Hace medio año que de un día para otro los contagios de COVID19 fueran 200 más que la víspera hubiera supuesto una señal de alarma grave. Hoy la variante Ómicron del coronavirus SARS-CoV-2 ha cambiado las reglas del juego y aunque los 959 nuevos contagios conocidos sean 188 más que ayer, las autoridades sanitarias siguen tranquilas, hablando de desescalada.
Primero ha sido la retirada de la mascarilla en los patios y hoy, el Consejo Interterritorial de Salud (entre el Ministerio de Sanidad y las consejerías de salud) ha decidido que la mascarilla deje de ser obligatorio en la calle, a excepción de las grandes aglomeraciones y si se respeta la distancia de seguridad. El pasaporte COVID parece que también tiene los días contados.
Entre tanto, la presión hospitalaria sigue siendo alta, pero cada vez menos. Hoy hay 367 ingresados con COVID en planta, frente a los 375 de ayer, y en las UCIs hay 63 casos, frente a los 65 de ayer, con un 18,4% de ocupación de este recurso, que mientras esté ocupado por pacientes con COVID en más de un 10% de las camas generará una situación de riesgo de saturación.
El goteo de muertes no se detiene, y en las últimas 24 horas se han conocido otras cinco por causa del COVID19, con lo que ya son 1.116 las personas muertas por esta enfermedad desde que se inició la pandemia. La tasa de positividad, que no debería superar el 5% de las PCR y similares que se realizan, llega al 17,8%, muy por debajo del 23,4% de ayer, pero aún muy alta.