La prioridad en 2018 ha sido la de sensibilizar a la sociedad española sobre la que está considerada una de las grandes epidemias del siglo XXI, y, por otra parte, impulsar una campaña de educación sanitaria dirigida a promover la prevención de esta patología, que afecta a más de 4,5 millones de personas en España, si a quienes sufren directamente la dolencia sumamos a los familiares y cuidadores En esta edición del Día Mundial, las organizaciones sociales agrupadas en torno al ámbito del Alzheimer han reivindicado la necesidad de garantizar un adecuado abordaje integral de la enfermedad que, además de combatir sus efectos sociosanitarios, se centre también en los derechos de las personas afectadas, es decir, el binomio paciente -cuidadores.
Con los datos en la mano, la enfermedad de Alzheimer se halla detrás de entre el 60 y el 80 por ciento de casos de demencia. Aunque el factor de riesgo preponderante es la edad, dado que la mayoría de los afectados tienen más de 65 años, la realidad es que ocasionalmente el Alzheimer puede manifestarse en gente más joven.
Independientemente de ello, resulta inevitable que el Alzheimer progrese, avance y empeore a medida que transcurren los años. De hecho, a pesar de que en la fase inicial los síntomas son leves, la enfermedad irá sumiendo poco a poco al paciente en el más absoluto ostracismo, hasta el punto de que perderá la capacidad de mantener una conversación o reconocer a las personas de su entorno.
El desenlace último de la dolencia es la muerte, si bien el margen de supervivencia es sumamente amplio y puede oscilar entre los cuatro y los veinte años. Precisamente por esta razón, es tan importante que la sociedad en su conjunto se involucre no solo en la atención a las personas con Alzheimer, sino también en el apoyo a sus familiares y cuidadores.