Cuando nos lo plantean, lo más fácil es decir que no, y planteamos cosas como: para que va a servir, cuales son las necesidades del cambio, para a continuación, si se sigue con el propósito, podemos sentir miedo, miedo del bueno y del malo, sensaciones de miedo que nos hacen reflexionar y del malo que nos hacen huir, para mientras llegamos a unos primeros resultados, tener la sensación de hacer la travesía en el desierto, un desierto largo y cansado, donde a las cosas del cambio le vemos pocos beneficios y muchas pegas.
Es verdad que hay gente que ve las cosas en positivo y que le gustan los elementos centrales del cambio; algunos por cambiar, otros por quien lo ha propuesto; la mayoría piensa: ¿para qué ahora? Pero, ante esta visión de la descripción del cambio, la ventajas del mismo, la empatía con los ue pueden participar, la pregunta de por donde debemos empezar y el refuerzo por los pasos conseguidos, ayudan a conseguirlo.
Mientras tanto, hay caídos en el combate, heridos, francotiradores contra el cambio, directos contra el mismo y pasotas a esperar que pasa. De todo ello, resulta que vemos que nadie piensa en las claves del éxito para que cualquier estrategia de cabo tenga éxito: 1. ¿Sé lo que se espera de mí en el trabajo?;
2. ¿Dispongo de los materiales y equipamiento que necesito para hacerlo correctamente?;
3. En mi trabajo, ¿tengo la oportunidad de realizar diariamente lo que mejor sé hacer?;
4. En los últimos 7 días, ¿he recibido algún reconocimiento o elogio por hacer bien mi trabajo?;
5. ¿Tengo la sensación de que mi jefe u otra persona se interesan por mí como persona?;
6. ¿Hay en la organización alguna persona que me anima en mi desarrollo;
7. ¿Tengo la impresión de que mis opiniones son importantes en mi ámbito de trabajo?;
8. ¿La misión de mi organización me hace sentir que mi trabajo es importante?;
9. ¿Las personas que trabajan conmigo están comprometidas para hacer un trabajo de calidad?;
10. ¿Tengo un buen amigo en la organización donde trabajo?;
11. En los últimos 6 meses, ¿alguna persona de la organización me habló sobre mis progresos?;
12. ¿La organización me brindó oportunidades de aprender y de crecer durante el último año? Todo ello nos hace pensar en la importancia de la ACTITUD como elemento clave para el cambio; las habilidades y conocimientos suman, la actitud multiplica. Y eso lo vemos todos los días.
Si tenemos clara la necesidad o la urgencia de la misma, si buscamos los recursos, si creamos una coalición de apoyo, si implicamos a las personas clave, si tenemos claro dónde queremos llegar y lo comunicamos (dando claves de lo que NO va a cambiar), si eliminamos obstáculos, destacamos los pequeños triunfos a corto plazo y construimos sobre ellos, manteniendo la energía con picos de intensidad, seguro que podemos anclar el cambio en la cultura de la organización e instaurar la NUEVA NORMALIDAD.