Juan Riera Roca /
El Grupo de Investigación en Nutrición Comunitaria y Estrés Oxidativo de la Universitat de les Illes Balears (UIB) ha demostrado tras una reciente investigación que la presencia de cremas solares en los medios marinos causa estrés oxidativo a los mejillones.
La utilización de protectores solares se ha incrementado exponencialmente en los últimos años por la concienciación de la sociedad sobre los riesgos de la exposición a radiaciones ultravioletas. Este hecho provoca la introducción de múltiples compuestos en los ecosistemas marinos.
Entre estos compuestos están los óxidos de metales pesados como el dióxido de titanio, que pueden tener efectos perjudiciales tanto para la flora como para la fauna marina. Este hecho se puede ver magnificado en zonas con gran presión turística como son las islas Baleares.
El impacto que de estos compuestos no se había observado hasta ahora. La revista científica internacional Ecotoxicology and Environmental Safety ha publicado un estudio al respeto del grupo de investigación en Nutrición Comunitaria y Estrés Oxidativo (NUCOX) de la UIB y del CIBERON.
Los resultados de esta investigación señalan que la presencia de cremas solares en el mar incrementa los niveles de dióxido de titanio en las branquias de los mejillones. Este incremento es directamente proporcional a la concentración de crema solar presente en el medio.
Los investigadores de la UIB han observado que concentraciones bajas y medias de cremas solares similares a las determinadas en las aguas costeras de Baleares provocan un incremento en la actividad de enzimas antioxidantes como la catalasa, la glutatión reductasa y la superóxido-dismutasa.
Este incremento en las defensas antioxidantes evita la aparición de daño oxidativo en los mejillones e indica una respuesta adaptativa. En cambio, concentraciones más elevadas desactivan estos mecanismos antioxidantes e incrementan el daño oxidativo y efectos neurotóxicos.
Dos de los investigadores del NUCOX que han tomado parte en el estudio, los doctores Antoni Sureda y Xavier Capó, han participado en una investigación conjunta con el IMEDEA (CSIC-UIB) sobre los cambios fisiológicos que sufren los pulpos para poder vivir en ambientes costeros con impacto humano.