Pusimos en la Escuela Andaluza de Salud Pública, una película, BAJO LA MISMA ESTRELLA, y debatimos pacientes supervivientes, profesionales y familiares sobre como es y como actuar ante un cáncer.
El debate fue rico e instructivo. Vimos la entereza de los jóvenes supervivientes y hablamos de la dificultad de tener un cáncer no siendo ni niño ni adulto, por las dificultades que genera el hospital.
Los chicos y chicas han roto barreras y han enseñado que dentro del proceso de la enfermedad de cáncer, hay también experiencias bonitas: «Queríamos plasmar todo lo que hemos pasado -durante la enfermedad-, que no todo es malo, que también hay cosas buenas».
El cáncer te hace distinto en muchos sentidos”, “Tienes que aprender a priorizar”, «Para dar a conocer algo que no es muy visto en la sociedad y poder enseñarle a la gente cómo nos sentimos nosotros» “Los pequeños momentos te llenan y te genera una experiencia muy enriquecedora”. Sin duda, «la vivencia que estos jóvenes nos han trasmitido tiene mucho valor, nos han dado una gran lección de vida».
En la actualidad, en España se diagnostican cada año unos 1.300 casos de cáncer infantil y una tercera parte de ellos, es decir, aproximadamente 450, son diagnosticados en adolescentes de entre 15 y 19 años. El ocio es de la vida de cualquier niño y se convierte en algo esencial cuando está enfermo. Por ello, uno de los objetivos que tienen es fomentar las relaciones interpersonales y evitar el aislamiento que sufre un niño con cáncer, transformándolo en un ambiente de esperanza.
Para un adolescente, es fundamental sentirse parte de un grupo de iguales. Por ello, «este proyecto ha servido para que chicos que estaban en pleno tratamiento pudieran salir del hospital, conectar con la realidad y estar con un grupo de iguales con el que poder compartir y hablar abiertamente. Se sienten muy entendidos, incluso muchas veces no hacen falta palabras, sólo con miradas se entienden. Y eso es muy importante porque muchas veces con sus amigos de fuera no pueden hablar de ciertas cosas porque no les entienden.
Es importante hablar y ponerle palabras a lo que uno ha vivido para poder integrarlo dentro de tu día a día».
«Gracias a mis oncólogos estoy viva, pero gracias a vosotros me siento viva». Todos, emocionados, aplaudieron sus palabras porque sin duda será una experiencia que recordarán de por vida. Han creado lazos de amistad y un grupo con el que compartir la vida; incluso a alguno de ellos le ha entrado el gusanillo por la interpretación.