Y como es jueves, y como acaban de salir publicados los catorce folios de la sentencia del Tribunal Supremo que anula el que era ya por sí mismo ilegal “toque de queda”, nos recreamos en la razón de lo que hemos venido escribiendo durante los últimos ocho meses, letra a letra manchada de la palabra libertad, atentada por todos sus extremos, por todas sus comas encerradas bajo la llave de cada una de estas además 25 noches en las que la oscuridad ha venido a darnos la razón. Y como llevamos avisando artículo tras artículo, letra tras letra, ha sido el Tribunal Supremo y no yo mismo quien ha puesto coto al exceso liberticida y desproporcionado de unas medidas absolutamente injustas con nuestros números pandémicos. No hay que ser un genio del insulto para decir alto y claro que si alguien en esta comunidad autónoma tuviera cojones estaría en este momento querellándose desde vía Alemania contra el consejo de govern que ha permitido este atraco a la libertad.
Si tuviéramos que recordar, simplemente, que el alto tribunal ha entendido a la perfección la obviedad aquí escrita hace siglos víricos de que con una simple resolución de una inepta consellería, con un simple decreto de un antideportivo consejo de govern, te han liquidado la libertad de movimiento, de desplazamiento, de reunión, y te han cercenado arbitrariamente y a sabiendas la posibilidad de estar con tu familia, tendrían que hacernos un monumento en la Faixina. Si al tonto le va el pirulí, a los recién llegados a la restricción de libertades les va la tuerca, la vuelta de tuerca a los derechos constitucionales, a la desproporción de las medidas. Sí, es jueves, y como si fuera una revista cómica más, oímos el castellín absurdo del portavoz Negueruela en el que todavía no se ha dado cuenta de que no pinta nada en nuestra libertad, de que no es siquiera capaz de esgrimir la más mínima disculpa en ese disfrazado catalán de ría, que supongo que será el mismo defecto en el mismo restrictor.
Hablaríamos de error de Govern si la reiteración consciente en el error no se llamara de otra forma, si a ese comportamiento injusto e insistente no se le llamara voluntad. Y no siendo un tema político, siendo simplemente un tema de gestión política delictiva, lo importante no radica en el error, ni incluso en que fuera voluntario. Lo trágico de todo lo sucedido estos 25 días radica en que estos irresponsables han preferido este atentado a sabiendas que someterse ellos mismos al riesgo de que sus ineptas decisiones les llevaran a tener que asumir alguna responsabilidad, responsabilidad que es precisamente el motivo por el que les pagamos su sueldo. Deja de salvarnos, Negue, deja de encerrarnos y deja de arruinarnos, que este muerto huele a adelanto electoral. Suerte en la libertad a tod@s, y nos vemos hoy a las cero horas donde siempre.