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La capacidad de autocontrol emocional ante los arranques puede entrenarse

Joan Carles March
Profesor de la Escuela
Andaluza de Salud Pública
Autocontrol es esa habilidad de tomar las riendas de nuestras emociones. Apelamos a nuestra capacidad de autocontrol por ejemplo, cuando nos enfocamos en una tarea que debemos realizar sin distraernos. Entendemos el autocontrol como la capacidad de hacer lo que debes por encima de lo que te apetece.

Hay situaciones en las que perdemos el autocontrol: La falta de sueño o el exceso de alcohol nos pueden abocar al descontrol.

El autocontrol emocional es aquella habilidad que tienen las personas que pueden mantener sus emociones y sentimientos impulsivos bajo su control.

Y la clave está en que la capacidad de autocontrol puede entrenarse.

Conocemos que es el contagio social y sabemos que los estados de ánimo se contagian cuando compartimos espacio y tiempo con las mismas personas durante mucho tiempo. Si tus compañeros de trabajo viven estresados, aumentan tus probabilidades de sufrir la misma suerte. Esto sucede entre iguales pero también en la relación jefe-trabajador: el estado de ánimo de quien manda condiciona el desempeño de los trabajadores y afecta a la productividad de la organización.

Diversos estudios confirman que el estrés se contagia: las personas que trabajan atadas a esta dolencia no se distribuyen aleatoriamente en diferentes departamentos.

Daniel Goleman, eminencia de la inteligencia emocional, encontró que, de todos los elementos que afectan el rendimiento final, la importancia del estado de ánimo del líder y sus comportamientos son muy influyentes y se transmite a través de una organización como la electricidad a través de los cables. Sucede en un equipo que los miembros del grupo, inconscientemente, atrapan los sentimientos de los demás.

Beneficios del autocontrol

Permitir afrontar las situaciones difíciles con mayor eficiencia.

Ayudar a mantener la calma.

Ayudar a tener mayor claridad de pensamiento.

Beneficiar la relación con los demás.

Permitir controlar el estrés cuando te sientes bajo presión.

Ayudar a tomar mejores decisiones.

Aumentar la capacidad de concentración.

Mejor autoestima.

Mejorar el bienestar emocional

Una persona con autocontrol emocional:

Sabe reaccionar ante la presión o ante momentos negativos.

Se mantiene concentrado y piensa más claramente en situaciones estresantes.

No permite que la situación se le vaya de las manos cuando alguien o algo le provoca.

Y una persona sin autocontrol emocional:

Reacciona de forma impulsiva.

Suele estar a la defensiva.

Se enfada y se deprime ante situaciones de estrés.

Las consecuencias de una falta de control emocional son:

Depresión.

Resentimiento hacia nuestro entorno.

Miedos exagerados.

Sentimiento de culpa.

Perfeccionismo, tratando de prevenir los problemas y los errores.

Autocrítica exagerada.

Para mejorar nuestro autocontrol podemos hacer:

Pararnos y pensar.

Pedir valoraciones externas del problema.

Ser consciente de nuestros pensamientos.

Reconocer nuestras reacciones corporales y cambios fisiológicos.

Anticipar posibles situaciones.

Descansar lo necesario.

Utilizar el sentido del humor.

Tomar decisiones en los momentos adecuados.

Relajarse.

Ser empático.

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