En una plaza llena de mierda donde la irresponsabilidad de la falta de control de nuestra consellería de Salut hace que -tal como veníamos anunciando- los irresponsables terminemos siendo siempre los mismos, tenía que llegar el momento de cubrirnos las vías respiratorias del hedor de la inacción de Patricia Gómez y de Juli Fuster.
¿Es que no hay nadie en esa puta casa que se entere de algo y que exija responsabilidades? Me explico.
Imagínese -Dios no lo quiera- que hubiera sido usted el responsable sanitario de nuestra comunidad autónoma en la llegada del covid. Imagínese que se ordena desde el govern Francino que todas las consellerías remitan al boletín oficial de nuestra comunidad las propuestas más urgentes para acometer la grave situación económica y sanitaria que soportamos. Imagínese por un momento que lo que usted manda al BOIB para el “decreto ley 8/20 de medidas urgentes y extraordinarias para el impulso de la actividad económica para paliar los efectos de la crisis ocasionada por Covid-19” es lo siguiente: “el personal temporal que en el momento en el que entre en vigor este decreto no tenga el título oficial de psicólogo especialista en psicología clínica y esté prestando servicio en alguna plaza de las categorías estatutarias de psicólogo…deberá conservar esta categoría y deberá mantener sus retribuciones actuales…” Eso es, literalmente, lo que remite la dirección de recursos humanos del Ib-Salut al BOIB. ¿Sorprendente, verdad? Resulta alucinante que de todos los problemas excepcionales del sector sanitario en estos tiempos de pandemia, de médicos sin EPIS, enfermeras sin turnos, personal auxiliar realizando funciones que no les corresponden, infectados, muertos, personal sin cobrar las retribuciones que les corresponde… al director de recursos humanos, Biel Lladóse le ocurra mandar algo que afecta exactamente a 41 personas, a 41 psicólogos que tienen la especialidad de psicología clínica. ¿por qué será? Sería inimaginable poder pensar que detrás de esas medidas urgentes lo que se estuviera midiendo fuera a ver quién la tiene más larga, que el amor a las medidas propuestas fuera finalmente la medida de todas las cosas.
Sería un escándalo que en plena pandemia, por poner un ejemplo absurdo, una psicóloga menorquina sin especialidad, la líder de los PESTOS, Magdalena Yebra, conservara su puesto de trabajo interino gracias a esa sorprendente instrucción, pese a las denuncias históricas de la plataforma de psicólogos clínicos interinos del servicio de Salut a la oposición recientemente convocada, una medida tan importante, tan urgente y tan numerosa que concentró a 84 psicólogos, estos sí en posesión de la especialidad, para ocupar una de las 53 plazas convocadas.
La máscara esconde lo que la mascarilla tapa, porque el amor contamina más allá de lo imaginable pero se protege cuando se practica, aunque sea en silencio.
Ni las fotos, ni las confidencias tienen nada que hacer cuando lo que anda en juego es asegurarse un futuro que se adivina judicial, penal y tristemente judicial.
Se puede ser idiota, puedes imaginarte que el resto lo es, pero cuando con tu firma te haces cómplice, el amor y el delito cambian de color. Suerte