P.- ¿Qué balance realiza de sus ocho años de presidencia al frente del COMIB?
R.- Entiendo que es un balance ciertamente positivo, aunque siempre te queda que has podido dejar algo por hacer. Comenzamos nuestro mandato en unas condiciones muy duras, conflictivas, con problemas inmediatos que debían resolverse, muchos derivados del nefasto régimen electoral. Tuvimos que esmerarnos desde el principio para recuperar la confianza de los colegiados, de las instituciones sanitarias, de los propios interlocutores sociales, del sindicato médico, y de la administración. Ya en la segunda legislatura. en condiciones de trabajo diferentes, la prioridad ha consistido en mejorar y modernizar la institución.
P.- Usted continúa en la junta como vocal después de haber sido presidente. ¿Existe algún precedente anterior?
R.- No, no hay ningún precedente, que yo sepa. La propuesta surgió directamente de la nueva presidenta, que fue secretaria general del COMIB durante mis ocho años de mandato. Manuela García Romero es una persona extraordinaria, y por este motivo aposté desde el primer momento por ella. Por una parte, porque le sobra preparación para desarrollar el cargo, y, por otro lado, porque una de las prioridades era impulsar la cuestión de género.
P.- Entonces, fue la presidenta quien le pidió expresamente formar parte de su lista…
R.- En efecto. Ella fue quien hizo la candidatura, y en un momento determinado me planteó la posibilidad de que yo le siguiera ayudando desde el interior de la junta de gobierno. Le puse sobre la mesa una serie de condiciones para responder positivamente a su invitación, y las asumió. Entre ellas, estaba la de no ejercer ningún tipo de representatividad de la institución: vocalías, junta permanente… Por tanto, estoy en la junta de gobierno para lo que me necesiten. Tenga en cuenta que se trata de una junta muy nueva, con mucha gente que acaba de aterrizar en esta responsabilidad, y, desde este punto de vista, puedo jugar un papel de introductor para cada uno de los vocales que se han incorporado por primera vez.
P.- ¿Qué contesta a quienes aseguran que su presencia en la junta condicionará la línea de actuación de la nueva presidenta?
R.- Creo que esa pregunta se la tendrían que trasladar a ella, pero, francamente, me parece muy curioso, si no es deliberado, que alguien pueda pensar o comentar eso. Quien piensa que la presidenta se sentirá influenciada por mí, es que no la conocen en absoluto.
P.- Antes se refería al papel de asesor que puede desarrollar en esta legislatura. ¿Ya le ha dado algún tipo de consejo a su sucesora?
R.- Prácticamente, ninguno. De hecho, en esta fase inicial del nuevo mandato, me he limitado a no hacer nada, es decir, a dejar que la presidenta vaya notando por sí misma el ‘peso de la púrpura’, porque esa es la mejor manera de aprender. Lógicamente, si me pide algún consejo, se lo daré, pero no lo haré si no me lo pide.
P.- ¿Aspira a dirigir en un futuro próximo el Patronato Científico del COMIB?
R.- Yo no soy quién para decidir nada. El actual director, el doctor Alfonso Ballesteros, a quien, por cierto promocioné yo al cargo, ha logrado, con su magnífica labor, que el Patronato se haya convertido en el elemento de formación más importante de nuestra Comunidad. ¿Qué ocurrirá dentro de un año, o un año y medio, cuando el doctor Ballesteros deje su actual responsabilidad? Pues no lo sé, siempre dependerá de la presidenta, pero lo que sí tengo claro es que estar al frente del Patronato supone una gran carga de trabajo e ignoro si estaré en disposición de asumirlo cuando llegue el momento.
P.- ¿Le molestó personalmente que el doctor Pere Riutord planteara una lista alternativa a la presidencia del COMIB, a pesar de que finalmente no pudo concurrir a las elecciones?
R.- No me molestó, en absoluto. Sin el ánimo de sacar a relucir conversaciones que deben quedar en el ámbito privado, puedo decirle que, en una reunión solicitada por el doctor Riutord, le expresé que iba a apoyar la candidatura de Manuela García Romero, ya que entendía que era la figura idónea para presidir esta etapa del COMIB, pero también le comenté que estaría encantado de que él también se presentara. Obviamente, no esperaba el revuelo posterior que se montó y en el que mantuve un especial silencio.
P.- La reforma de la sede de Palma, ¿es el logro del que se siente más satisfecho?
R.- La idea de llevar adelante el proyecto surgió un año y medio antes de que la legislatura finalizara. Personalmente, tenía claro que las dependencias colegiales de que disponíamos no se ajustaban a las necesidades de los colegiados. Por este motivo, realizamos un estudio, calibramos posibilidades, y el proceso evolucionó con extraordinaria rapidez, a pesar de que costó ponerlo en marcha a causa de los permisos municipales. Sin embargo, hay muchas otras iniciativas que se han desarrollado durante mi mandato de las que me siento igualmente orgulloso.
P.- Por ejemplo…
R.- Sin ir más lejos, de los apartamentos inaugurados en Menorca, que han permitido aumentar muchísimo el patrimonio de la institución, así como de la redacción de nuevos estatutos o del impulso proporcionado al PAIME, que constituye un instrumento valioso para la recuperación de los médicos que se hallan en algún tipo de dificultad. Asimismo, me siento muy satisfecho de la magnífica y personal relación con la Organización Médica Colegial. Toda esta labor he tratado de llevarla a cabo con honestidad y sacando partido de mi experiencia. Por supuesto, todos podemos cometer errores, pero cuando haces lo que crees que es mejor estás actuando desde la honestidad y respeto más absoluto, que es lo mínimo que se puede exigir a cualquier responsable institucional. Ahora, el COMIB está encabezado por la doctora García Romero, tiene que ser ella quien implante su sello junto con el resto de su junta, porque si algo se puede afirmar de un Colegio de Médicos es que se trata de una institución presidencialista.
P.- ¿Han llegado a sus oídos las críticas vertidas desde algunos sectores, para quienes usted asumió un protagonismo excesivo durante el acto de inauguración de la nueva sede?
R.- Sinceramente, no me han llegado estas críticas. Es cierto que descubrí la placa inaugural y que ésta lleva mi nombre, pero hay muchas otras placas en las dependencias colegiales, y ese mismo día se descubrieron algunas de ellas. Humanamente, es comprensible que después de desarrollar una determinada labor a uno le agrade que ese trabajo sea conocido por generaciones futuras. Todos tenemos nuestro ego, y me encantaría que, cuando yo ya no esté, un posible nieto mío, al visitar la sede, pudiese sentirse orgulloso de la reforma realizada estando su abuelo como presidente del Colegio. Francamente, este tipo de críticas me parecen una ‘favada’, como decimos en mallorquín.
P.- Más allá de su actividad en el COMIB, ha impugnado la designación del doctor José Luis Suárez como jefe de Servicio de Traumatología del Hospital Son Espases, cargo al que usted también aspiraba. ¿Por qué?
R.- Ante todo, quiero dejar claro que el doctor Suárez es amigo mío, al igual que el doctor Rapáriz, y mantengo de ellos la mejor de las opiniones sobre su calidad como profesionales. Ahora bien, soy de los que piensa que las reglas están para cumplirlas, y en este caso concreto albergo serias dudas, que necesito que me sean esclarecidas, respecto a la convocatoria y sus requerimientos. Este es un derecho legal y constitucional que me ampara, y si no lo ejerciera estaría yendo en contra de mis propias convicciones. En pocas palabras, si la normativa exige un determinado nivel de conocimiento de la lengua catalana para optar a este puesto, además de un curriculum que entiendo que es el adecuado, y resulta que yo cumplo escrupulosamente este requisito, pero los otros candidatos no, entonces mi obligación es reclamar para que se me explique qué ha sucedido exactamente, porque tal vez sea yo quien no ha entendido correctamente las bases del concurso, que, al parecer, son muy claras. Por eso he presentado un recurso de reposición.
P.- Por otra parte, usted siempre se ha sentido muy vinculado a Son Espases…
R.- Tenga en cuenta que yo soy un ‘hijo’ de Son Dureta, y muchos de los que trabajan actualmente en el hospital de referencia han sido residentes y compañeros míos. Cuando la plaza salió a concurso, lo afronté con una gran ilusión y me preparé a conciencia, invirtiendo más de un año y medio en la elaboración de un proyecto de gestión que, en mi opinión, y de quien asistió a la presentación, podría resultar sumamente válido para el servicio de Traumatología de Son Espases. Quiero decir también que desde hace once años ejerzo esa misma responsabilidad en el Hospital Comarcal de Inca, de lo que me siento muy orgulloso. Nada tiene que ver una cosa con la otra. Inca es un hospital modélico, cercano, de mi comarca vital, al he dedicado muchas esfuerzos y energías desde su inicio, y me honra formar parte de su maravilloso grupo humano, en el que pretendo seguir.
P.- Como presidente del COMIB, ¿ha mantenido buenas relaciones con los responsables políticos?
R.- En general, sí. He coincidido con cinco consellers de Salut durante estos años: empecé con el doctor Vicenç Thomàs, y luego, durante la legislatura del PP, le sucedieron, por este orden, Carmen Castro, Antoni Mesquida y Martí Sansaloni. Durante mis tres últimos años de mandato, la responsabilidad ha recaído en Patricia Gómez, y, si he de ser sincero, de la actual consellera y de su predecesor, Martí Sansaloni, que heredó una situación muy complicada, es con quienes he mantenido una mejor sintonía. Sin embargo, también quiero dedicar buenas palabras para el doctor Thomàs. Siempre agradeceré la implicación que demostró durante sus años como conseller y yo presidente.
P.-Y el próximo conseller de Salut, ¿podría ser usted si el PP recupera el Govern autonómico?
R.- Hombre, yo conseller siempre lo he sido, desde que nací. Es un cargo para el que nadie puede nombrarme, ni del que nadie me puede obligar a dimitir, como ocurre con todos los que hemos nacido en mi querido pueblo de Consell. Mire, me hace una pregunta muy difícil de responder. Considero que puede no escasearme bagaje y conocimientos para asumir esa gran responsabilidad. Conozco bien tanto la sanidad pública como la privada, y asimismo la administración y la representación pública. Ahora bien, ser conseller de Salut supone renunciar a muchas cosas, y, además, hace ya tiempo que dejé de lado la actividad política municipal. Solo si las circunstancias personales lo permitieran, y se me formulara un planteamiento serio, podría considerar dicha posibilidad, pero, sinceramente, hoy por hoy no contemplo ser el futuro conseller de Salut.
P.- ¿Y presentarse en el futuro, nuevamente, a la presidencia del COMIB? Los estatutos lo permiten…
R.- En efecto, lo permiten, y podría hacerlo dentro de cuatro años. No obstante, aquí mi respuesta es categórica: no, en absoluto concurriré otra vez a presidir el Colegio de Médicos, porque estoy convencido de que la doctora García Romero lo habrá hecho tan bien que mi candidatura no tendría ninguna posibilidad de ser elegida.
Entrevista al Dr. Antoni Bennasar, expresident del COMIB. Programa Salut i Força / Canal 4 TV dirigit i presentat per Joan Calafat.