Mario Pascual, de la Unidad de Investigación en Salud Digital (UITeS) del ISCIII, y María Romay-Barja, del Centro Nacional de Medicina Tropical (CNMT) y autora principal de la investigación, en los jardines del Campus de Chamartín del ISCIII.
Un equipo del ISCIII publica recientemente en la revista British Medical Journal Open una investigación que describe cómo los pacientes con COVID-19 gestionaron la enfermedad en su domicilio durante la primera ola de la epidemia en España. El estudio, que analiza las diferencias en los conocimientos, actitudes y prácticas preventivas de estos pacientes en comparación con la población no infectada, está liderado por la investigadora María Romay-Barja y se ha desarrollado gracias a la colaboración entre el Centro Nacional de Medicina Tropical (CNMT), la Unidad de Investigación en Salud Digital (UITeS) y el Centro Nacional de Epidemiología (CNE), todos del ISCIII, y la Universidad de Murcia.
Mediante una encuesta telemática, los investigadores realizaron un estudio transversal de personas con 14 años o más que vivían en España durante el confinamiento total de 2020. El trabajo, el primero que describe cómo las personas afectadas por la COVID-19 manejaron su enfermedad en casa durante la primera ola de coronavirus en España, ha hallado diferencias estadísticamente significativas en la prevalencia según las características sociodemográficas, en las condiciones de hospitalización, en la confirmación del diagnóstico de la enfermedad, en el tratamiento y en el aislamiento domiciliario según la edad, siempre según se informa en la página web del ISCIII.
También se han encontrado diferencias significativas en los conocimientos, las actitudes, el impacto emocional y el comportamiento preventivo entre los casos con COVID-19 y la población no infectada. 3.398 ciudadanos completaron la encuesta, con una media de edad de casi 50 años (49,6%) y según los resultados obtenidos, la enfermedad fue significativamente más prevalente entre las personas casadas y que realizaban su trabajo fuera de su domicilio. La mayoría de los casos de COVID-19 pasaron la enfermedad en su casa (84,0%) y la investigación ha encontrado diferencias también significativas basadas en la edad con respecto a las condiciones de autoaislamiento en el hogar.
Además, quienes habían pasado el COVID-19 mostraron mejores conocimientos sobre los síntomas y la transmisión de la enfermedad que la población no infectada. Por otro lado, los casos de COVID-19 se sintieron más deprimidos durante el confinamiento y mantuvieron, tras su enfermedad, un mejor comportamiento preventivo que la población no infectada (por ejemplo, usando siempre mascarilla fuera del hogar). Otra de las principales conclusiones de la investigación es que los casos de COVID-19 tuvieron dificultades para cumplir con las condiciones recomendadas para el autoaislamiento domiciliario.