Juan Riera Roca /
El estudio de la microbiota intestinal (flora microbiana normal, o microbioma humano, microorganismos que se localizan de manera normal en distintos puntos del organismo) puede ofrecer avances para mejorar en la detección y tratamiento de una enfermedad grave y aparentemente poco relacionada: la hipertensión pulmonar.
Científicos del Centro de Investigación Biomédica en Red en su área temática de Enfermedades Respiratorias (CIBERES) de la Universidad Complutense de Madrid, liderados por Francisco Pérez Vizcaíno, han identificado, en roedores, los cambios de la microbiota intestinal (disbiosis) que han desarrollado hipertensión arterial pulmonar.
El trabajo, pionero en el campo de esta enfermedad y publicado en la revista Scientific Reports, ofrece nuevas posibilidades terapéuticas para su abordaje, según se ha informado desde el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), desde el que se desarrolla esta investigación con el centro asociado antes mencionado.
Según estas fuentes, la corrección de la disbiosis bacteriana podría tener efectos beneficiosos en la evolución de esta patología «con pronóstico todavía pobre, a pesar del desarrollo de diversos fármacos en las últimas décadas, y una mortalidad a los cinco años de entre el 30 y el 50%», según ha dicho Pérez Vizcaíno al ISCIII.
La hipertensión arterial pulmonar se caracteriza por un aumento de la presión en la circulación pulmonar como consecuencia de un estrechamiento de las arterias pulmonares. Se trata de una enfermedad progresiva que va sobrecargando paulatinamente el corazón, explican los expertos, sobre la gravedad de esta patología.
Hoy «Varias estrategias terapéuticas se pueden emplear para restaurar el perfil bacteriano incluyendo cepas bacterianas específicas (probióticos), fibra o polifenoles que modulan el crecimiento bacteriano (prebióticos), antibióticos, o incluso el trasplante de heces», sostiene el investigador del CIBERES.
La microbiota intestinal es el conjunto de microorganismos del intestino. En personas sanas la microbiota está compuesta por 100 billones de bacterias, hongos y virus, tres veces más que nuestras propias células, de modo que se ofrece con ello un amplio campo de investigación médica.
En estos momentos, con el desarrollo de las técnicas de secuenciación genética masiva y el análisis bioinformático, el estudio de la composición detallada de la microbiota se ha encontrado una relación muy firme entre la composición bacteriana de la microbiota y el estado de salud.
En general, una mayor diversidad bacteriana, es decir un mayor número de especies de bacterias, se relaciona con un mejor estado de salud. La alteración patológica de la composición de la microbiota es conocida como disbiosis. Tanto en modelos animales como en humanos, varias enfermedades se han relacionado con ello.
Entre éstas destacan enfermedades cardiovasculares, respiratorias, metabólicas, cáncer e incluso enfermedades psiquiátricas. La disbiosis no es meramente una consecuencia de la enfermedad, sino que desempeña un papel en el proceso patológico. Así, la microbiota es capaz de regular nuestro sistema inmunológico.
Siempre según informa el ISCIII, las bacterias intestinales liberan diversas sustancias que pueden ser absorbidas por el organismo y ejercer efectos sobre la salud. Además, si la función de barrera del intestino está alterada, las bacterias se translocan hacia la sangre y generan un estado de inflamación de bajo grado de manera crónica.
Referencia:
Callejo M, Mondejar-Parreño G, Barreira B, Izquierdo-Garcia JL, Morales-Cano D, Esquivel-Ruiz S, Moreno L, Cogolludo Á, Duarte J, Perez-Vizcaino F. Pulmonary Arterial Hypertension Affects the Rat Gut Microbiome. Sci Rep. 2018 Jun 26;8(1):9681. doi: 10.1038/s41598-018-27682-w.
https://www.nature.com/articles/s41598-018-27682-w.pdf