perfumat’, este ‘pefum’ no vaticinaba nada bueno. Al poco llegaba la muerte o la discapacidad grave.

El ‘perfum’ de nuestros abuelos es el ictus, el accidente cerebrovascular o el infarto cerebral: como sucede en los infartos de corazón, un trombo (masa de grasa) se atasca en una vena o arteria, en este caso del cerebro, y ciega total o parcialmente el paso de la sangre, llegando a hacer estallar el vaso sanguíneo. Las consecuencias son fatales.

El ictus es una urgencia médica. Aunque el ‘perfum’ se pase y se vuelva a ver, oír, moverse o hablar (normalmente la disfunción momentánea ataca a solo un lado del cuerpo) hay que correr a Urgencias, no se puede dar por auto concluido el momento de peligro. Y no solo hay que estar pendiente de esos síntomas en personas mayores. Es menos frecuente, pero los menores de 40 años también pueden sufrirlo.

El Servicio de Neurología del Hospital Universitario Son Espases –de referencia en las Islas –atiende cada año más de quinientos pacientes. En 2016, tres cuartas partes sufrieron un ictus isquémico (producido por la obstrucción de un vaso sanguíneo) y en uno de cada cinco casos se aplicó un tratamiento específico para lograr la apertura del vaso obstruido.

Aunque afecta en mayor proporción a los hombres que las mujeres, el infarto cerebral es la primera causa de mortalidad entre las mujeres y la tercera entre los hombres. En las Islas Baleares, cada año 2.100 personas sufren un ictus. Son unos datos similares a la media del conjunto de las CCAA de España. Se calcula que una de cada seis personas sufrirá un ictus durante su vida.

La pérdida de fuerza en la mitad del cuerpo, la pérdida de la visión o la dificultad para hablar y comprender son los síntomas principales del ictus.

Ante cualquiera de estos síntomas es importante llamar al 061, cuyos equipos están preparados con un protocolo especial para atender convenientemente estos casos y trasladar al paciente a un centro hospitalario en las mejores condiciones.

Si al detectar los primeros síntomas (u otros compatibles) se avisa a tiempo de aplicar al paciente lo que se denomina un tratamiento fibrinolítico, se activa el «código ictus», que permite poner en alerta no sólo los profesionales del 061 sino también los de urgencias del centro hospitalario, el neurólogo de guardia y todos los profesionales que participan en el diagnóstico y tratamiento.

Servicio de urgencias

Una vez que el paciente ha llegado al servicio de urgencias del hospital se pone en marcha un equipo multidisciplinar liderado por el neurólogo de guardia, que valora rápidamente el caso, hace el diagnóstico y planifica el tratamiento.

En el caso de un ictus isquémico, puede consistir en tratamientos como la fibrinólisis o la trombectomía mecánica. El Hospital Universitario Son Espases ha aplicado la trombectomía mecánica a 170 pacientes con ictus isquémico.

Esta técnica, implantada en el centro en diciembre de 2014, permite extraer un trombo a los pacientes que sufren un infarto cerebral. Por una punción en la ingle se introduce un catéter en el que se inyecta un contraste que permite detectar con exactitud la arteria obstruida.

Durante las siguientes fases del proceso, el catéter perfora y aspira el trombo, con lo cual se restablece la circulación normal de la sangre. Esta técnica de radiología intervencionista permite recanalizar la circulación de más del 90% de las arterias cerradas por un ictus.

Este tratamiento, aplicado a tiempo, favorece la rápida recuperación de los pacientes. Y ello, al tratarse de una intervención menos traumática que una cirugía abierta, facilita que el afectado pueda dejar el hospital por su propio pie (en función de la gravedad inicial).

Los pacientes candidatos a recibir este tratamiento endovascular deben estar en el hospital en las primeras seis horas después del inicio de los síntomas, aunque el pronóstico neurológico es mejor cuanto antes llegue al centro para ser tratado.

Aunque el ictus sobreviene de repente, en la mayoría de los casos hay unos factores de riesgo que permiten estar a la expectativa: la edad, el sexo y los antecedentes familiares son factores de riesgo que no se pueden modificar. Sin embargo, existen otros potenciales desencadenantes del problema que sí se pueden controlar y modificar para reducir el riesgo y prevenir el ictus.

En este caso, como en el de la prevención de las enfermedades del corazón y del infarto –de las que el ictus es el parangón a nivel cerebral –se aconseja mantener una dieta rica y saludable, baja en sal y en grasas; no fumar ni consumir drogas; no beber en exceso; como máximo, una copa de vino cada día (y ni aún eso si hay otras enfermedades que lo contraindican).

Proteger el corazón

Del mismo modo que para proteger el corazón, para proteger el cerebro hay que una dieta sana y equilibrada: fruta, verduras, legumbres, pescado y aceite de oliva virgen. Se recomiendan cinco raciones de fruta y verdura a diario. También, hacer ejercicio moderado: 30 minutos al día. Caminar es saludable y económico. Todo ello ayuda al controlar el exceso de peso, facilitador del ictus.

Se aconseja también disminuir el estrés y para ello dedicar unas cuantas horas por semana a hacer actividades relajantes y satisfactorias. Es importante, especialmente en el caso de personas mayores o de riesgo, planificar con el personal sanitario de los centros de atención primaria al que estén asignados los pacientes los controles de tensión arterial, de colesterol y de azúcar en la sangre.

Si se tiene algún factor de riesgo, se aconseja seguir muy estrictamente las indicaciones del médico, interactuando con los servicios de atención telefónica (061) y con los de atención primaria en caso de duda.

Y no hay que olvidar tomar la medicación. En el caso de las personas mayores y/o con varias enfermedades, sean o no crónicas, tomar la medicación es básico para sobrevivir.

El tratamiento del ictus puede ser farmacológico –para disolver el trombo y estabilizar los factores de coagulación de la sangre –o quirúrgico, para retirar de forma mecánica la obstrucción. El tratamiento quirúrgico ha evolucionado desde las complejas técnicas de neurocirugía que obligaban a abrir el cráneo y a ‘mover’ el cerebro, a las ya descritas técnicas de radiología intervencionista.

La ciencia trabaja intensamente en el desarrollo de nuevas terapias contra el ictus, estudiando especialmente cómo proteger a las personas que están en riesgo de sufrirlo o de volverlo a sufrir. Uno de los recientes avances en este ámbito lo ha protagonizado un equipo multidisciplinar sobre el potencial terapéutico de una molécula que puede ayudar en estos objetivos.

El trabajo lo están llevando a cabo investigadores del Instituto de Química Orgánica General de Madrid, del Hospital Ramón y Cajal de Madrid y del Instituto de Biomedicina de Sevilla (IBIS), ha identificado la molécula quinolil nitrona RP19 como un potente agente neuroprotector en modelos experimentales in vitro e in vivo de isquemia, según informa la Agencia SINC.

Publicación

El trabajo, que ha sido publicado en la revista ACS Chemical Neuroscience, confirma el potencial terapéutico de esta molécula y abre nuevas y prometedoras perspectivas para el inicio de los estudios preclínicos para evaluar su potencial en la terapia del ictus. Se trata de la molécula quinolil nitrona RP19 como un potente agente neuroprotector en modelos animales de isquemia cerebral.

Desde hace tiempo se advierte que no hay un tratamiento completamente satisctorio para la mayoría de los afectados por estos ataques, reducido solo a la reperfusión por medios mecánicos (tromboctomía) o por agentes trombolíticos, como el activador recombinante de plasminógeno tisular (rtPA), pero que presentan importantes limitaciones, o una ventana terapéutica muy estrecha.

“La nitrona RP19 puede tener interés para la terapia del ictus», explica el doctor José L.

Marco-Contelles, coautor del estudio. En el cerebro, la reperfusión inicial después de un evento isquémico provoca un estrés adicional por la producción de especies oxigenadas reactivas (ROS). Las nitronas actúan como “atrapadoras” de los ROS, aunque sin éxito clínico hasta la fecha.

“En este equipo multidisciplinar hemos diseñado, sintetizado y evaluado en modelo animal de isquemia cerebral la quinolil nitrona RP19 como agente permeable y adecuado que mejora las propiedades farmacológicas de citicolina, o de otras nitronas como PBN o NXY-059”, dice el experto. La nitrona RP19 se ha ensayado en tres modelos experimentales de daño isquémico.

De estos resultados experimentales se ha concluido que la quinolil nitrona RP19 es un potente agente neuroprotector en la isquemia experimental inducida en neuronas, y frente al daño isquémico por isquemia transitoria inducida en modelo animal, en una extensión y capacidad como no se había observado antes en otras nitronas ensayadas”, indica Marco-Contelles.

Jaume Orfila
Asesor Científico
de Salut i Força
Recuerden, 9 de cada 10 son evitables Poco cabe añadir.

Para dimensionar su importancia basta que nos centremos en sus indicadores. El ictus es la principal causa de incapacidad y la segunda causa de muerte. Los datos son escalofriantes.

En nuestra comunidad, los casos anuales, se cifran en 3.500. La mitad de ellos quedan con secuelas o fallecen.

Cuando analizamos la evolución de los mismos nos encontramos con dos realidades muy claras. La primera que con los nuevos medios diagnósticos y las innovaciones terapéuticas, la mortalidad y la discapacidad muestran una tendencia muy clara hacia la disminución. Se identifican rápido y se tratan cada vez mejor, con resultados muy favorables. Tanto la mortalidad como las secuelas se están reduciendo.

La segunda, asociada al aumento de la longevidad, es que la frecuencia de las enfermedades vásculo-cerebrales, en general, y de los ictus en particular, muestran un aumento muy importante.

El 90% de los ictus se podrían evitar controlando los factores de riesgo. Con una adecuada prevención de los factores de riesgo y un estilo de vida saludable se podría prevenir el 90 por ciento de los casos. Manos a la obra, con el profesional de su confianza.

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