P.- ¿Qué valoración realiza de la evolución de la pandemia en las islas y su repercusión sobre el sistema asistencial?
R.- Si bien el sistema sanitario balear no se ha visto comprometido, han sido meses muy difíciles, tanto desde el punto de vista epidemiológico como asistencial. Tampoco podemos olvidar que han fallecido más de 200 personas por la COVID-2019 en nuestra comunidad. En estos momentos, la evolución de la pandemia se puede considerar adecuada, pero no nos vamos a relajar. Los recursos puestos en marcha desde el Servei de Salut y la Direcció General de Salut Pública seguirán vigentes.
P.- ¿Qué aspectos, a su juicio, pueden explicar que la incidencia del coronavirus en Balears haya sido menor que en otros territorios?
R.- El hecho de registrar el segundo caso que se detectó en España, en el mes de febrero, nos sirvió para establecer protocolos antes que otras regiones, revisar cómo podíamos actuar, qué podíamos necesitar… A partir de ahí, se sucedieron las reuniones con grupos de expertos en Salud Pública y se planificó una reordenación de todo el sistema sanitario. A pesar de lo poco que se conocía del virus en aquel momento, cuando la curva empezó a aumentar pudimos ponerlo todo en marcha, comenzando por las camas hospitalarias para COVID-19, siguiendo por las ampliaciones de las UCI, o por las UVAC (unidades volantes de atención al coronavirus)
P.- Para la población, los profesionales sanitarios se han convertido en los grandes héroes de esta situación. ¿Qué mensaje le gustaría transmitirles?
R.- El primero, gracias. Gracias por el esfuerzo, por haber estado al pie del cañón en momentos de muchísima incerteza. Gracias por haber antepuesto el interés colectivo al personal, por haber atendido a los pacientes con profesionalidad y humanidad. No me cansaré de repetirlo.
P.- ¿Ha existido una insuficiente dotación de equipamientos de protección en el caso del personal de hospitales y centros de salud?
R.- Les puedo garantizar que desde el primer momento una de nuestras preocupaciones, yo diría que obsesiones, fue que no faltara material. Movimos cielo y tierra para conseguirlo. Hemos hecho acopio de material para cuatro meses, hemos ido a buscarlo a la otra parte del mundo, a China. Han llegado decenas de aviones. El consumo de material en nuestros centros sanitarios se incrementó por diez e incluso en elementos concretos, como los monos de protección, por cien. Dada la magnitud de la demanda es posible que hubiera falta de algún producto, y por eso les pido disculpas. Pero también les digo: hemos aprendido de la experiencia. Ahora tenemos cinco almacenes llenos de todo tipo de material: más de 20 millones de mascarillas quirúrgicas, 300.000 batas, 400.000 monos… Queremos que de lo último de lo que se tengan que preocupar nuestros profesionales sea de si tienen o no material.
P.- Atención Primaria ha sido uno de los centros neurálgicos de la batalla contra el coronavirus en Balears. ¿Bajo qué criterios?
R.- Hemos elaborado decenas de protocolos que han ido evolucionando, según avanzaba la evidencia científica. En Atención Primaria se han establecido dos circuitos, uno para patologías respiratorias y otro para el resto de patologías; se ha potenciado la atención telemática y telefónica, y han sido los responsables de poner en marcha el Centro de Coordinación de COVID-19, que ahora mismo coordina a más de 150 profesionales para realizar un seguimiento estrecho y priorizar la vigilancia de los casos.
P.- ¿Hasta qué punto la labor desempeñada por los profesionales de Atención Primaria ha permitido descongestionar la situación asistencial en hospitales y UCI?
R.- Atención Primaria, el 061 y los centros hospitalarios han trabajado de manera coordinada y ello ha permitido que cada afectado tuviera acceso al recurso necesario. El hecho de que las personas con síntomas leves hayan podido ser atendidas en sus domicilios, a través de los profesionales de Primaria, ha evitado que se ocuparan plazas en hospitales que eran necesarias para pacientes más graves. A nadie le ha faltado su recurso.
P.- ¿Qué balance realiza del funcionamiento de las UVAC?
R.- Un balance positivo. Son un dispositivo creado cuando la curva comenzó a ascender. Estas unidades permitieron un seguimiento de los casos en domicilio en los momentos más duros de la pandemia. Ahora han evolucionado: se han encargado de formar a los profesionales de los centros de salud para que puedan tomar muestras y atender los casos, centrándose, además, en coordinar el seguimiento de los pacientes. En Mallorca ha habido 13 UVAC, entre las básicas, las avanzadas y las exprés, y una ochentena de profesionales ha formado parte de ellas. En estos momentos, después de una nueva reorganización, se empiezan a reducir porque parte del trabajo que asumían se lleva a cabo en los centros de salud directamente.
P.- Centrándonos ahora en el ámbito hospitalario, ¿qué criterios impulsaron la reorganización del trabajo asistencial en estos centros?
R.- El criterio básico ha sido salvar la mayor cantidad posible de vidas con una buena organización asistencial y el menor impacto posible sobre la atención sanitaria para la población. Durante estos meses también ha habido afectados por ictus, por infartos de miocardio, por accidentes de tráfico, personas que necesitaban un trasplante urgente… Por ello hemos planificado la atención con el objetivo de atender los casos de coronavirus sin dejar en ningún momento de prestar asistencia a personas con otras patologías graves y urgentes. Los hospitales han podido atender a los pacientes de COVID- 19 sin llegar a saturar recursos en ningún momento, pero también se ha prestado asistencia a las personas que necesitaban consultas, pruebas diagnósticas e intervenciones que no podían esperar.
P.- ¿En algún momento, a lo largo de esta crisis sanitaria, han estado los hospitales y UCI de la sanidad pública balear en riesgo de verse desbordados?
R.- Afortunadamente, no. La previsión y planificación fue suficiente y en ningún momento hubo ningún recurso con riesgo de colapso. En el conjunto de Balears, las UCI no han sobrepasado el 60 por ciento de su capacidad, e incluso se han habilitado camas que no se han llegado a necesitar en ningún momento. Ha habido jornadas en las que hemos tenido casi 500 camas libres en los hospitales.
P.- ¿Con qué actuaciones concretas ha respondido su departamento para dotar a los equipamientos sanitarios de los medios adecuados?
R.- Con todas las que hemos considerado necesarias. Hemos contratado cerca de 800 profesionales de diversas categorías, especialmente en el ámbito hospitalario y en Atención Primaria. Hemos comprado más de 430 toneladas de material de protección, respiradores, maquinaria y tecnología diversa para poder afrontar la situación.
P.- ¿A cuánto asciende la factura económica del coronavirus en el caso de la sanidad pública balear?
R.- En total y hasta principios de mayo habíamos destinado más de 45 millones de euros. Seguiremos dedicando los recursos que sean necesarios para preservar la salud de nuestros ciudadanos y la seguridad de los profesionales sanitarios y sociosanitarios. La partida del Ministerio de Hacienda servirá para paliar una parte de los gastos.
P.-Desde el 8 de junio todo el archipiélago balear ha entrado en fase 3. ¿Es usted optimista respecto a la futura evolución del virus en las islas?
R.- Ante todo soy prudente. Además, confío plenamente en nuestro sistema sanitario y especialmente en sus profesionales, pero es cierto que ante una situación inédi ta como la que nos hemos encontrado, no solo aquí, en el mundo entero, hay que ser muy precavidos. Por ello necesitamos la complicidad de la ciudadanía que, también hay que dejarlo claro, se ha comportado en la mayoría de casos de manera ejemplar.
P.- ¿Teme que una eventual reactivación del coronavirus, este próximo otoño o invierno, coincida con la temporada de la gripe estacional?
R.-La temporada de gripe siempre nos preocupa. Es por ello que promovemos siempre la vacunación. Puede que este año sea especialmente necesaria por el riesgo que puede suponer la circunstancia de que convivan la gripe y el coronavirus, sobre todo para los grupos de riesgo. Pero, como ya le digo, el hecho de que aún queden unos meses para que se plantee esa situación nos permitirá planificar los diferentes escenarios. El tiempo, en la lucha contra el coronavirus, juega a nuestro favor, no lo hemos de olvidar. Un sistema sanitario preparado, una ciudadanía concienciada, puede ayudar mucho a atenuar una nueva oleada.
P.- ¿Qué aspectos de la gestión asistencial y de la asistencia sanitaria introducidos con motivo de la COVID-19 han llegado para quedarse?
R.- La alerta sanitaria nos ha obligado a reinventarnos, a optimizar recursos y a apostar por otros que necesitaban un impulso. Estoy hablando de la telemedicina, especialmente. Las consultas telefónicas y telemáticas han funcionado y por ello hay que seguir potenciándolas: los pacientes, con consultas leves o incluso burocráticas, han agradecido no tener que desplazarse hasta un centro de salud para trámites que se podían resolver por teléfono. Esta asistencia, aunque tampoco ha sido fácil para los profesionales, también ha permitido mantener la intervención asistencial. Eso sí, la atención personal y la relación humana entre profesional sanitario y paciente no deberá res en tirse. Por otro lado, es fundamental la coordinación entre equipos, entre las diferentes categorías profesionales, entre las distintas especialidades y entre diferentes niveles de la atención. El conjunto del sistema sanitario debe funcionar como un todo. El 061, Atención Primaria, los hospitales y las direcciones generales deben preservar su autonomía, pero trabajar de forma más coordinada si cabe. La coordinación ha sido una de las claves en la batalla contra el coronavirus.
P.- La gran esperanza de la población es la obtención de una vacuna que se muestre efectiva. ¿Es optimista al respecto?
R.- Me gustaría creer que pronto habrá buenas noticias, ya que nunca antes en la historia se había realizado un esfuerzo de estas dimensiones, con tantos organismos coordinados en todo el mundo, para intentar encontrar una vacuna. Hay centenares de ensayos y pruebas, pero es necesario encontrarla, testarla y después producirla a nivel mundial. Cuando llegue será un alivio, pero mientras esto pasa hay que ser realista y trabajar con el escenario que ahora tenemos: no hay vacuna, apenas tenemos inmunización, y por eso hemos de ser especialmente precavidos con las medidas higiénicas y con la distancia social. El sistema sanitario, por su parte, tiene que estar preparado también.
P.- También en Balears existen grupos de investigación que colaboran en proyectos destinados a obtener la vacuna de la Covid-19…
R.- Por supuesto. Hay proyectos interesantísimos que parten de Balears, como el proyecto de investigación del doctor Carlos Barceló, del IdiSBa, sobre una proteína clave en la entrada del coronavirus al organismo, y que ha recibido financiación del Instituto Carlos III. El IdiSBa también financia hasta siete proyectos de investigación sobre la COVID-19, y en total se presentaron una cincuentena. Hay muy buena cantera de investigadores y muchas ganas de colaborar con esta pandemia. Sus aportaciones no son solo valiosas, sino que adquieren una relevancia incalculable.
P.- Con el Ministerio de Sanidad asumiendo el mando único durante la crisis, ¿está satisfecha del trabajo de cogestión sanitaria que han compartido con el Gobierno central?
R.- Sí, estamos satisfechos porque siempre hemos ido de la mano con el Ministerio. Centralizar la gestión era necesaria dada la situación excepcional en la que nos hemos encontrado y para coordinar la acción de todas las comunidades. El Ministerio de Sanidad ha ejercido esencialmente el rol de coordinador. El contacto ha sido constante con las comunidades y hemos tenido reuniones permanentes, a todos los niveles.
P.- ¿Cuál es su valoración sobre la cooperación que está prestando la sanidad privada durante esta crisis?
R.- La coordinación entre el sistema público y privado en Balears ha sido esencial. La sanidad privada también se ha arremangado en esta crisis. Desde el primer momento se ha mostrado dispuesta a trabajar codo con codo, y así ha sido. Cuando sanidad pública y privada van de la mano los principales beneficiados son los ciudadanos.
P.- ¿Cuáles son, a su juicio, las grandes lecciones que nos lega esta crisis sanitaria?
R.- Las lecciones más valiosas son que todo puede cambiar de la noche a la mañana y que la salud debe seguir siendo lo primero. Eso me lleva a la reflexión de que reforzar un sistema sanitario público, universal, equitativo, accesible y excelente ha de ser la prioridad de cualquier gobierno que se preocupe de sus ciudadanos. Espero que todo el mundo lo tenga claro a partir de ahora. Por nuestra parte, no escatimaremos esfuerzos en blindar la sanidad pública y que todos los ciudadanos puedan tener siempre disponible el recurso que necesiten.
P.- Una última pregunta, en torno a las otras actuaciones de su departamento que no están directamente relacionadas con el coronavirus. ¿Ha sido inevitable replantear toda la hoja de ruta de la legislatura?
R.- Está claro que la crisis sanitaria nos ha obligado a todos, no solo a la Conselleria de Salut i Consum, a replantear nuestros planes. Sin embargo, nuestro objetivo sigue siendo trabajar por una atención sanitaria excelente. Tengo una treintena de temas sobre la mesa para seguir impulsando. Debemos seguir de forma imparable con la construcción de nuevos centros de salud, como los Artà, s’Arenal de Llucmajor, Pere Garau, Son Ferriol, Pollença o Bons Aires; con la construcción de nuevos hospitales, y ahí están los proyectos del nuevo Son Dureta y Felanitx; con la reforma de Verge del Toro, del Hospital de Inca, del Hospital de Manacor… Tenemos que seguir reduciendo las listas de espera, contratando a más profesionales, consolidando puestos de trabajo, introduciendo nuevos servicios y técnicas asistenciales, promoviendo la salud, previniendo enfermedades, fomentando la investigación, protegiendo a los consumidores… El trabajo en la Conselleria es infinito, pero las ganas de hacerle frente y la vocación de servicio a la ciudadanía también lo son.