«El Rezum usa vapor de agua para eliminar la próstata hipertrofiada, evita la disfunción eréctil y permite una rápida recuperación»

VALENTÍ TUBAU / COORDINADOR DEL SERVICIO DE UROLOGÍA DE JUANEDA HOSPITALES

Cuando se sobrepasan los 50 años, todos los hombres saben, aunque les dé un poco de pereza o miedo aceptarlo, que se han de poner en manos del urólogo. Ya no se trata solo de prevenir el cáncer de próstata, que es el más frecuente entre los varones, sino de asumir que ya no se es aquel jovenzuelo capaz de hazañas sexuales y que no tenía problemas con la próstata, ni aún sabía muy bien qué era, dónde estaba o para qué servía. Sin embargo, si bien esa afirmación de que “los 50 son los nuevos 20” parece un poco exagerada, también lo es creer que cumplir el primer medio siglo sea una sentencia de castidad o de discapacidad sexual obligada, ya que aún hay mucha vida por delante, siempre que se acuda sin miedo y con confianza al urólogo y se sigan sus consejos. El doctor Valentí Tubau Vidaña es médico especialista en Urología, máster en cirugía urológica, facultativo con amplia experiencia clínica en la sanidad pública y en la privada, profesor, investigador y jefe del servicio de Urología de Juaneda Hospitales.

P.— ¿Puede un varón plantearse, si la suerte le acompaña y no tiene ninguna enfermedad grave y devastadora, una sexualidad a lo largo de toda la vida, qué ha de hacer para ello?
R.— La salud sexual probablemente sea uno de los puntos más importantes de la vida de cualquier persona. Influye en su vida física, mental y emocional. Para mantenerla, los urólogos hacemos una serie de recomendaciones sobre hábitos higiénico dietéticos que incluyen una dieta, preferentemente del tipo mediterránea, que sea equilibrada y con muchos antioxidantes y la realización de ejercicio físico, del que sabemos que reduce el estrés, lo que nos hace estar emocionalmente mejor y nos aumenta la libido, es decir, el deseo sexual. Hay que evitar además los hábitos tóxicos, como el tabaco y el alcohol. Hablamos de pasados los 50 años, pero la disfunción eréctil puede afectar a cualquier edad, por lo que hay que tratarla como cualquier otra enfermedad, que tiene una solución y que por ello los pacientes han de buscarla en un especialista en Urología.

P.— ¿Qué es la próstata y por qué les da tanto dolor de cabeza a los señores a partir de cierta edad?
R.— La próstata es la glándula más famosa en los hombres, de la que siempre oímos hablar cuando tenemos problemas a partir de cierta edad. La próstata es una glándula que está situada justo a la salida de la uretra. La uretra es un conducto que transporta la orina de la vejiga al exterior, a través del pene. Los problemas de próstata están relacionados con la edad. La próstata está formada por músculo y por un tejido glandular. A medida que pasan los años la testosterona hace que ese tejido vaya creciendo. Este crecimiento puede hacer aparecer los típicos síntomas, relacionados con la edad, como dificultad para orinar, un chorro miccional más flojo, ir a orinar cada dos por tres, tener que levantarse por las noches tres o cuatro veces… Cuando este crecimiento es benigno ocasiona estos problemas, ya de por sí molestos. Si este crecimiento es por un cáncer, se pone en riesgo la vida del paciente.

P.—¿Cuáles son las principales y más modernas técnicas quirúrgicas que su equipo aplica en Juaneda Hospitales para eliminar un cáncer de próstata y qué le cabe esperar al paciente en cuanto a calidad de vida y actividad sexual?
R.— No hay que olvidar que el cáncer de próstata es el más frecuente y con más prevalencia en los hombres. En Juaneda Hospitales aplicamos las técnicas punteras en este ámbito, como la cirugía laparoscópica, que es mínimamente invasiva, con unos resultados oncológicos y funcionales buenísimos y con una tasa de continencia de más del 90%. Buscamos unos resultados oncológicos excelentes. Se trata de una cirugía que consideramos curativa. Si es un cáncer que se detecta a tiempo estamos hablando de tasas de curación del 90%. Si conseguimos extirpar toda la próstata para el paciente es excelente, pero también buscamos un resultado funcional que en ocasiones se olvida. Hemos de curar el cáncer, pero sin ‘chafar’ nada de lo que está funcionando, evitando la disfunción eréctil, pero también la incontinencia urinaria.

P.— ¿Y la capacidad sexual?
R.— A este respecto es diferente. Es verdad que con los procedimientos laparoscópicos logramos ver los tejidos mucho mejor. Disponemos de torres laparoscópicas de alta definición y materiales de última generación que nos permiten hacer cirugías muy seguras y respetando la anatomía, pero no todos los cánceres son iguales. Algunos están algo más avanzados y en esos casos no siempre se pueden respetar los nervios de la erección, de los que se habla en una cirugía de este tipo. Si el paciente es joven intentamos preservar esos nervios. En pacientes mayores, que previamente ya no tenían una buena función eréctil, se actúa de un modo más agresivo. En muchas ocasiones se hace una rehabilitación precoz, con una serie de fármacos que estimulan el post operatorio, que la sangre entre y se estimule la formación de nuevos vasos.

P.— ¿Es cierto que hay muchos hombres que se ‘acostumbran’ a vivir con una próstata hipertrofiada, en los casos no oncológicos, naturalmente, sin consultar con el médico, perdiendo mucha calidad de vida, arriesgándose, además, a dejar proliferar un cáncer por creer que “son cosas de la edad”?
R.— Así es. Creo que es uno de los principales problemas con los que nos estamos encontrando. Hay muchos hombres que viven con la creencia de que lo que les pasa es normal. Van cumpliendo años y creen que es normal que se hayan de levantar tres veces por la noche para ir a orinar, que se les escapen gotitas, que les cueste comenzar a orinar y que al poco rato han de volver a ir. Muchos lo viven como algo normal porque hace tiempo que les pasa, van sumando años, a su padre ya le pasaba, a su tío también… Y estos problemas, que es verdad que tienen relación con la edad, se pueden solucionar. El gran problema es que en muchas ocasiones el cáncer de próstata está entremezclado con el crecimiento benigno. Por todo ello, consideramos que a partir de los 45 o 50 años siempre ha de haber un control por parte de un urólogo. Es importante para poder detectar un crecimiento benigno, que tiene un tratamiento mucho más suave, de un cáncer, que requiere un tratamiento mucho más urgente y con una necesidad quirúrgica clara.

P.—¿Cuáles son las últimas técnicas quirúrgicas para corregir una hipertrofia benigna de próstata?
R.— Juaneda, que ha sido un grupo de hospitales que ha apostado siempre por la innovación y la tecnología, fue hace unos años el primer centro hospitalario que incorporó el láser verde, uno de los más potentes en aquel momento. Se trata de una fibra que emite un láser que tiene una especial afinidad por la hemoglobina y lo que hace es destruir el tejido prostático. Este procedimiento se emplea desde hace más de 15 años. Tenemos muchísima experiencia y los resultados son buenos. Es una cirugía mínimamente invasiva, con buena tolerancia por parte del paciente y con un riesgo de sangrado mínimo. Nuestro equipo de Urología de Juaneda Hospitales es el único que puede ofrecer a nuestros pacientes cualquier tipo de tratamiento para tratar la hipertrofia benigna de próstata, que incluye el láser verde, el láser hólmium y desde 2019 somos pioneros en Baleares y uno de los cinco primeros de toda España en emplear una técnica denominada Rezum.

P.—¿En qué consiste el Rezum?
R.— Es un procedimiento que aprovecha la energía del vapor de agua, pensado para pacientes jóvenes con problemas miccionales y que están tomando algún tipo de tratamiento. La mayoría de los tratamientos pueden acarrear problemas sexuales, como dificultar la erección o que no haya eyaculación. Esta técnica se pensó para evitar esos problemas. Consiste en introducir por un orificio natural como es la uretra un tubo procedente de una pistola, que transforma el suero fisiológico mediante un ultrasonido en vapor de agua. Se inyecta dentro de la próstata y ese vapor produce automáticamente una necrosis, la muerte de esas células que obstruyen la salida normal de la orina. Este procedimiento es revolucionario. No necesita ingreso. Son cinco minutos de cirugía. El paciente está dos horas en la clínica y se va a casa, eso sí, con una sonda que se le retirará a los tres o cuatro días y deja de tomar medicación. Nuestra experiencia, que ya es de unos 50 pacientes, es de una total satisfacción, sin medicación, con erecciones, sin riesgo de incontinencia. Es una técnica que muchos centros están intentando introducir por los buenos resultados que está dando.

P.— Habla usted de que el Rezum está indicado para pacientes jóvenes. ¿A qué edades se refiere?
R.— Es más bien una cuestión de tamaños de próstata. A base de pasar los años y de hacer casos, la evidencia y los resultados que tenemos nos dicen que no hay límite de edad. Hemos tenido pacientes que por comorbilidad o por otras razones no pueden aguantar una hora y media de cirugía, que no pueden aguantar un mínimo de sangrado como el que producen otras cirugías laparoscópicas de próstata. el Rezum les supone una alternativa, incluso en esos casos por encima del objetivo inicial de preservar la función sexual. Por ello se han beneficiado hombres de 85 años, que querían dejar de tomar la medicación y que se les ha podido intervenir con un mínimo riesgo y con muy bajo riesgo de secuelas, como la incontinencia, que es lo que les preocupa más a hombres de más edad.

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