Pensar y sentir que teniendo unas cifras para estar en fase 2 con toda la actividad abierta, con una tasa de positividad más baja que la moral vacunadora del Obispo, con unas UCIS al 25% de capacidad ,y que estás encerrado a cal y a canto por el miedo del govern a que pases la 4 ola que ya ha previsto nuestro impresentable futuro-hablante Mr. Arranz, tiene cojones.
Si el negocio que nos hunde en la miseria es que cuando tenemos unos buenos números cercenan nuestra libertad para que no nos infectemos (teniendo las vacunas que no tenemos) y cuando tenemos malos números necesariamente deben encarcelarnos, entonces es cuando entendemos el negocio de la libertad en el que estamos abducidos. Han descubierto que su negocio es nuestra libertad de balido, que la única gestión efectiva que han hecho es tenerte acojonado, tan acojonado como para si quiera ser capaz de escribir y describir, para pensar más allá del miedo.
Es el miedo del govern a dejar de serlo, a dejar de estar donde está y no la enfermedad la que dicta las decisiones. No es la cepa británica, es la variante consolat.
El mero hecho de ver el plantel de asesores, de que Marga Frontera sea la cabeza mal-pensante en la desescalada, es suficiente para que entendamos lo que nos está ocurriendo. Recorrer día a día ninguna de sus decisiones, buscar su nombramiento sin que exista, el hecho de que esté más escondida que la Sputnik que alguno intenta comprar en el mercado negro, es saber en manos de quién no estamos.
Que los baleares abaleamos en la vacuna es una de las pocas verdades que se han dicho desde que naciera el SARS hace hoy un año exactamente, unas felicitaciones que nos mandamos por adelantado comparando encierros, recortes sanitarios, maltratos y demás sinlibertades. Y todo a cambio del gesto de un supuesto premio con el que el Govern se premia a sí mismo.
Somos un año peores.
Si abalear es disparar contra alguien y el balear no se mueve así lo maten, no es fácil interpretar que estamos en nuestro silencio disparando contra nosotros mismos. Si alguien cree que nos salvaremos como el barón Munchausen, estirando de nuestro propio cabello una vez en el hoyo del sol y playa, es que está -además de muerto- aborregado, arrebañado en lengua.
Palabra de médico-forense.
Cuando un alumno levanta la mano y te pregunta si puede ponerse la mitad de una Pfizer y la mitad de una Moderna como quien se pone mitad al psib mitad a podemos; cuando otro alude a una cláusula de conciencia alegando un negacionismo exclusivo para la de Astrazeneca, cuando te preguntan dónde está el consentimiento informado de los vacunados, uno oye que hay drama a la vista.
No sé si somos lo que nos merecemos, pero sí sé que somos lo que otros no se merecen que seamos.
¿Premio? ¿premias a quién maltratas o a quien se deja maltratar?