JUAN RIERA ROCA /
Uno de los grandes desafíos que aún plantea la pandemia de COVID19 originada por el coronavirus SARS-CoV-2 es que los médicos puedan saber cuál será la evolución en los enfermos antes que manifiesten síntomas graves, ya que en algunas personas cursa como una gripe, pero en otras desarrolla luego una fase inflamatoria que obliga al ingreso en UCI, a la respiración mecánica y en algo más de un 1% de los casos totales estimados, a la muerte.
El primer paso es poder acceder a esta predicción, clave para la instauración de uno u otro tratamiento, y maximizando que se pudiera conseguir, además, de una forma rápida y barata. En esto están trabajando investigadores de la UIB desde hace semanas. Su hipótesis de partida se basa en plantear que el coronavirus SARS-CoV-2 induce cambios moleculares característicos que se pueden detectar en el suero de los pacientes graves.
Además, estos cambios se podrían observar mediante el análisis por espectrometría de masas, una técnica que permite detectar con mucha precisión y sensibilidad prácticamente todas las proteínas que están presentes en una muestra. La metodología que desarrollan los investigadores de la UIB se basa en el análisis por espectrometría de masas del suero de los pacientes que define sus perfiles proteómicos, información sobre las proteínas que se hallan en la sangre y los tejidos.
El análisis del perfil proteómico ya se utiliza actualmente para identificar y diagnosticar enfermedades, y para saber si el cuerpo responde de forma adecuada al tratamiento. Esta técnica debería permitir establecer unos criterios de clasificación de los pacientes según la información que se pueda extraer del análisis de sus proteinas, y asociarlos a unas variables que permiten anticipar la evolución de la enfermedad desde los estadios iniciales.
Esta información sería clave para poder establecer los protocolos de actuación más adecuados según el pronóstico previsto y, de forma especial, para aquellos pacientes que puedan presentar manifestaciones más graves de la enfermedad. En definitiva, los médicos podrían tener acceso a una información clave y anticipar qué pacientes probablemente evolucionarán hacia un pronóstico clínicamente severo.
Los investigadores de la UIB analizan a 200 pacientes, que ya forman parte de otro estudio liderado por la doctora Mercedes García Gasalla, investigadora del IdISBa y profesora asociada del Departamento de Medicina de la UIB. Las muestras serán analizadas mediante dos técnicas de espectrometría de masas, MALDI-TOF y LC-HMRS, para intentar descubrir biomarcadores o patrones biomoleculares que permitan clasificar las muestras y hacer predicciones de éstas.
Estas técnicas permiten obtener los resultados de los análisis en poco tiempo (30 minutos, en el caso de MALDI-TOF y una hora, en el caso de LC-HMRS). Además, los análisis resultan más baratos, ya que no necesitan ningún equipo comercial. Si el estudio tuviera el éxito esperado, la metodología desarrollada se podría transferir con rapidez en Son Espases y en Son Llàtzer, solo configurando los equipos de análisis por espectrometría de masas MALDI-TOF que ya tienen.
El equipo de investigadores de la UIB que participa en este proyecto lo integran el doctor Sebastià Albertí, catedrático de Microbiología, investigador principal del grupo de investigación en Resistencia Antibiótica y Patogenia de las Infecciones Bacterianas y director de los Servicios Cientificotécnicos (SCT) de la UIB; el doctor Antonio Domènech-Sánchez, profesor contratado doctor y miembro del mismo grupo; el doctor Gabriel Martorell, jefe de la sección de Análisis y Tecnologías Químicas del SCT de la UIB; y la doctora Rosa Gomila, técnica del SCT de la UIB.
Este proyecto es uno de los siete que han sido financiados por el Instituto de Investigación Sanitaria de las Islas Baleares (IdISBa) en el marco de la Convocatoria de Expresiones de Interés para la Financiación de Proyectos COVID-19.