JUAN RIERA ROCA /
El cáncer de cérvix está causado por el virus del papiloma humano (HPV por sus siglas en inglés). Gracias a todos los programas de prevención primaria basados en la vacunación y de prevención secundaria con las técnicas de cribado se ha conseguido que en 2018 la OMS lo haya declarado como un cáncer erradicable.
Explica la doctora Ana Forteza, médico especialista del servicio de Anatomía Patológica del Hospital de Son Espases y profesora de la Facultad de Medicina de la UIB que de acuerdo a los avances actuales «los programas de cribado se están modificando y en ello estamos participando los servicios de Anatomía Patológica.
»Se empezó ―continúa la especialista e investigadora― haciendo las detecciones de las lesiones precancerosas con la citología, algo que se está haciendo aún ahora, y en lo que estamos es en cambiar ―como recomiendan las sociedades científicas― las técnicas de cribado de la citología a la detección del virus del papiloma humano».
Se podrían espaciar más las visitas por esta causa «ya que una detección del virus papiloma humano se podría hacer cada cinco años, mientras que la citología se hace cada tres. La sensibilidad es más alta con la detección del VPH que con la citología a ir a detectar lesiones pre cancerosas».
El cambio del paso del cribado con la citología a con la búsqueda del VPH ―explica la doctora, cuyo trabajo de doctorado ha investigado en esta línea― depende del Ministerio de Sanidad y de la Conselleria de Salud, administraciones a quienes están aconsejando que se produzca el cambio desde las sociedades científicas.
«Desde nuestro servicio ―señala la doctora Forteza― estamos preparados para asumir este cambio. Tenemos las máquinas de última tecnología para la detección del virus del papiloma humano, tecnología que está validada para cribado primario», de modo que todo depende ahora de las decisiones gubernativas.
La doctora Forteza explica que otro elemento que ha hecho variar mucho la incidencia del cáncer de cérvix provocado por el HPV han sido las campañas de vacunación, aunque «hay que seguir haciendo campañas educacionales en los centros docentes para concienciar a la gente de la importancia de la vacunación.»
El cáncer de cérvix era de una incidencia muy alta, impacto que se ha reducido mucho en los países más desarrollados: «La mayoría de casos de esta enfermedad tienen lugar en estos momentos en los países en vías de desarrollo, donde aún no se aplican los programas de prevención primaria y secundaria.»
La tesis doctoral de esta especialista e investigadora ―leída el pasado mes de junio― se basa en una serie de técnicas que se pueden realizar en el laboratorio, como es la del P16, para poder mejorar como se trata y como se sigue «a las pacientes que ya tienen lesiones pre neoplásicas y discriminar entre ellas.
»Esta discriminación ―continúa la doctora Forteza, médico anatomopatóloga y profesora― permite diferenciar entre aquellas pacientes en las que hay que intervenir y aquellas en las que bastaría realizar un seguimiento. La conclusión de mi tesis ha sido que realizando las biopsias con la técnica P16 (que nos indica cuándo el virus está integrado en las células) podríamos discernir qué pacientes precisan una actuación más inmediata, ya que sabemos que las que tienen el riesgo de progresión a cáncer con el P16 positivo es más alto, con respecto a quienes no lo presentan y cuyo riesgo de progresión es muy bajo».