Preguntados los que saben, eso de la prueba piloto viene a ser algo así como que mientras un tipo de Móstoles o de Palencia no puede venir a bañarse al ministre en Formentera o a la playa de Palma, cualquier Alemán que sepa contar hasta diez mil puede hacerlo.
LA prueba piloto es un vacile de última generación, es una forma de seguir con el palabreo siguiente al clásico “nueva normalidad” y “corredor sanitario”, culminar en una forma conejera de saber de qué forma podemos mestizar los virus germano-baleares, una forma de hermanar por vía de la saliva a todo el que quiera venir a hacer turismo vírico.
Si no hubiéramos demostrado científicamente que nuestra directora general de salud plástica, Maria Antonia Font Oliver, es gafe para los acontecimientos infectocontagiosos, recrearíamos que precisamente el día después de desplegar nuestro corredor sanitario más seguro, Alemania explota con un macro-foco covid relacionado con lo cárnico, una forma de traernos la salchicha medio hecha para cocinarla lentamente en el fuego de nuestras UCIS.
Si no fuera por el brote de Listeria, la Salmonella y el covid, todos ellos recaídos ante el mal fario de nuestra directora basural, pensaríamos que no hemos tenido bastante; que lejos de probar con directrices sanitarias rígidas que se antepusieran a medidas económicas, hemos preferido el chucrut y el muro de Berlín para encerrarnos con sus piedras caídas y decadentes.
Ver a Patricia Gómezdemisamores es darse cuenta de lo roja que tiene las rodillas, apreciar lo genuflexa que se gasta en una crisis sanitario-económica en la que siendo conejo de indias hemos renunciado a hacer pruebas serias, las pruebas que llevamos pidiendo desde el origen de la pandemia. Y todo a cambio del rojo gambanero Alemán, a cambio de la rubia que se bebe el alemán mientras nos importa secreciones de corredor de la muerte en el biergarden.
Reconozcamos que siendo fácil plegarse a ser cobaya hubiera sido igualmente fácil hacer exactamente lo mismo que ha hecho Canarias: renunciar a corredor sanitario alguno, renunciar a ser ratón de laboratorio europeo alguno sino se hacen pruebas de PCR a todo ajeno que entre en su Comunidad autónoma. El virus de las rodillas rojas de Gómezdemisamores se ha venido contagiando al de la Presidenta Armengol, y tiene visos de dejar más muertos que políticos vivos y coleando a nuestro coste y sin ERE alguno.
Verlas a coro sacar rodillas repitiendo como conejas que su gestión de la crisis ha sido impecable es recordarles que en esta viremia no hay listos, sólo idiotas creyendo que lo son.
Que haber tenido la suerte de tener pocos infectados y pocos muertos no es que sea mérito a su gestión sino simplemente la suerte de los principiantes, no haber tenido un foco de guiris contaminantes al principio de la pandemia.
Ni pruebas a los que vienen, ni obligatoriedad de tener un seguro sanitario por si vienen enfermos. Al paraíso que pagamos todos se viene a pelo. Que Dios les pille colocados.