La Dra Juidith Balmaña, responsable del Grupo de Genética del Cáncer y miembro de la Unidad de Cáncer de Mama del VHIO y co autora de la publicación, una de las investigadoras del estudio OlympiA, formando parte de su comité de dirección por el grupo SOLTI y co-presidenta del subcomité de genética del estudio en representación de VHIO.
Olaparib reduce recaídas en pacientes con cáncer de mama que tienen una alteración genética hereditaria en los genes BRCA1 o BRCA2. Olaparib es un fármaco que inhibe la proteína PARP, que desempeña una función clave en la reparación del ADN, cuyo uso actualmente está aprobado en pacientes con cáncer de mama metastásico, cáncer de ovario, cáncer de próstata y cáncer de páncreas y una alteración en los genes BRCA1 o BRCA2.
El estudio OlympiA, en el que ha participado el Vall d’Hebron Instituto de Oncología (VHIO), que forma parte del Campus Vall d’Hebron, amplía el uso de este fármaco hacia el cáncer de mama precoz y ha demostrado su utilidad para evitar el riesgo de recaída en estas pacientes en más de un 40%.
Estos resultados, que se publican en The New England Journal of Medicine y que se presentan en la sesión plenaria del congreso virtual de ASCO, abren la puerta a un cambio en la práctica clínica por la oportunidad que ofrecen de lograr la curación en pacientes con una alteración hereditaria en los genes BRCA1 o BRCA2.
En el tratamiento del cáncer cada vez tienen más protagonismo las terapias dirigidas, enfocadas a una característica molecular específica del tumor, que es clave para su invasión o división continua. Olaparib es uno de esos fármacos, que inhibe la proteína PARP, fundamental en los procesos de reparación del ADN.
Hasta la fecha, su uso en cáncer de mama estaba restringido al contexto de la enfermedad metastásica en pacientes con una alteración genética en BRCA1 o BRCA2. Pero los datos del estudio OlympiA avalan la ampliación de su uso en pacientes diagnosticadas de un cáncer de mama precoz.
“Estos datos suponen un gran avance clínico, porque indican que las pacientes con una alteración genética hereditaria en BRCA1 o BRCA2 pueden recibir un tratamiento dirigido con un elevado impacto en su posibilidad de curarse, ya que estamos hablando de fases iniciales de la enfermedad”, explica la Dra. Judith Balmaña.
La Dra Balmaña es la responsable del Grupo de Genética del Cáncer y miembro de la Unidad de Cáncer de Mama del VHIO y co autora de la publicación, una de las investigadoras del estudio OlympiA, formando parte de su comité de dirección por el grupo SOLTI y co-presidenta del subcomité de genética del estudio en representación de VHIO.
En este estudio OlympiA participaron un total de 1.836 pacientes portadoras de una mutación germinal en BRCA1 o BRCA2 con un cáncer de mama precoz y HER2 negativo. En el estudio se evaluó la eficacia de olaparib después del tratamiento convencional de quimioterapia, cirugía y radioterapia para evitar la recaída de la enfermedad.
“No hay que olvidar que estas alteraciones genéticas en BRCA1 o BRCA2 suelen predisponer al diagnóstico de tumores potencialmente agresivos y a una edad joven”, recalca la Dra. Balmaña. El estudio aleatorizó a las pacientes en dos grupos, uno que recibió olaparib y otro al que se le administró placebo.
En ambos casos se les dio el producto el placebo junto a un tratamiento hormonal si el tumor era receptor hormonal positivo, todo ello después de finalizar el tratamiento quirúrgico, de quimioterapia y radioterapia convencional. El tratamiento se administró durante un año y se pudo comprobar que olaparib era capaz de reducir la recaída.
“Hemos demostrado que con olaparib se logra una reducción superior al 40% de tener una recaída de la enfermedad respecto al grupo control”, explica la Dra. Balmaña. A 3,5 años de seguimiento, se pudo ver que la reducción absoluta del riesgo de recaída a distancia en el grupo de olaparib era del 7% respecto al grupo control.
“En cuanto a recaída de enfermedad invasiva, esto significa que a los tres años en el grupo con placebo un 77% de las pacientes no tenía una recaída, y este beneficio se amplió hasta el 86% en las pacientes tratadas con olaparib. Eso supone una importante oportunidad de curación y, sin duda, va a suponer un cambio en la práctica clínica”.
Son palabras de la Dra. Balmaña, quien, además, recalca que la toxicidad de este fármaco es baja y que su administración es oral, lo cual permite mantener una buena calidad de vida. Los genes BRCA1 y BRCA2 producen proteínas supresoras de tumores, ayudando a reparar el ADN dañado y asegurando la estabilidad del material genético.
Sin embargo, cuando se produce una mutación en alguno de esos genes, la proteína correspondiente deja de funcionar correctamente y hay más probabilidad de presentar alteraciones genéticas adicionales que puedan resultar en un cáncer. El riesgo de que una mujer pueda desarrollar cáncer de mama o de ovario aumenta considerablemente si hereda una mutación dañina en el gen BRCA1 o en el gen BRCA2.
Algunos estudios señalan que las mujeres que heredan alguna de esas mutaciones tienen hasta un 70% de posibilidad de presentar un cáncer de mama frente al 12% de la población no portadora. Aunque una mutación en los genes BRCA1 o BRCA2 supone un mayor riesgo de desarrollar cáncer, también hace que los tumores sean especialmente sensibles al tratamiento con olaparib.
Se trata de un inhibidor de la proteína PARP y es el primer tratamiento dirigido a las células tumorales que presentan una deficiencia en la vía de reparación del ADN por recombinación homóloga, como son, precisamente, esos tumores con una mutación en BRCA1 o en BRCA2. “Este fármaco ya había demostrado su utilidad en el tratamiento de pacientes con cáncer de mama metastásico.
Con los resultados del estudio OlympiA, se da un paso adelante y se demuestra que ofrece un importante beneficio en la posibilidad de curación en una etapa inicial de la enfermedad”, concluye la Dra. Saura, jefa de la Unidad de Cáncer de Mama del Hospital Universitario Vall d’Hebron (HUVH) y jefa del Grupo de Cáncer de Mama del Vall d´Hebron Instituto de Oncología (VHIO).