Las segundas visitas al especialista se han convertido en uno de los grandes problemas de la sanidad pública en Baleares.
La insuficiente financiación para que esas segundas visitas se puedan hacer por las tardes –pagadas con horas extras –lleva a largas demoras para los usuarios.
El gran volumen de pacientes a la espera dejado por el anterior Govern (algo que si no se soluciona se retroalimenta cada día) llevó a dar salida a los pacientes con horarios más eficaces por las tardes (horas extras), pero estos extras no alcanzan suficientemente para las segundas visitas.
La llegada del actual Govern a la administración de la sanidad autonómica balear supuso el retorno al horario de tarde en los hospitales, pagado en forma de horas extras, las tradicionalmente llamadas por los médicos “peonadas” para acortar las listas de espera y los tiempos de demora.
Las curvas de las listas de espera quirúrgicas y para la consulta con el especialista han registrado en estos, ya más de dos años, mejoras sustanciales.
Que los médicos puedan operar o visitar por la tarde –cobrándolo a parte –funciona. El anterior Govern se equivocó ahorrándose las “peonadas”.
Sin embargo, las curvas de actividad (accesibles al público gracias a la ley de transparencia y a los compromisos de la actual administración sanitaria a través de la dirección web http://www.ibsalut.es/ibsalut/es/transparencia/listas-espera) no reflejan un problema que preocupa a los sanitarios.
Las primeras visitas al especialista se incluyen dentro del programa de descongestión mediante horas extras, pero las segundas visitas no reciben el mismo apoyo en forma de “peonadas”, de forma que no se pueden citar por las tardes y van al horario de mañana, muy saturado.
Consecuencias La consecuencia –relatada por personal sanitario de los hospitales públicos –es que un paciente al que el médico general deriva al especialista, ve a este médico en un tiempo relativamente aceptable y cada vez menor, pero si tiene que someterse a una segunda visita puede tardar mucho más.
Comparando datos de meses de septiembre (últimos disponibles, ya que el proceso de cerrar los datos es complejo) el IbSalut informa que en ese mes del año pasado la demora media para la primera visita al especialista era de 64, días, mientras que en el pasado septiembre era de solo 33.
Los datos son buenos, a primera vista. Hay que tener en cuenta que siempre los casos de cáncer o de sospecha de cáncer son vistos con alta prioridad y se sitúan sistemáticamente en la zona de menos espera, tanto en lo que se refiere a visitas y pruebas diagnósticas como a la cirugía.
Pero con las segundas visitas la cosa cambia. Para empezar, los datos de las segundas visitas no se incluyen en el portal de trasparencia. Y lo que es más problemático, no están tan bien financiadas con “peonadas”, de modo que las cargas de trabajo no se pueden repartir por las tardes. Los resultados son los previsibles.
Uno de los ejemplos más significativos en este sentido fue el que ya avanzó Salut i Força informando de que el especialista en Neurología del Hospital de Can Misses (en Ibiza) reciba en segunda visita a un paciente puede suponer una espera de casi un año.
Otro ejemplo del que dio cuenta esta revista en una edición anterior es que a un paciente con sangre en las heces (riesgo de cáncer) se diera cita para la colonoscopia en Son Espases para enero, es decir, tres meses después –en aquel momento – de la detección de este síntoma.
La percepción en medios hospitalarios es que las segundas visitas se acumulan porque faltan “peonadas” para poder hacerlas también por las tardes. Desde el IbSalut se asegura que “sí hay autoconcertación [como se les llama ahora a las ‘peonadas’] para las segundas visitas diagnosticas…” Pero “…no así para las de control” y que éste es un problema de todos los hospitales de la red pública. Los médicos ven con preocupación que se demoren esas segundas visitas, donde se controla, por ejemplo, si los tratamientos médicos están funcionando o deberían cambiarse.
Crecen las segundas visitas
Fuentes del Ibsalut admiten que “algún caso o especialidad tenga más demanda y por tanto una demora mayor. En ningún caso una segunda visita diagnostica tarda un año”. Y “dentro de la autoconcertación de actividad extraordinaria se hacen desde el principio primeras y segundas visitas.”
Las mismas fuentes, de la dirección asistencial, destacan que “importante decir que no sólo se hacen primeras, aunque son las que recoge el futuro decreto, trabajamos para cuidar al paciente” y que, añaden, “por otro lado, se trabaja en consultas de alta resolución”.
Estas consultas de alta resolución deberían ser capaces de superar el problema de salud del paciente sin generar segundas visitas.
Sin embargo, “a pesar de todo, el volumen de primeras está generando segundas visitas que están creciendo”, se admite desde la gestión sanitaria.