Ignacio García-Moris tomó posesión como presidente del Colegio de Dentistas de Balears en octubre de 2019. No lleva ni dos años en el cargo, pero ya ha tenido que lidiar con la pandemia en sus primeros compases de mandato al frente de la institución colegial. Licenciado en Odontología por la Universitat Internacional de Catalunya, es máster universitario en Cirugía Bucal por la Universidad de Sevilla. Es odontólogo en el Ib-salut desde 2008 hasta la actualidad. Actualmente destinado a pacientes especiales en el Hospital General Y Hospital Universitario de Son Espases, además de disponer de consulta privada. Conversamos con él para saber sus líneas estratégicas en el Colegio de Dentistas de Balears.
P.- En octubre de 2019 tomó posesión la nueva Junta Directiva del Colegio que usted preside. No hace ni dos años, y encima ha habido una pandemia. ¿Qué balance hace?
R.- Si pudiera resumirlo en dos palabras sería una montaña rusa. Han sido dos años complicados por la pandemia. Manejamos más de un 90% de profesionales que ejercen en la privada y lo primero que tuvimos que hacer es cerrar las consultas, dejando urgencias. Primero queríamos saber cómo hacer frente al virus desde la profesión. Decidimos atender urgencias y los ingresos de los colegiados se vieron afectados y necesitaban soluciones.
P.- ¿Qué hicieron durante la pandemia como institución, por ejemplo, a nivel de formación?
R.- La formación la canalizó principalmente el Consejo. Nosotros como Colegio decidimos centrarnos al 100% en resolver los problemas de los colegiados sobre cómo poder hacer el trabajo correctamente frente al virus en sus consultas. Hicimos un guiño a la colegiación y quitamos un trimestre de pagos a los colegiados para ayudar en lo posible.
P.- Usted ha dicho en alguna ocasión que la pandemia ha marcado un “punto de inflexión en las consultas de Odontología”. ¿Sintieron miedo al principio?
R.- El problema inicial era la falta de información. En nuestra profesión de Odontología ya tenemos mucha experiencia en el uso de equipos de protección. Solemos emplear gafas de protección y mascarillas porque trabajamos con aerosoles éramos una profesión de mucho riesgo dentro del ámbito sanitario. Dejamos trabajar a los especialistas para que nos guiaran, empezamos solo atendiendo urgencias y preparándonos mientras nos abastecíamos de material para la seguridad de los pacientes y de los profesionales de las clínicas.
P.- ¿Qué le parece cómo fue la campaña de vacunación de su colectivo?
R.- Los odontólogos de la pública y de la privada fueron objeto de una separación a la hora de vacunarlos, sin que sepamos el motivo. Es cierto que a los dentistas de la pública se les vacunó antes, fue un periodo corto, donde se vacunaba a gente no tan expuesta como los dentistas y los colegiados sí nos transmitieron su deseo de haberse vacunado antes. Desde el Colegio trabajamos con la Conselleria de Salut para hacerlo cuanto antes. Se empezó a vacunar por Menorca, Ibiza y Formentera y no tiene por qué ser Mallorca la primera isla.
P.- ¿Por qué se presentó a las elecciones? ¿Por qué este paso?
R.- Intento que no sea una Junta presidencialista. Quiero que todos mis colaboradores tengan su parte de trabajo dentro de la Junta. Nos reunimos un grupo de la antigua Junta y decidimos dar el paso porque pensábamos que era el momento de “gente más joven”. Siempre se queja todo el mundo en redes sociales y era momento de arrimar el hombro y era la oportunidad de poner nuestro granito de arena y nos presentamos.
P.- Es un reto importante, imagino.
R.- Al principio me dio un poco de vértigo porque represento a más de 800 colegiados y es una gran responsabilidad. Creo humildemente que mantenemos el nivel de la antigua Junta.
P.- El 1 de julio se celebró la Asamblea General. ¿Qué destacaría?
R.- Intentamos mejorar la comunicación entre Colegio y colegiado y para ello, debemos proponer buenas acciones y que el colegiado pueda atenderlas. En los últimos años, las Asambleas han tenido menos asistencia y el reto actual es que cada año venga más gente a proponer cuestiones profesionales del futuro. Es el momento de escuchar a los colegiados y que aporten.
P.- ¿Falta más prestaciones en la Odontología pública?
R.- La Odontología pública necesita ampliar prestaciones. Sobre todo, a los sectores más desfavorecidos, pacientes especiales que sufren autismo o síndrome de Down, por ejemplo. Debemos darle más cobertura, porque tratar este tipo de pacientes en consultas privadas es complicado porque muchas veces no queda más remedio que acudir a la anestesia general y es un gran coste para la familia. También incrementaría en embarazadas o niños.
P.- ¿Qué relación tienen con la Escuela Universitaria ADEMA?
R.- España tiene un problema y es que en nuestro país hay demasiadas universidades de Odontología, salen cada año demasiados odontólogos, si lo comparamos con lo que absorbe el mercado. Al principio estuvimos expectantes, pero la verdad es que el número al año de estudiantes no ha aumentado en ADEMA, la formación es muy buena y sabemos tender puentes con dicha escuela universitaria de nuestra comunidad para hablar de temas que interesan a ambas instituciones.
P.- Usted tiene dos caballos de batalla en los que ha incidido: las recetas privadas y el intrusismo.
R.- Sobre las recetas privadas, el problema es que cada colegiado debe tener su talonario para poder recetar. Antiguamente, escribiéndolo en un papel ya valía. No es que se falsifique, es que algunos, ni mucho menos todos, diríamos que no las hacen adecuadamente, como dice la ley. Con su talonario. En el tema del intrusismo nos debemos apoyar en la Ley de 1986, que indica cuáles son las atribuciones que tiene un dentista, un higienista y un protésico dental. El problema es que a veces son trabajos que se puede diluir el margen de dónde está uno y otro. El Colegio se ciñe a lo que dice la ley, sin pretender una guerra con protésicos ni higienistas. Seguro que podemos hacer con ellos un buen equipo para que el trabajo sea excelente.
P.- Alguna vez, usted ha matizado o recordado que el blanqueamiento es un tratamiento odontológico…
R.- Vamos a ver, el blanqueamiento es un tema estético, pero debemos hacernos antes una revisión porque provoca hipersensibilidad o, si tiene una caries, puede agravarla. Lo que queremos es que pasen antes por un dentista y recomendamos que estén supervisados por un profesional porque son tratamientos bastante agresivos.
P.- ¿Cada cuánto hay que acudir al dentista?
R.- Hay que diferenciar etapas en la vida. A los niños aconsejaría cada seis meses. Su higiene oral es peor y cambian la dentición y debemos vigilar la oclusión. Es conveniente una vigilancia con mayor frecuencia en esa edad. En una persona adulta, si tiene una buena higiene oral, cada 9 o 12 meses basta. Pero empezaría por 6 meses y según lo que diga el dentista, seguiría su pauta indicada. Eso recomienda el Colegio.
P.- ¿Se sienten estigmatizados por la sociedad? Siempre se dice que ir al dentista es duro económicamente, o cuando en la vida tenemos un problema se dice que “es más duro que un dolor de muelas”, etc.
R.- Es una de nuestras prioridades en el Colegio, mejorar la imagen que la sociedad tiene del dentista. Hace poco hicimos una campaña con la AECC de Balears sobre el cáncer oral. Lo que queremos es que la población tenga claro que la higiene oral es fundamental. Hay patologías que derivan de un problema dental: cardiacos, hay estudios que ya lo vinculan al Alzheimer, etc. Queremos que la población tome conciencia de la importancia de la salud oral y que el dentista que no es el de hace 100 años que arrancaba la muela, hay anestesia o métodos para que haya poco o nada de dolor.
P.- ¿Es el verano una mala estación para la boca?
R.- Hay que tener cuidado porque en vacaciones tenemos peor rutina en nuestra higiene. Se sale más, se come, no se lava tanto y hay que cuidar la boca también.
P.- ¿Cuál es el problema más común?
R.- La caries es la patología estrella de la Odontología y no es solo un factor, el que interviene: la dieta, la higiene, la flora bacteriana y el tiempo que pasa entre cepillado y cepillado. Son variables y si no se respetan, se tendrá caries. Hay que cuidarlo todo en sí. Acudiendo también al dentista para las revisiones periódicas.
P.- ¿Cuál es el perfil del paciente de las islas?
R.- El 8% que va al densitas es menor de 8 años, el 16% es niños entre 9 y 18 años, el 20% es gente de más de 65 años y luego está el resto del abanico. De este porcentaje, un 4% son embarazadas. El ciudadano de las islas se cuida la boca, pero siempre es mejorable, claro. Estamos tomando conciencia todos de que la boca es importante y hay que cuidarla.
P.- La última, ¿qué le aporta su trabajo en el Hospital General?
R.- Mucho. Dentro del Hospital General tenemos la consulta que tratamos a niños y adultos, que son especiales, con autismo, por ejemplo, que son complicados de tratar en la consulta privada. No estoy solo, hay un gran equipo conmigo de auxiliares, administrativos, de quirófano, estoy encantado. Es un reto, vamos creciendo año a año, es algo que me compensa mucho emocionalmente. No lo cambiaría por nada del mundo porque llena mucho.