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ANTONIA PADES / ENFERMERA, DOCTORA Y PROFESORA UNIVERSITARIA EN COMUNICACIÓN CLÍNICA «La humanización clínica precisa una comunicación eficaz, cercana y cargada de simbolismos e intencionalidades»

JUAN RIERA ROCA / Antonia Pades es enfermera (1989), Licencia en Psicología (1993) y doctora en Psicología (2004). Profesora Titular de Universidad del Departamento de Enfermería y Fisioterapia de la UIB. Pertenece al grupo de Investigación TREBAORG (intervención psicosocial en el trabajo, organizaciones y recursos humanos) y al Área ANEP:Psicología. Investigadora del Institut per la Recerca Innovació Educativa. Es docente en Comunicación y Salud, Entrevista Clínica y en entrenamiento en Habilidades Sociales para profesionales de la Salud en Grado y Postgrado. Sus líneas de investigación incluyen las habilidades sociales, comunicativas y emocionales para profesionales de la salud. Ha publicado artículos científicos a nivel nacional e internacional y escrito varios libros, el último: “Hablar en Público. Instrucciones para perder el miedo” (Palma de Mallorca: Consell edicions UIB, 2019). Se considera defensora de la Humanización Clínica y su pasión es sensibilizar en la importancia de la comunicación en la relación Profesional Sanitario-Paciente y Familia. El Colegio Oficial de Enfermería de las Islas Baleares la galardonó como Enfermera del Año 2019.

P.― ¿Qué es la comunicación en el ámbito clínico?
R.―
Es una competencia clínica esencial para los profesionales de la salud… igual que las “destrezas motoras” exigidas para colocar un suero, una extracción sanguínea, un vendaje o una cura, los profesionales de enfermería requieren ser diestros en los procesos comunicativos, lo que incluye cualidades humanas y conocimientos actualizados.

P.― ¿Qué cualidades humanas y actitudes?
R.―
Respeto, empatía, tolerancia, honestidad, compasión, responsabilidad y compromiso con la tarea y con los pacientes-familias. Enseñar cualidades humanas para poder establecer una relación terapéutica adecuada es fundamental. El concepto de profesionalismo recobra aquí especial atención con elementos como empatía, respeto, interés por el otro, humanidad y trato personalizado. Para ello necesitamos contar con actitudes y conocimientos (aptitudes) que garanticen el encuentro o la relación terapéutica eficaz.

P.― Háblenos de los Seminarios de Entrenamiento en Habilidades Sociales, Comunicativas y Emocionales que desarrolla en la UIB.
R.―
Desde el 1998 estamos llevando a cabo en la Facultad de Enfermería y Fisioterapia de la UIB estos seminarios para los nuevos profesionales de enfermería en la asignatura “Comunicación y Salud”. Mi tesis “Habilidades sociales en enfermería: Propuesta de un programa de intervención” (2004) ya indicaba esta intervención como prometedora. La competencia social de los futuros enfermeros/as entrenadas aumenta, así como los niveles de autoestima e inteligencia emocional. Las competencias socioemocionales transversales completan el rol profesional de la salud.

P.― ¿Aprender a comunicar, es un proceso solo teórico?
R.―
No basta con ir a un curso, debemos intentar motivar para ese acto tan complejo, que es estar delante de un paciente y una familia, y preocuparnos por sus problemas, empatizar, comprendiendo lo que le preocupa, lo que le pasa, lo que siente (validando sus emociones) y ayudándole a adquirir hábitos saludables.

P.― ¿Cuáles son las bases de esa comunicación?
R.¬
La comunicación persuasiva y motivadora adquiere en la educación para la salud un papel relevante y prometedor. Debemos enseñar no solamente a la población enferma a poder cuidarse, sino a la población sana a prevenir la enfermedad y promocionar la salud. Adquirir hábitos saludables no es tan fácil cuando aparecen el estrés, la presión social que nos lleva a no parar a pensar qué somos y cómo nos cuidamos. Es fundamental para comunicarnos saludablemente, primero ser reflexivo antes de actuar y contar con dominio de conocimientos y destrezas o habilidades sociales y comunicativas como: la empatía, la escucha activa, la asertividad, así como ser diestro en el uso de la comunicación no verbal (mirada, sonrisa, distancia, postura, gestos, expresiones faciales y tono de voz, volumen y ritmo). La comunicación verbal tiene menos importancia que la comunicación no verbal (cómo digo las cosas) Los beneficios de la comunicación van a ser tanto para el paciente (dignificado al ser escuchado), como para la familia y para el profesional.

P.― ¿Cómo reacciona el paciente cuando la comunicación es buena?
R.―
Muchas veces hemos oído decir, “esta enfermera/este médico me gusta porque es humana y me ha escuchado”. El paciente podrá expresarse, preguntar, dialogar. Facilita la comunicación que comprenda su patología, diagnóstico, pronóstico y evolución. La comunicación debe ajustarse para informarle, educarle y motivarle para el cambio, facilitando la adhesión al tratamiento y la terapia. La comunicación le proporcionará seguridad. La falta de información o información ambigua, genera muchísima ansiedad. Contar con profesionales que sepan comunicarse bien, nos va a restar nerviosismo y facilitar la curación. La comunicación permite establecer conexiones emocionales, comprender las emociones propias y del otro, y así autorregular o controlar emociones negativas. En el actual “modelo centrado en el paciente y toma de decisiones compartida”, el uso de la comunicación es fundamental.

P.― ¿Y la familia?
R.―
La comunicación familiar es esencial, debe ser neutral, sin juzgar; simplemente escuchar, empatizar, instruir y ayudar. La familia debe ser nuestra aliada y también precisa atención y cuidados; igual que el paciente sufre ante la enfermedad y los cambios que se producen le afecta a varios niveles (psicológico, emocional, fisiológico y en sus comportamientos).

P.― La comunicación también debe darse entre colegas.
R.―
En el equipo multidisciplinar la comunicación facilita la cohesión grupal, la tarea bien hecha y en cadena, el trabajo en equipo; evita conflictos si es rica, natural y sincera. En el equipo, comunicar lo positivo y lo negativo va a resolver muchos problemas a corto y largo plazo. Transmitir información y solicitar ayuda o apoyo instrumental nos hará mejores profesionales. Lo más importante es querer comunicarse, sentir esta necesidad, y eso es lo que en el aula se fomenta; sensibilizar al alumnado hacia encuentros eficaces en el entorno práctico, tanto a nivel de hospitalario como en los centros de salud, así como contar con flexibilidad y adaptabilidad a los entornos clínicos y facilitar encuentros interpersonales eficaces.

P.― Y todo ello hacia una atención más humana…
R.―
La humanización clínica no se entiende sin una comunicación eficaz, cercana y cargada de simbolismos e intencionalidades. El emisor debe tener la intención de ayudar al receptor en un encuentro cordial, de colaboración y mutuamente influyente. El paciente nos observa y evalúa igual que los profesionales le evaluamos a él. Le debemos instruir y guiar, pero sobretodo con respeto y fomentando su autonomía, independencia y empoderamiento. El paciente es el importante y así debe sentirse. El profesional de la salud establecerá un encuentro enriquecedor donde ambas partes estén cómodas y se genere un clima respetuoso y colaborador. Es esencial un encuentro bidireccional rico y donde se debe tener en cuenta el objetivo final: proporcionar cuidados y bienestar.

P.― ¿Se adiestra también para difundir?
R.―
Pilar fundamental de la comunicación es la destreza en el lenguaje, pues necesitamos comunicar nuestros hallazgos científicos, así como los protocolos o guías clínicas actualizadas por los profesionales y que deben poder difundirse. El lenguaje debe ser rico y con terminología científica, huyendo de un exceso de tecnicismos. La comunicación escrita exige ser diestros en competencias comunicativas y también a nivel digital.

P.― La revolución digital…
R.―
El lenguaje ha cambiado y los nuevos retos en la comunicación en salud exigen que el profesional también cuente con competencias digitales (e-learning, escuela de pacientes online, e-health) entornos virtuales que precisan entender comportamientos de nuestros pacientes informados y empoderados por la red. Revisar continuamente sitios web (links), blogs, app, para poder recomendar y con garantías de calidad. Así como usar las nuevas tecnologías TIC’s adaptadas a salud. Pero contar con competencias digitales supone también identificar los peligros y los riesgos. La humanización digital donde las habilidades sociales y emocionales también deben estar presentes.

P.― Y todo ello sin olvidar el atril.
R.―
Saber “hablar en público” es fundamental para el profesional de la salud, como una competencia comunicativa o habilidad social avanzada que es cada vez más requerida y que modelo del Espacio Europeo de Educación Superior que rige la educación superior coloca como una competencia transversal estrella, esencial y útil. Instruir en comunicación supone un reto y un compromiso con el futuro profesional y un beneficio para el paciente, la familia y el equipo. Los docentes estamos interesados, motivados y comprometidos en la formación holística de los estudiantes preparándoles para el rol autónomo y responsable.

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