Juan Riera Roca /
Las “orejas en asa” o “de soplillo” son una deformidad congénita, debida a que las orejas no completan su desarrollo en la etapa prenatal. En estos casos, en el cartílago auricular no llegan a formarse pliegues y la consecuencia son las orejas excesivamente despegadas y los pabellones auditivos se ven excesivamente grandes, aunque ello no supone ninguna alteración funcional en la audición, por lo que los niños o adultos que la padecen oyen con total normalidad
Sin embargo, según explica el doctor Federico Pérez de la Romana, director del Instituto Pérez de la Romana, por su experiencia advierte que lo que les produce frecuentemente a las personas que padecen esta anomalía , es mucha inseguridad y falta de autoestima. “Sobre todo en niños en edad edad escolar, puede llegar a generar falta de concentración en los estudios, problemas con sus compañeros de colegio e incluso complejos o traumas psicológicos”.
El doctor Pérez de la Romana comenta que es muy importante observar la actitud del niño, para valorar la conveniencia o no de corregir sus orejas con cirugía plástica. La intervención que se realizaría en estos casos se llama Otoplastia, una operación relativamente sencilla que consiste en fijar el cartílago auricular a la pared lateral de la cabeza creando los pliegues auriculares y consiguiendo un aspecto natural de la oreja.
La corrección de las “orejas de asa” o de “soplillo” está indicada a partir de 4 años en edad preescolar para evitar la aparición de traumas escolares y complejos. Aunque puede realizarse también en edades adultas con total normalidad y seguridad”, matiza el doctor Pérez de la Romana. Esta intervención se realiza con anestesia local y sedación, y suele durar, siempre dependiendo del caso, aproximadamente una hora.
El paciente no requiere hospitalización aunque si deberá mantener es un vendaje durante una semana. Por este motivo el verano es una época ideal para someterse a esta intervención, debido a las vacaciones escolares. El resultado es muy gratificante y permanente, y no se presentan complicaciones a lo largo de su vida. “Además de la recuperación del paciente en un corto periodo de tiempo, la experiencia nos indica, que tras ella, también demuestran en su entorno familiar y escolar un cambio de conducta muy satisfactorio” finaliza.