Ana Virseda-Berdices, Amanda Fernández Rodríguez y María Ángeles Jiménez Sousa, del Centro Nacional de Microbiología del ISCIII y autoras de la investigación.
Una investigación del Centro Nacional de Microbiología del ISCIII sugiere que el acortamiento de los telómeros, una característica biológica relacionada con el envejecimiento celular, puede influir en la gravedad de la COVID-19 y en el riesgo de fallecimiento por la enfermedad, especialmente en las mujeres.
La investigación está liderada por María Ángeles Jiménez Sousa y Amanda Fernández Rodríguez, del CNM, y ha sido presentado por una de las autoras, Ana Virseda-Berdices, que pertenece a su grupo de trabajo. El trabajo está relacionado con un artículo publicado hace dos meses por las mismas investigadoras.
Este trabajo concluyó que los microARN alterados por el SARS-CoV-2 permiten establecer firmas genéticas que predicen la gravedad del COVID-19. Admiten posibles limitaciones del estudio, que se hizo de manera observacional y que «no confirma una causa-efecto», y recuerdan que se realizó durante la primera ola.
Los telómeros son secuencias genéticas situadas en los extremos de los cromosomas, que se acortan a lo largo de la vida, por lo que su longitud suele utilizarse como medida de la edad celular. El acortamiento de telómeros ya se ha relacionado con enfermedades ligadas al envejecimiento, como el cáncer 0 determinadas infecciones.
Comprender su posible relación con el COVID-19 es uno de los objetivos del equipo de Jiménez Sousa y Fernández Rodríguez. Las investigadoras han descubierto que en las mujeres los telómeros más cortos se asociaban a un mayor riesgo de muerte, y los telómeros más largos, a un menor riesgo de fallecimiento.
Los telómeros más largos se vinculan con un riesgo de muerte un 70% menor a 30 días de la hospitalización o el diagnóstico, porcentaje que aumenta hasta un 76% menos de riesgo de morir por la enfermedad a los 90 días. En mujeres mayores de 65 años, del 78% menos de riesgo a los 30 días, y 81% a los 90.
En los hombres con COVID-19 no se han encontrado diferencias significativas en la longitud relativa de los telómeros entre quienes sobrevivieron a la COVID-19 y quieres fallecieron. El equipo del ISCIII ha estudiado la asociación entre la longitud de los telómeros al inicio de la enfermedad
Este estudio valorço cuando los pacientes ingresaban en el hospital, y la mortalidad por COVID-19 en 608 adultos con COVID-19 durante la primera ola de la pandemia (de marzo a septiembre de 2020). Se valoró edad, sexo, tabaquismo y enfermedades renal crónica, neurológica crónica y neoplasias precancerosas asociadas.
De los 608 pacientes analizados sobrevivieron 533 (con una edad media de 67 años, el 58% hombres) y fallecieron 75 por COVID-19 (edad media de 78 años, 67% hombres). «Estos resultados sugieren el potencial de la longitud de los telómeros como factor predictivo del riesgo de fallecimiento por COVID-19».
Y ello «especialmente en las mujeres de edad avanzada», señalan las investigadoras del ISCIII, que añaden que, por el momento, «se desconocen las razones de la fuerte asociación encontrada en las mujeres». La falta de asociación observada entre los hombres puede deberse «a un aumento de las comorbilidades».
También se achaca a los factores de riesgo, que enmascaran este efecto en los varones». Al respecto, recuerdan que las mujeres tienden a presentar una enfermedad menos grave y tienen más probabilidades de sobrevivir a la COVID-19, y que los hombres acumulan más factores de riesgo y comorbilidades.