La máxima autoridad mundial a nivel sanitario, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), acaba de vaticinar, hace apenas unos días, una realidad que ya nadie se atreve a negar ni desmentir: los próximos meses van a ser muy duros en cuanto a la evolución de la Covid 19 en el conjunto del planeta, y, desde luego, ni Europa, ni España, ni, por supuesto, Balears, van a constituir una excepción. En este sentido, el doctor Ghebreyesus ha hecho llegar un mandato a todos los gobiernos: deben actuar, y hacerlo, además, de forma inmediata. ¿Significa ello que avanzamos hacia un nuevo confinamiento como el que vivimos durante varios meses, a partir del momento en el que, un sábado 14 de marzo, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, anunció la imposición del estado de alarma?
El máximo dirigente de la OMS opina que no necesariamente ha de ser así. Desde su punto de vista, si los gobiernos centran sus esfuerzos no en marear la perdiz, como desgraciadamente ha venido ocurriendo hasta ahora en muchos casos, sino en potenciar las labores de detección de casos, rastreo de contactos e imposición de cuarentenas parciales en aquellas zonas que presenten una situación más crítica, las medidas más drásticas, y entre ellas el confinamiento, podrían eludirse. No obstante, Ghebreyesus ha lanzado una advertencia demoledora: algunos países están transitando por “caminos peligrosos”, utilizando su misma expresión. ¿Y qué caminos peligrosos son estos? Pues, evidentemente, una evolución muy negativa de la Covid 19 que está redundando en un aumento exponencial de los contagios, el colapso de hospitales y equipamientos asistenciales, y una creciente y asfixiante presión sobre el sistema de salud.
El director general de la OMS no pronunció el nombre de ningún territorio en concreto, pero resulta evidente que España podría muy bien identificarse con estas coordenadas. Basta con echar un ojo a las estadísticas más recientes facilitadas por las Comunidades Autónomas al Ministerio de Sanidad para darse cuenta de que nuestro país no se halla lejos de caer nuevamente en el precipicio. Frente a ello, se imponen varias opciones. Una es la que ha defendido el doctor Ghebreyesus en cuanto a la necesidad de que los gobiernos actúen con decisión ante esta amenaza mundial. La segunda, bien podría tener que ver con la actitud de todos nosotros. En la primera oleada, allá en los primeros meses de este infausto 2020, tuvimos que lamentar, si nos circunscribimos a España, la equivocación de haber actuado como el peatón que camina sobre la vía y, al darse cuenta de que el tren se acerca, en vez de apartarse, sigue avanzando sin desviarse ni un ápice de su ruta.
Sin embargo, no es el tren, o, en este caso, el coronavirus, el que debe apartarse, sino nosotros. La pandemia no lo hará. Al contrario, su instinto de supervivencia como virus le empujará a seguir propagándose y difundiéndose.