JUAN RIERA ROCA / Arturo Bernaldo de Quirós, presidente de la Subcomisión de Enfermería de la Unidad Docente Multiprofesional de Pediatría de las Baleares, explica que la enfermería pediátrica es un EIR (similar al MIR de los médicos) “para el cual se preparan duramente para el examen de acceso a una plaza, en la que hacen dos años de residencia donde ven todo el proceso del niño, sano y enfermo”.
Este proceso de aprendizaje, práctica y trabajo se realiza, añade el gestor, “en Atención Primaria y en los centros hospitalarios”. La intención es que “estos profesionales sean referentes en el ámbito del cuidado del niño”. La Unidad Docente se hace cargo de los EIR cuando ya han accedido a la plaza. Antes media la finalización de la carrera y el acceso a la plaza EIR.
Cristina Ramis Rivera, es enfermera, EIR1 de pediatría y apasionada de las redes sociales y aún tiene muy fresco el esfuerzo que le costó llegar a obtener la plaza: “Yo le he dedicado de 12 y hasta 17 horas diarias de estudio durante un año a preparar el acceso. Pero el esfuerzo merece la pena. Es una lástima que haya tan pocas plazas. Poco a poco se intenta un mayor reconocimiento.”
Cristina aspira a que un día “podamos equipararnos a los médicos” en reconocimiento, “porque la enfermería pediátrica es muy necesaria”. Y es que “actualmente formamos dos residentes ―explica Arturo Bernaldo de Quirós― en Son Espases y dos en Son Llàtzer y está aprobado aumentar la capacidad docente de ambos centros a cuatro residentes de esta especialidad.”
Marian Martínez Teruel, enfermera de la UCI de Pediatría de Son Espases, en pediatría y profesora asociada de la UIB y presidenta de la Asociación Balear de Enfermeras Especialistas en Pediatría (ABEP) valora que “en estos momentos somos pocas las enfermeras especialistas en pediatría en Baleares y se está reivindicando un aumento progresivo del número de EIRs”.
Y añade: “La intención es que las enfermeras con la titulación de especialistas en pediatría lleguemos a cubrir todos los puestos de Pediatría, que haya una enfermera especialista en cada puesto del hospital, de Primaria, o de cualquier lugar donde tenga que haber una enfermera pediátrica, como en el caso del transporte pediátrico, que hace poco luchábamos para que no desapareciera.”
La reivindicación de las enfermeras especialistas en Pediatría es la misma que la de los médicos pediatras, que están reivindicando la existencia de un médico de esta especialidad ―no comunitario― en cada centro de salud, “nosotras vamos a luchar por lo mismo”, concluye la presidenta de esta asociación profesional y profesora de la Facultad de Enfermería.
Y aun reivindicando el papel y la presencia de estos especialistas vía EIR, se valora muy positivamente la experiencia y el saber hacer de “muchas enfermeras que llevan años ejerciendo los cuidados en pediatría pero que no pudieron acceder a la titulación, primero porque hace poco no existía y luego porque no hubo margen para homologar todas esas plazas” destaca Bernaldo de Quirós.
“Hay un movimiento en marcha ahora ―relata Marian Martínez― para que esos enfermeros que pese a tener años de práctica acumulada no se pudieron presentar (en algunos casos solo por unos cuantos días) a la obtención extraordinaria del título de especialista, puedan hacerlo ahora en una nueva convocatoria que ha de poner en marcha el Ministerio de Sanidad.”
Sentado este apoyo a los ‘veteranos’ Bernaldo de Quirós reivindicó “quiero insistir en reivindicar la figura del EIR que aparte de la cualificación tienen la competencia en investigación y adquieren otras competencias que aportan un valor extra a su figura”. Destaca en el ámbito de la investigación la aportación, ni más ni menos, de la evidencia de que los recién nacidos también tienen dolor.
Investigación y alta cualificación profesional
“De hecho ―añade Bernaldo de Quirós― uno de los proyectos de investigación que están haciendo nuestras residentes tiene que ver con el dolor en otro ámbito como es el del niño paliativo”. Cuando Marian Martínez Teruel empezó en la UCI pediátrica “hace 23 años en la UCI neonatal el concepto era que el prematuro o el gran prematuro no tenía dolor.”
“Pero las enfermeras ―continúa Marian Martínez Teruel― percibíamos que esos niños sí tenían dolor, a través de los gestos de la cara y otros elementos. Ahora se está empezando a sedárseles un poco, a ponerles algo para paliar ese dolor. Un referente en este ámbito aquí en Mallorca es Esperanza Ponsell, doctora y profesora de la UIB, enfermera especialista desde la etapa anterior en la que existió la especialidad”.
La formación de los EIR es intensa: “Lo que hacen en sus dos años de residencia es realizar una serie de rotaciones por las unidades de referencia de atención al niño: seis meses de Primaria, experimentando el plan de salud infanto-adolescente; pasan por las urgencias pediátricas de los hospitales, haciendo todas las guardias, están en la unidad neonatal, UCIs pediátrica y neonatal.”
“De este modo adquieren todas las capacidades necesarias para cuidar al niño y la familia ―añade―. Aquí en Baleares es destacable también pasa por la unidad de cuidados paliativos pediátricos, que es un referente nacional que tenemos en las Islas. Y también pasan por el centro de atención temprana y desarrollo infantil (CAPDI) y se forman en RCP dentro del plan transversal.”
Cristina Ramis Rivera, que está en la fase inicial de la residencia, destaca que la formación universitaria “es más general, mientras que la residencia ofrece una formación mucho más especializada, con detalles en los que durante la carrera es imposible detenerse. El proceso de sacar la especialidad es posible desarrollarlo de una forma más pausada y por ello con mayor detalle”.
“El hecho de que pasamos y rotamos por diferentes unidades nos hace capaces de ver al niño en todo su proceso, tanto sano como enfermo, tanto en una unidad de cuidados intensivos, como en atención primaria, como en el CAPDI donde por ejemplo se dan competencias para el cuidado de niños que están dentro del espectro autista. Es decir, que vemos al niño en todos sus ámbitos y decidir luego una mayor formación.”