No contentos con pedir la dimisión de Gabriel Lladópor el marrón en las oposiciones del Ib-Salut, ahora le toca el turno a misis Cladera, consejera de Hacienda, con las oposiciones de los auxiliares administrativos de la comunidad. Los que faltaban.
Francina, que habría dispuesto que el coladero opositor en la administración resultara igualito que el coladero político del profesorado de la facultad de medicina y del coladero del Ib-Salut, se está quedando sin poder hacer las presentaciones esas de las que tanto gusta: -“Sr socialista, le presento a su plaza”.
El caos en la administración de las administraciones ha tomado ejemplo del amoroso Fuster, y va a terminar como él, con el corazón partío. El comportamiento permisivo de Julielamoroso en sus oposiciones es una forma épica no sólo de llenarnos de moscas los quirófanos que restañan estas letras, sino de enseñar al resto del Govern el camino adecuado para llegar a la querella por la gangrena de la prevaricación.
El ejemplo claro lo vivimos el otro día personándonos en el Hospital Son Espases para asistir a la vergonzosa puesta en escena de las oposiciones a la jefatura del servicio de medicina interna. Una insidia donde lo único que quedó a salvo de cualquier tipo de indecencia fue la demostración de la capacidad de los dos aspirantes, la renuncia expresa a evaluarlos por tres asustados miembros de ese tribunal al ser recusados, y por las señoras de la limpieza, a las que hay que agradecer que fuera lo único limpio que brillara en una zona con más enfermos crónicos y más muertos mentales que Caubet.
Suponiendo que el putiferio pueda resumirse, resulta que el contrincante del Dr. Orfila es el cargo a dedo del Gerente crónico Pomar, concretamente el Director Asistencial del Hospital, Dr. Murillas. El tribunal estaba compuesto -además de por el cómico Pomar- por dos subdirectores que dependían del digitado, por el coordinador actual del servicio que dependía del digitado, y –como parecía poco- por otros dos jefes de servicio que evidentemente están jerárquicamente por debajo del digitado Murillas. Ni que decir que todos fueron elegidos en una reunión de la comisión mixta (de la junta técnico asistencial) presidida –por supuesto- por el digitado, y con la presencia del digitador, Pomar. Todo un espectáculo de presti-digitaciones.
Pronto Patricialaenfermera opositará a cardiología para restañar las suturas de su Juli; y Francina encontrará en el servicio la forma de saber tomar el pulso a los acontecimientos, que siempre nos quedarán delitos menores.
Han confundido la plaza de medicina interna con la plaza de medicina íntima, propia. Medicina interna es ya el slogan político para el tratamiento re-colocador de los suyos.
No es que Murillas no tenga méritos, no es que Orfila fuera –siéndolo- mejor. Es que, por fin, hemos dado con el origen del foco de moscas de nuestros quirófanos.