JUAN RIERA ROCA / JOAN CALAFAT /Angélica Miguélez Chamorro es la subdirectora de Atención a la Cronicidad, Coordinación Sociosanitaria, Salud Mental y Enfermedades poco Frecuentes del Servicio de Salud de las Islas Baleares. Es diplomada en Enfermería por la Universidad Autónoma de Madrid, Premio Fin de Carrera, Máster en Gestión de Servicios Sanitarios y Centros de Salud 2010-2012 y miembro del Comité Editorial de Enfermería Clínica. Angélica Chamorro tiene un marcado compromiso con la actividad científica y la gestión sanitaria y un elevado número de publicaciones científicas en su haber.
P.— Coordinación sociosanitaria, atención a la cronicidad, salud mental y enfermedades poco frecuentes … son un conjunto de competencias muy vinculadas a los cuidados enfermeros y además a la estrategia de estos gobierno. ¿Cuáles son las líneas fundamentales de su departamento y qué balance hace ya de legislatura?
R.— La atención a la cronicidad era y es el gran reto desde que entramos en el Servicio de Salud. Tenemos una sociedad cada vez más envejecida y con más pacientes con un gran número de enfermedades a la vez. Y además tenemos niños con enfermedades por las que hasta hace poco pues fallecían y que ahora, con la tecnología y los avances científicos, hemos convertido en enfermos crónicos. El objetivo no era otro que dar una atención diferente, plantear un nuevo paradigma de atención a la sanidad centrado en la clasificación de los pacientes y en una correcta mirada e identificación.
P.— ¿En qué sentido, mirada e identificación?
R.— Cuando un profesional abra la historia clínica ha de ver a esa persona con una mirada diferente. Queríamos poner en marcha la línea estratégica de empoderar a las personas para que pudieran tomar decisiones en salud y avanzar de ese modo en eso que llamamos centrar la atención en el paciente y en la toma de decisiones compartida. Por eso implementamos el programa del ‘paciente activo’ para asegurar la coordinación.
P.— Una coordinación al alta que se ha revelado vital…
R.— Es que a los pacientes que sufren una gran complejidad (ancianos con muchas enfermedades, con cuidadores cansados) les damos de alta y parece que caigan el ‘Triángulo de las Bermudas’. Llegan al domicilio y están perdidos, no saben qué hacer. Por eso queremos asegurar esta coordinación y esta continuidad asistencial. Otra gran línea que hemos puesto en marcha es la de tener una mirada paliativa. Todos los estudios dicen que cuando una persona sufre muchas enfermedades y tiene dolor, insomnio… lo que realmente le preocupa es el confort, el bienestar, más incluso que la muerte. Por eso era necesario implementar esa mirada paliativa, especialmente para los pacientes más complejos.
P.— En todas estas líneas, las profesionales de enfermería juegan un papel insustituible. ¿Cree usted que durante esta legislatura se ha conseguido visibilizar y con ello potenciar el papel de la enfermera en el sistema sanitario público, con todo lo que ello conlleva de mejora de la asistencia y prevención de la salud?
R.— Algo sí que se ha visibilizado. Nosotros hemos contratado 47 enfermeras gestoras de casos precisamente para que esta línea que comentaba de la coordinación sea una realidad, que sean las enfermeras las que muevan esta maquinaria de la atención a la cronicidad, en la que tengo que decir que también es importante la implicación de otras profesiones. Los médicos han de cambiar su mirada; necesitamos más geriatras, enfermeras que desarrollen competencias y que sean realmente competentes y necesitamos la figura de otros profesionales como son los fisioterapeutas, los trabajadores sociales que acerquen a la persona al servicio y al recurso que necesita.
P.— Usted ha sido una de las protagonistas claves en la promoción y activación de la figura de la enfermera gestora de casos. ¿Qué es una enfermera gestora de casos, como trabaja en el sistema de salud y qué importancia tiene en la promoción de un sistema sociosanitario equilibrado y eficaz?
R.— La enfermera gestora de casos es una enfermera con competencias avanzadas, que conoce bien el sistema, la metodología, que tiene conocimientos en investigación y sabe interpretar sus resultados, que es capaz de hacer docencia, de cohesionar grupos y liderarlos. Con el consenso de los sindicatos hemos seleccionado personas con este perfil competencial, les hemos dado formación y ya tenemos profesionales con más competencias y con más capacidad de resolución.
P.— ¿Y sus funciones concretas?
R.— La enfermera gestora de casos intenta mover los recursos, ser el motor de cambio del sistema, pero nunca sustituir a ningún profesional que sea el referente de la persona. El médico de familia y la enfermera de familia siguen siendo quienes han de liderar el proceso de atención terapéutica y cuidados al paciente. La enfermera gestora de casos es la gran facilitadora de los recursos del sistema. En el caso del hospital, esta enfermera trabaja con el equipo, con los médicos y otros profesionales. Y especialmente en los hospitales de atención intermedia, donde se atiende a personas que necesitan más cuidados, lo que hace es planificar el alta junto con el resto de profesionales y facilitar esa salida, ya que al conocer los recursos sanitarios y sociales tiene mucho más fácil acortar los caminos y los tiempos para poder acceder a ellos.
P.— En una entrevista nos concedió hace unos meses a nuestra revista, usted hablaba de la importancia de tener siempre al paciente en el ‘radar’, que los profesionales conozcan las complicaciones de cada enfermo crónico. ¿Se está consiguiendo, qué mejoras supone este planteamiento?
R.— Se está consiguiendo. Hemos desarrollado una herramienta, la clasificación de las personas en función de qué problemas de salud y cómo son de complejos estos problemas. En la historia clínica en Atención Primaria aparece una pirámide de un color, en función de la complejidad de esa persona, aunque de momento es solo es una orientación hacia el clínico para que vea esa alarma, que el paciente sale en el ‘radar’. Lo que queremos es que los clínicos sean capaces de etiquetar a las personas a través de un módulo que hemos trabajado de desarrollo del programa de cronicidad para identificar los casos. Que el clínico sepa está ante la alarma de un paciente crónico complejo o de paciente crónico avanzado.
P.— ¿Y qué se logra con ello?
R.— De esta manera, cuando un paciente —por ejemplo, crónico avanzado, identificado así por el profesional de Atención Primaria— se descompensa, cuando el 061 recibe la llamada ya sabe que ese paciente tiene que seguir una ruta asistencial diferente y se activa una ruta para que vaya directamente al Hospital Joan March o al Hospital General. De esta manera este paciente no pasa por Urgencias, no satura el servicio y como ya le conocen, saben perfectamente qué hay que hacer ante esa descompensación.
P.— Todo ello muy relacionado, además, con esa idea de que la enfermera no tiene que quedarse en el centro de salud, sino salir a la calle…
R.— Es que la enfermera tiene que salir a la calle, tiene que salir a las escuelas porque los niños van al cole, aunque estén enfermos y tenemos que ser capaces de dar la atención sanitaria que necesitan de manera coordinada para que puedan ir al cole. Y en cuanto a los ancianos, si las enfermeras no van a los domicilios no podremos hacer una evaluación o una valoración sanitaria realmente adecuada e integral. En el domicilio pasan muchas cosas: a veces hay barreras arquitectónicas, hay camas que no son adecuadas, hay medicación amontonada que se toma de manera errónea… Si no vamos a los domicilios no vamos a poder tener a los pacientes cuidados y atendidos como se merecen y acabarán ingresando de nuevo en el hospital. Tener a los pacientes en el radar te permite también implementar actividades proactivas y planificadas, no esperar a que la gente se descompense.
P.— ¿En qué momento cree usted que se podrá decir que cada usuario —o una mayoría aceptable— del sistema de salud accede al recurso sanitario o sociosanitario más adecuado para él y para la eficacia y eficiencia del sistema, falta mucho, qué balance hace?
R.— Hemos mejorado en el acceso y estamos trabajando mucho en la coordinación. En estos momentos el gran problema que tenemos es cómo plantear que un paciente que vivía solo vuelva a su casa, cuando por su estado no lo puedes mandar allí. Quizá sea necesario un mayor crecimiento en los en los recursos sociales dirigidos a personas dependientes. Sé que los responsables ya están en ello. Hemos acortado tiempos con una coordinación excelente, tanto con la Dirección General de Dependencia, como con el IMAS. Tenemos que seguir desarrollando recursos, pero es que 4 años son muy pocos… Hemos planificado Son Dureta, espero que este verano se pueda abrir en el Hospital de Inca una unidad de media estancia coordinada con los servicios sociales, hemos planificado la residencia de Felanitx y tenemos constancia de que también desde Servicios Sociales están planificando aumentar recursos y plazas..