Estamos en la tormenta perfecta: tiempos recios y pseudolíderes mediocres, incompetentes y mendaces. Es decir, le echan gasolina al fuego. Los pseudolíderes políticos y para muestra el presidente del Gobierno, están instalados en la mitomanía y en la intolerancia a la frustración. Padecen de una adolescencia crónica, en la que todavía, el córtex frontal (juicio de la realidad, ética y valores) está en proceso de maduración y no lleva las riendas del sistema límbico (emociones, impulsividad).
Si la ejemplaridad pública debería ser el ADN del buen político, el señor Sánchez, está huérfano de ella. Todo es vanidad y correr tras el viento. Todo es impostura. Todo vale. Yo, mí, me conmigo. Narcisismo en estado puro. Ya lo decía el maestro Castilla del Pino:“Una vez descubierto lo falso, se impone la impostura y la sobreactuación, tratando de proyectar la mejor imagen posible a la ciudadanía”.
Sublime verlo y oírlo. Fabuloso ver lo que dice y la incongruencia corporal. Esto no se aprende, se lleva dentro. A su tendencia, a la mentira compulsiva e impertérrita une ahora la quejorrea lacrimógena y moqueante, pidiéndole árnica y unión a la oposición.
Sánchez tiene un problema gordo, que no lo cura 10 años de diván psicoanalítico en Viena y es que no conoce la veracidad y carece de credibilidad. Se ha cargado su crédito . Ya no creemos sus falsos, mensajes de esperanza. Nos ha engañado demasiadas veces y los hechos y el tiempo son los jueces implacables.
Evalúen el rastro que Sánchez esta dejando y analicen su rostro. En estos tiempos recios, hay que acompañarse por las metáforas clarificadoras y sabias del Dr. José María Ayerra, grupoanalista vasco muy prestigioso: “Los falsos líderes, incurren en impotencia interna, recubierta de prepotencia externa y megalomanía con la que nos recrean de forma cotidiana, en la confianza de que un ambiente de confusión y miedo será suficiente garantía de credibilidad del engaño. Véase si no el esperpéntico espectáculo que nos ofrecen diariamente estos falsos lideres convertidos en pequeños rateros onmipotentes y mentirosos”.
Y para acabar, la metáfora de Oozlum, nos viene como anillo al dedo. Oozlum era un fabuloso pájaro de leyenda que tenía la característica de volar hacia atrás, la cola hacia la frente y la cabeza en la popa. De este modo nunca sabía hacia dónde iba, pero jamás perdía de vista de donde procedía. Hay que admirar la contraintuitividad de los “pájar@s” en cuestión. ¿Pero a dónde nos llevan en su huida hacia delante?
Ya saben en derrota transitoria pero nunca en doma.
Buena Semana Santa.