P.- Tras los últimos acontecimientos, con el Govern renunciando a su decreto inicial y rebajando las exigencias de acceso, ¿pierden fuerza o intensidad las movilizaciones de la plataforma?
R.- (Úrsula Mascaró) Entendemos que no, porque desde un principio hemos revindicado que el catalán ha de ser un mérito, y sigue siendo un requisito, aunque sea en diferido. Es positivo que el Govern acepte ahora que ningún candidato se quede fuera de las oposiciones por motivos lingüísticos, pero igualmente, dentro de dos años, se les exigirá un determinado grado de conocimiento. Se ha dado un pasito en la buena dirección, es verdad, pero si esto es así es porque el Govern se ha dado cuenta de que los ciudadanos tenemos derecho a opinar y a posicionarnos en contra de un decreto tan excluyente. Las movilizaciones solo finalizarán cuando el catalán deje de ser un requisito y se mantenga como mérito, cosa que aceptamos plenamente.
R.- (Manuela Cañadas): Particularmente, me sorprende que la presidenta Armengol hable de consenso cuando hasta ahora su Govern ha impuesto sus medidas sin consultar a nadie. Si de verdad se apuesta por el consenso, esa actitud se debe hacer constar desde el principio, no cuando el problema ya está creado. También me sorprende que los sindicatos manifiesten su satisfacción ante las modificaciones que ha anunciado el Govern, porque sigue habiendo cientos de personas afectadas. Desde el Ejecutivo se asegura que todos los usuarios puedan expresarse en su lengua. Ahora bien, lo que yo me pregunto es cuándo no ha ocurrido eso en Balears. En el Parlament, donde estuvimos el otro día para asistir a la sesión plenaria, se dio a conocer que el Ib Salut ha atendido siete mil reclamaciones de usuarios. ¿Sabe cuántas tenían relación con la lengua? Tan solo cinco.
P.- Señora Mascaró, ¿por qué decidió, en un momento determinado, ponerse al frente de la plataforma, en Menorca?
R (U.M.).- El movimiento surgió a raíz de la imposición del catalán como requisito, pero en mi corazón esa lucha nació hace más tiempo, coincidiendo con el llamado ‘procés’ de Catalunya. Para mí era una batalla que no podía ignorar, porque la he vivido con mucha intensidad. Regento tiendas y negocios en Barcelona y me preocupó sobremanera ver cómo los empresarios catalanes ponían pies en polvorosa a causa del proceso independentista. No quiero que en Balears ocurra lo mismo, porque no tenga ninguna duda de que tras un decreto como el de la exigencia del catalán en la sanidad de las islas se esconde la intención de llevar adelante el proyecto ficticio de los países catalanes.
P.- En Menorca, la movilización convocada por la plataforma cumplió perfectamente las previsiones que ustedes se habían trazado…
R (U.M.).- En efecto. Dos mil personas se citaron en Maó para manifestarse, porque están muy cansados de tanta imposición lingüística. En educación llevamos veinte años de imposición. El catalán es una lengua preciosa, pero ¿por qué no podemos hablar la variante de cada isla? ¿Por qué los niños no pueden decir ‘sa mare’ en vez de ‘la mare’? Por eso los ciudadanos hemos dicho que hasta aquí hemos llegado.
P.- En Palma, la manifestación está convocada para el domingo 18 de febrero, a las 11.30 de la mañana, en la Plaza de España. ¿Con qué expectativas?
R (M.C.).- La verdad es que el movimiento de protesta en Menorca se ha convertido en un tsunami. He trabajado muchos años en esa isla y cuando supe que tantas personas habían salido a la calle me di cuenta de que algo estaba pasando. No podemos, y debemos, en Mallorca, dar la espalda a esta situación. ¿Qué está ocurriendo, exactamente? Pues que los políticos que nosotros, los votantes, colocamos en sus puestos han de escucharnos cuando les decimos que somos baleares y que ya está bien de imposiciones.
P.- Las exigencias sobre el catalán, ¿crearán un problema de captación de personal sanitario en las islas?
R (M.C.).- Más bien, lo agravarán, porque ese problema ya existe. Cualquier médico o especialista ya no se va a molestar en pedir una plaza en Balears, mientras que muchos de los profesionales consolidados en el archipiélago se están planteando buscar otros destinos. La sanidad balear está perdiendo médicos y personal sanitario en general. R (U.M.) Mi opinión personal es que ningún idioma debe imponerse jamás por la fuerza. Ni el catalán, ni el balear, ni el menorquín. Si se hace eso, lo único que se consigue es que la gente desarrolle animadversión a esa lengua. O sea, que le coja manía. En la plataforma, cuando miembros castellano parlantes me escuchan a mí hablar en menorquín con otros compañeros, me aseguran que les gusta más que el catalán, y que les encantaría aprenderlo. Lo ven como una lengua amiga. A los que quieren imponer el catalán les sale el tiro por la culata. Ese es el mensaje que me gustaría transmitir a los señores de MÉS, que se dejen de imposiciones. Y que tengan claro que reivindicamos la lengua balear, no la catalana. Esas son las reivindicaciones que otorgan sentido a la manifestación del 18 de febrero.
P.- Señora Cañadas, usted es afiliada y militante del PSOE. ¿Se siente decepcionada por la actuación de su partido en este tema?
R.- Pienso que los partidos políticos, todos, han perdido el norte. El PSOE, por ejemplo, asume el ideario de MÉS, únicamente por mantenerse en el poder. Al menos, MÉS cree en lo que defiende, no se esconde, y me parece fantástico. Ahora bien, son una minoría, y una minoría no puede gobernar Balears porque la política que aplican no es la que quiere la mayoría de los ciudadanos. Cuando se produzca un cambio de gobierno en las islas, que está claro que va a tener lugar porque con lo que está pasando los actuales dirigentes no van a revalidar la confianza del pueblo, la primera medida ha de ser la de erradicar las normativas lingüísticas. Esto no es Catalunya. No somos nacionalistas. Queremos unas islas de acogida, abiertas a todas las personas e ideologías. Y a la presidenta de mi partido, Francina Armengol, le diría que con gusto la invito a comer, pero le pido que, por favor, no nos haga más daño.
Entrevista a Manuela Cañadas i Úrsula Mascaró, de Mos Movem, sobre la manifestació contra el decret del català en el IbSalut. Programa Salut i Força a Canal 4 TV dirigit i presentat per Joan Calafat.