El Col·legi Oficial d’Infermeria de les Illes Balears organizó, el pasado miércoles 16 de febrero, la conferencia «Pandemia, pobreza y poder», impartida por el profesor Enrique Castro-Sánchez, quien destacó la ausencia de “un enfoque humano” del COVID19 y cierta obsesión “por centrarse solo en las vacunas y las terapias”
Enrique Castro-Sánchez, profesor en Prevención y Control de Infecciones en la University of West London, profesor asociado en el Imperial College London, e investigador en NHS Eng, ha traído a Palma un mensaje incómodo, pero absolutamente humano: el COVID19 no es solo una infección mundial, sino que ha evidenciado las desigualdades sociales y cómo los más débiles han sufrido más las consecuencias de la pandemia.
El profesor Castro-Sánchez es enfermera, tal como le gusta reivindicar, cambiando sin rubor el género del sustantivo, en defensa del liderazgo histórico de esta profesión que desde el principio han protagonizado las mujeres y que en las últimas décadas han llevado de una poca reconocida actividad de cuidados supeditada a otras profesiones, a la cúspide de la responsabilidad clínica, de la docencia universitaria y de la investigación científica en salud y atención y prevención sociosanitaria.
El Col·legi Oficial d’Infermeria de les Illes Balears (COIBA) organizó el pasado miércoles 16 de febrero, la conferencia «Pandemia, pobreza y poder», impartida por el profesor Castro-Sánchez, que tuvo lugar en el Club Diario de Mallorca, presencial además de en streaming, que registró un notorio éxito de público.
“Hemos de recordar que habrá otras emergencias y crisis sanitarias similares al COVID19 o recurrentes, aunque tal vez no sean tan brutales como ésta, por lo que hay que actuar para activar la resiliencia sanitaria, pero también la educación y el empleo, que entre otras circunstancias también han sido determinantes y cuyo retroceso las ha convertido en víctimas colaterales de la pandemia y en generación de desigualdades”, explica el profesor.
El docente e investigador pone en valor, ante la tragedia de la pandemia, lo que la “visión enfermera” (un concepto que se ha demostrado vital en estos momentos y en el día a día de la atención y el cuidado a las personas) hace “un enfoque biopsicosocial y cultural de fenómenos como el COVID19”, prestando atención “no solo al enfermo que cuidan las enfermeras a pie de cama, sino también a la población, a la sociedad, al resto del mundo”.
En esta crisis del COVID19, destaca el profesor Castro-Sánchez, “los profesionales sanitarios, las enfermeras, han dado una respuesta excelente, trabajando 20 horas al día, enfermando y muriendo, pero no hay que olvidar que a otro nivel ha habido una obsesión con las vacunas y las terapias, pero ha fallado la vertiente humana” desafiando a los gestores sanitarios “más que a quienes trabajan todo el día a pie de cama” a replantearse que han de considerar esa vertiente ante futuras crisis.
“La pandemia —continúa el profesor Castro-Hernández— es un problema biológico y por ello es una gran noticia que las vacunas sean eficaces, pero no hay que olvidar que está afectando a los colectivos más vulnerables, como son las personas con empleos más precarios, las que no tienen acceso al teletrabajo, a los que no pueden pagarse las mascarillas o los tests de antígenos… Hay medidas de protección que no toda la población puede permitirse.”
La mirada enfermera le hace ver a este clínico, investigador y profesor, que no se debe caer en la tentación de creer que la pandemia se acaba, dado que la vacunación es amplia en los países del primer mundo, pero insuficiente en otras zonas más pobres y hasta que no estén todos vacunados tampoco en las zonas más favorecidas se estará a salvo de la aparición de nuevas variantes del SARS-CoV-2, de modo que la insolidaridad se convierte en un riesgo de salud.
En este sentido, el profesor Castro-Hernández, que ha desarrollado su carrera en Gran Bretaña, ve con preocupación incidentes como la fiesta de Boris Johnson, como descrédito a futuras medidas restrictivas, o “que haya primado el respeto a la libertad individual, con unas restricciones que en realidad no han sido tan limitativas, o la tensión para conciliar salud con la economía” que en su análisis han llevado a que en algunos países se haya dado “una respuesta politizada de la pandemia”.
Todos estos planteamientos se basan en el análisis de datos desde la perspectiva estrictamente científica. El Dr Castro-Hernández mostró en su conferencia cifras que son elocuentes. Esos datos muestran, de acuerdo al seguimiento de la pandemia en el Reino Unido, por ejemplo, como la vacunación ha llegado con menos eficiencia a las personas de raza negra o de origen del sur de Asia; como la economía, el empleo o la educación han sido “daños colaterales de la pandemia” o como por esa misma causa se han disparado los retrasos en el pago de la vivienda en alquiler, pasando a un 17% en gastos de vivienda y a un 24% en facturas.
El Dr Castro-Hernández sentó con sus explicaciones la base para un nuevo enfoque de estas crisis, que tiene que ser “holístico y mundial” y en el que además de los objetivos terapéuticos, basados por el momento en las vacunas, de las que destaca su eficacia y seguridad, “deben atender también a lo humano” y despreció que se considerara un atentado a la libertad “obligar a llevar mascarilla, una medida que no es muy diferente a obligar a ponerse el cinturón de seguridad”.