Por ejemplo, a los que estábamos pendientes de que nos mandaran los contratos entre nuestra sanidad y las farmacéuticas por el tema covid, nos consta que finalmente han coincidido los destinos esperados, la negativa que ya augurábamos cuando entonces redactábamos aquellas columnas covídicas explicando lo que ocurriría. Cualquier atisbo de darle la razón a algo que no lo era corría el riesgo de seguir el mismo decurso, la misma patogenia, la misma sinrazón. Resulta que un número cabalístico de ciudadanos (549) solicitara por escrito que les enseñaran los contratos de compra de las vacunas a las farmacéuticas con que el Ministerio de Sanidad, desde ahora el Misterio de Sanidad, les haya contestado que nones. Resulta que ha coincidido que sanidad les ha contestado al Tribunal Superior de Justicia de Baleares, que a ver quién te crees que eres, que esa información que estás pidiendo es confidencial. Es decir, el Tribunal superior de Justicia de Baleares, como más alta instancia judicial en nuestra Comunidad (que financias con tus impuestos) has recibido comunicación del Misterio de Sanidad (que existe gracias a tus impuestos) de que la información que solicitas (mientras pagas con tus impuestos los gastos por demandarlos) es confidencial. La consecuencia de todo esto es clara: debes pagar, debes pincharte, pero no eres nadie para preguntar esperando una respuesta sobre lo que te has inoculado y lo que nos ha costado.
Un contrato, unos contratos, donde el Ministerio alega que exista una pretendida confidencialidad que, por ejemplo, no tienen Mónica Bonet, David Elvira Domínguez, Antonio Fresco Pombo o Alicia Lázaro Sánchez, por poner algunos nombres al azar, seres humanos que aparecen con nombres y apellidos en la resolución que firma en el boletín oficial de baleares el día 11.10.21 un viejo conocido de la afición, un tal Juli Fuster. Todos ellos, todas ellas, incluidos Francisco Rodríguez Tunser o Pedro Joaquín Sánchez Gambín aparecen como excluidos excluyentes para tener la posibilidad de acceder a una plaza de odontólogo/estomatólogo en la sanidad balear, todo ello por no tener titulación en catalán. Todas sus identidades publicadas gozan de una titularidad que para sí quisieras como víctima del SARS, una curiosa publicidad que a ti te niegan garantizada por la firma de Fuster, firma que pasará a la historia como arma de destrucción corrosiva. Coincide este artículo con los 45 días que llevamos sin Juli, y coinciden todos y cada uno de esos 45 días con los que teníamos que esperar hace un año para que te viera el especialista. Si, como yo, echas de menos cada día a Fuster, si cada uno de esos días pasados lo sientes en tu carne dibujada de boletín oficial de baleares, imagínate que un año después (ya en 2022) el tiempo para que tu odontólogo pueda perforarte el cordal hablándote en Catalán haya aumentado a 60 días. El Catalán se nos dilata en el tiempo, los 65776 ciudadanos de baleares en lista de espera para ver a su especialista catalán o los 14.381 que esperan que les opere un cirujano que les hable anestesiados en catalán no entienden nada. Al final va a resultar que nosotros tampoco.
No preguntes por qué ni intentes darle razón a la coincidencia de los números, simplemente espera que tus males coincidan con un nuevo anuncio electoral para mirarte al espejo y hacerte la pregunta adecuada. Quién nos iba a decir que la verdad de algo, estaría -además de en la coincidenciaen la pregunta reveladora. Si la respuesta coincide con que te engañan, ya sabes dónde acudir.
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Esta mañana he tenido la gran suerte de escuchar una charla de usted con un paciente. Mi trabajo ha tenido esta suerte de poder conocerle y la verdad es que esta media hora me ha sabido a poquisimo. Simplemente darle las gracias porque sin pagar un solo euro no solo el paciente es el que ha aprendido alomejor un poquito. Yo tambien y era la persona que lo custodiaba. Gracias por esta masterclass.