Los profesionales esperaban con impaciencia las medidas que pudiera anunciar Armengol desde la tribuna de oradores. De estos anuncios, el más destacado es, posiblemente, que el Ejecutivo balear reducirá a 35 horas semanales la jornada laboral que desempeña actualmente un colectivo formado por 19.000 trabajadores.
En cualquier caso, la exposición de Francina Armengol abarcó muchas otras vertientes, además de las justas reivindicaciones de los profesionales.
Una de ellas, como no podría ser de otra manera, fue la recuperación de la calidad asistencial en la sanidad pública tras el impacto causado por la pandemia de la Covid.
El objetivo es claro: reestablecer, en el menor plazo de tiempo posible, las cifras de las listas de espera, en cada uno de los niveles de atención sanitaria, que existían antes de la crisis epidemiológica.
Durante su discurso, Armengol situó este horizonte de recuperación en el próximo año como consecuencia directa del plan de choque que se está aplicando en las islas y que tiene como epicentro la Atención Primaria, posiblemente el ámbito más perjudicado por la excepcionalidad que ha originado la pandemia.
La presidenta basó en dos grandes ejes la normalización del primer nivel asistencial: uno será la contratación de un mayor número de profesionales, y el otro, la inversión en la creación de nuevos equipamientos.
Finalmente, Armengol dedicó un extenso apartado a uno de los grandes ejes sobre los que pivota, y es de justicia que así sea, la acción del Govern: la salud mental, cuya progresiva desestigmatización constituye un objetivo ineludible.
La gran atención que Francina Armengol dispensó al apartado de salud durante su discurso en la sesión inaugural del reciente debate de política general no ha de extrañar a nadie. Difícilmente podría haber sido de otra forma.