P.- Doctor, ¿cuál es el patrón que sigue una adicción?
R.- Más allá de que se trate de una u otra adicción, el patrón de una adicción es el déficit estructural de la persona afectada. O, dicho en otras palabras, las disfunciones que existen en su psique, en su continente y contenido emocional, en su visión de si mismo y de su entorno. Esas circunstancias, que en ocasiones provienen de episodios muy remotos de la infancia que el cerebro guarda en su interior y que revive periódicamente, empujan a estos hombres y mujeres a renunciar a su libertad, atándose de pies y manos a una determinada adicción, o en ocasiones a varias, que les impiden ser felices, sentirse autónomos y disfrutar del patrimonio más importante de cualquier ser humano: la libertad. La labor del terapeuta, en este sentido, será detectar estas situaciones para tener la oportunidad de aplicar el tratamiento más correcto y efectivo.
P.- ¿Piensa que la medicina y la psiquiatría modernas plantean el tratamiento de la adicción en los términos correctos?
R.- En mi opinión, no, al menos en la medida que sería deseable. Pongamos el ejemplo de un alcohólico, por citar una dependencia muy generalizada y sobradamente conocida. ¿Qué es lo que tiene claro la medicina en relación a este paciente alcohólico? Pues, básicamente, que ha de ayudarle a superar una crisis, proporcionándole las herramientas necesarias para que pueda mantenerse alejado de la bebida, como mínimo durante el tiempo necesario para superar el momento más crucial o crítico. Ahora bien, en cuanto este objetivo se ha conseguido, ¿qué opciones ofrecen la medicina o la psiquiatría tradicionales? La verdad es que ninguna. Y no las ofrece, porque no las tiene.
P.- Así pues, el paciente adicto que ha remontado la crisis continúa estando en una especie de callejón sin salida…
R.- Más bien, digamos que en un callejón sin alternativas plausibles. Porque la única manera de dejar atrás, para siempre y de manera definitiva, su adicción es averiguar qué causas la empujaron a ella. Es decir, qué hay en el trasfondo de su personalidad, de su carácter, de su biografía, de su trayectoria como ser humano, de su visión del mundo, de su concepto sobre él mismo, para que, un buen día, cayera en las garras del alcohol, o de cualquier otra dependencia. Si no determinamos, describimos y valoramos todos y cada uno de estos aspectos, y lo hacemos, además, de forma fehaciente, objetiva y rigurosa, la superación de una crisis no equivaldrá, necesariamente, a la superación definitiva del problema.
P.- ¿Cuáles han de ser las primeras medidas de apoyo a un adicto para que pueda dejar atrás su problema?
R.- En primer lugar, ha de transcurrir una primera fase de tiempo en la cual el paciente no tenga la opción de relacionarse con su adicción bajo ningún concepto. Mi planteamiento, sin embargo, es que ese es el inicio del camino, no el final. Y ahí es donde difiero de otros planteamientos. Tenga en cuenta que muchas veces el hecho de que una persona sea adicta al alcohol, al juego, a Internet, al sexo, o a otras situaciones igualmente condicionantes y perturbadoras, depende de determinadas circunstancias presentes en su vida, en su entorno, en su lugar de trabajo, en su círculo de amigos o en su propia familia. Incluso en su lugar de residencia. Por tanto, hay que seguir trabajando con esa persona, en su entorno, en sus valores, en su estado psicológico y emocional, para que la adicción se convierta algún día en un mal recuerdo.
P.- Doctor, últimamente están surgiendo nuevas adicciones que no parecían existir anteriormente. ¿Realmente era así, o es que no se hablaba de ellas?
R.- No cabe duda que con la irrupción y el creciente protagonismo de las nuevas tecnologías se han originado comportamientos adictivos que, antes, no eran efectivamente posibles. El ejemplo más claro es el de la adicción a Internet. Hasta hace unos años, ninguno de nosotros había oído hablar de la red, y ahora mismo todos dependemos de ella, aunque solo sea para realizar nuestro trabajo. En cambio, hay adicciones que se hallan entre nosotros desde hace mucho tiempo, solo que a la sociedad le interesaba encubrirlas, o bien la interpretación moral que se hacía de las mismas era muy distinta a la de hoy. Por otro lado, existen adicciones que se refuerzan unas a otras, es decir, que emergen y ganan protagonismo de manera claramente sinérgica.
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Mi adicción no tiene nada que ver con lad demad ña es adicción a los créditos no paro de pedir créditos y si no me ño dan me enfurece y pienso en el suicidio ya meda miedo que puedo hacer