Es obsceno las paridas de algunos falsos líderes, que ahora okupan, esperamos que transitoriamente el poder, de sentido común, de responsabilidad e igualdad social. Cómo se puede hablar de lo que no se posee ni se practica. Solo desde la manipulación para generar confusión y mentir a la ciudadanía, desde la impostura y la sobreactuación se puede entender semejante discurso. Yo decido pero no pago. Yo receto ricino pero yo no me lo tomo, me va más el magnífico Son Prim. Y a mí. Nunca los he escuchado hablar desde la corresponsabilidad ni de compartir las renuncias ni implicarse en el esfuerzo.
Generalizar es injusto, pero la tendencia es que cada vez son menos, los políticos viven “para la política y no de la política”. Pero repasemos lo obvio: despilfarran en la gestión de nuestros impuestos y han construido un conectoma de “la corrupción”, distribuido por el norte, este, oeste, centro y sur de España, por tierra, mar, aire, capa de ozono y aguas telúricas que lo están estudiando en Harvard por su excelencia y perfeccionismo, en el Master de “Avances en Patología Social, Psicopatía, Mediocridad y Levedad de los seudo lideres políticos”. Los americanos están preocupados porque es un cáncer de alto riesgo para la democracia.
Se extrañan que unos europeos de sur hayan llegado a tal grado de sofisticación, acostumbrados como están a la eficiencia anglosajona. En este conectoma creado sobresalen los “golds points”, de sobra conocidos. Tenemos y padecemos Gobiernos de personalidad múltiple y de geometría variable, que se autodenominan progresistas, plagado de asesores, que están instalados en la sobreactuación y en la escenificación de broncas de cara a la galería pero que ya no nos las tragamos.
El des-crédito les inunda, mientras no cesan en destruir a hachazos a su credibilidad. Ahí va el órdago y el guante: si ustedes recortan sus dietas, todos los prescindibles asesores, su financiación partidista, sus subvenciones, sus complementos, sus sueldos, sus privilegios, sus falcons, sus coches y su idoneidad genética y afectiva en el nepotismo ilustrado que practican empezaremos a respetarles y podríamos rescatar la confianza en ustedes.
Los ciudadanos les exigimos corresponsabilidad en el esfuerzo compartido. Y por favor, ahórrense los mantras, las plegarias manipuladoras y la agobiante propaganda. La imagen no resuelve lo que ustedes no son. Más ejemplaridad y menos blabla. Practiquen un liftin en sus adipocitos opulentos y dejen de jodernos con la dieta restrictiva y anoréxica que nos imponen.
Ah y recuerden más que nunca, aquí y ahora que estamos en derrota transitoria pero nunca en doma.