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Urgencias

Dr. Fco. Javier Alarcón de Alcaraz
Médico-Forense Especialista en Medicina Legal.
@Alarconforense
Decía Umbral que la única finalidad de escribir sus columnas era poder felicitar con urgencia y gratis a sus amigos. Que la aparición en la prensa de una cría de delfín varada en una playa de Calviá coincidiera con la incorporación del eminente endocrinólogo Luis Masmiquel a la Real Academia de Medicina el pasado miércoles no resulta casual. Nunca es casualidad que dos adolescentes coincidan estudiando un cerebro en una playa treinta y cinco años antes, nunca hay demasiada arena ni demasiada noche para que alguien llegue a ser quien es. Al final es Masmiquel el que ha puesto al tiempo en su sitio, el que ha vuelto con el delfín a cuestas para demostrar que el mérito y el merecimiento coinciden de vez en cuando en algunas de nuestras playas sin mar. Enhorabuena, o como se llame en el mar al merecimiento verdadero.

Y no todo lo urgente parece mérito o requisito cuando uno no habla la lengua del imperio, cuando uno no es académico de su lengua ni termina de enterarse mucho de lo que se habla o de lo que no se habla en su academia. Eso es precisamente lo que le pasa al mandamenos del Ibsalut, a Juli el amoroso. El Ibsalut y su amor empiezan a sufrir las inclemencias de esa forma particular de conquista, esa forma de politiquear que es crear un problema, crear un lío donde no lo había. Es la forma de no afrontar con decisión lo que vienes siendo en un gobierno, Juli; cuando pactas por cualquier cosa y a cualquier precio. Es lo que tiene cuando viene un partido residual y -una vez que has decidido algo- te conmina, te obliga, te corta la lengua y te enmudece a hablar en el idioma que le mantiene en sus votos y en sus vetos. Deberíamos reflexionar sobre esa diferencia de entender lo urgente para nuestros lingüistas políticos, lo curioso que resulta que los que imponen la lengua no tengan obligación de conocer las más altas titulaciones lingüísticas del idioma que imponen, y que a los profesionales sanitarios –que han demostrado poder ejercer su profesión con absoluta normalidad- sí que se les exija. ¿Para cuando la exigencia de las titulaciones en español y su dialecto del ciento cincuenta y cinco? ¿Para cuándo poder acreditar en puntos y en un concurso la lengua oficial del estado en aquellos lugares en los que existen lenguas cooficiales?

Urgente es resolver el misterio lingüístico-académico sobre por qué a lo que se llama “recorte” cuando gobierna el centro-derecho se le llama “ajuste” cuando gobierna la izquierda/ultraizquierda.

Deben ser cosas de la lengua también. Algo debe ocurrirnos también en la lengua cuando el cachondo del manda-mientos (con guión alto) del hospital de Son Espases, Pep Pomar, hablaba esta semana de “protocolo interno” para referirise a los recorte en la prestación sanitaria a los necesitados pacientes oncológicos. ¿Protocolo interno, Pep? Protocolo de cierre de un servicio de urgencias, que es la mejor explicación sobre la limitación de servicios precisamente cuando te aumentan el presupuesto. Un mago de la lengua, lo dicho.

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