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Reflexiones de un médico menorquín sobre la situación real de la Sanidad en Menorca

Miguel Lázaro *
Psiquiatra HUSE
Coordinador del
Centro de
Atención Integral
de la Depresión.
Desde una posición absolutamente intransigente inicial, se ha terminado con un Decreto descafeinado y en diferido, que no ha contentado a nadie y que crea aún más incertidumbre en el trabajador ya que el camino hacia el acceso a una plaza seguirá condicionado al pasaporte idiomático. No sean tenido en cuenta las consecuencias que pudiese tener esa exigencia en la Sanidad en Menorca, partiendo de unos precedentes preocupantes y con un futuro aún más lleno de incertidumbres.

Para poder entender la complejidad de la situación debemos retrotraernos a 10- 15 años atrás en los que la posibilidad de captar profesionales en determinadas especialidades era realmente una tarea agotador. El problema siendo grave en Mallorca, en las islas de Menorca e Ibiza se tornaba dramático y la inestabilidad de las plantillas y su alta rotación buscando mejores oportunidades laborales, hacía que los especialistas que venían, en muchos casos, al poco tiempo marchaban a otros lugares.

Sin embargo, la rotación de médicos se ha seguido manteniendo y Menorca, salvo excepciones ha seguido siendo un lugar de paso para muchos de ellos en busca de mejores oportunidades, mejores condiciones de vida, mejores comunicaciones aéreas, más posibilidades de formación continuada y más incentivos laborales. Abundando más en el tema, en una convocatoria de plazas de pediatría ofertada hace algo más de un año, no se presentó ni un solo candidato, habiendo ofrecido 4 plazas vacantes, que evidentemente no se pudieron cubrir.

En las especialidades hospitalarias, sin llegar en el momento actual a situaciones tan extremas, siempre pende la espada de Damocles y cada vez que un especialista anuncia su marcha, se encienden todas las luces de alarma.

Y ahora hemos añadido a la ya de por sí difícil situación, un obstáculo Y si un profesional de otra Comunidad quiere desplazarse a Baleares, ¿podrá hacerlo? Sí, siempre y cuándo acredite a los 2 años el correspondiente certificado de catalán. ¿Creen realmente que eso hace más atractivo venir a Baleares? En la actualidad un tercio aprox. de los facultativos que hay en Menorca están en posesión del certificado que acredita su conocimiento del catalán. Es fácil conocer cuáles serán sus pretensiones si les presentan un obstáculo en sus aspiraciones de obtener una plaza fija.

Pero hay más. En los próximos 10 años está previsto que se jubile casi un 50% de los facultativos que en la actualidad desarrollan su labor asistencial en España.

Realmente estamos creando la tormenta perfecta, lanzándonos a un abismo sin conocer la realidad sanitaria de nuestras islas y de Menorca en particular. La situación en las Islas será muy complicada, pero en Menorca puede tornarse en dramática.

Como nuestra intención es precisamente que el médico que quiera venir a Menorca se sienta a gusto, conozca nuestra lengua, nuestras tradiciones, nuestra cultura, nuestra cultura y nuestra idiosincrasia, sugerimos una serie de medidas de captación y fidelización de profesionales al mismo tiempo que de una forma tranquila y sosegada, vayan conociendo nuestra lengua.

Estas son nuestras propuestas:

1) La lengua catalana no debe ser en ningún caso un requisito excluyente. Debe ser un mérito suficiente y proporcionalmente valorado en su justa medida.

2) Desarrollar un plan de acogida para el profesional que inicie su relación con el Ib- Salut sin acreditación del nivel de catalán. Entre las medidas que aportamos estarían cursos de conocimiento de la lengua propia de las Islas Baleares.

Durante 2 años se facilitará al profesional 2 horas semanales dentro de su horario laboral habitual.

3) Incidir en las modalidades lingüísticas propias de cada isla tal como está recogido en el Estatut de Autonomía para así lograr un mejor entendimiento y comprensión de la lengua tal como se habla en la actualidad. Así mismo debería divulgarse un diccionario terminológico propio del ámbito sanitario.

4)Al finalizar ese periodo de formación, se realizaría una entrevista con el trabajador, que permitiría a través de un diálogo sencillo, verificar la adecuada comprensión oral para verificar una adecuada comunicación. Esta prueba se realizaría en cada puesto de trabajo y de forma descentralizada y sería realizada por personal designado por el propio centro de trabajo, siguiendo el modelo tal y como se realiza en Cataluña. Esta prueba no sería considerada como una acreditación sino tan sólo como una verificación.

5) Aquellos profesionales que quisieran profundizar en el conocimiento de la lengua, verán facilitado el acceso a cursos de formación y así podrán obtener la acreditación correspondiente que sería valorada como un mérito de cara a las oposiciones y para baremo en las bolsas de trabajo.

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