En primer lugar, hay que destacar las estrategias y guías que se han publicado: la Global Strategy on Digital Health 2020-2025. OMS que stablece un marco de trabajo con 4 objetivos: colaboración y transferencia de conocimiento, implementación de la estrategia, gobernanza de la salud digital y sistemas sanitarios centrados en las personas. Es muy genérica pero muy útil para centrar los conceptos y las ideas.
La segunda guía «Digital Health Implementation Guide for the Pacific«, es una guía muy práctica, con tablas e infografías y también con enlaces a artículos, documentos o incluso plantillas, y que además incluye experiencias prácticas en relación a la transformación digital de organizaciones sanitarias. Está estructurada en 3 partes; liderazgo y gobernanza, aspectos técnicos, analítica de datos e innovación. Además, en cada apartado específico se describen las barreras potenciales.
Es evidente que la utilización de gran cantidad de datos disponible actualmente en el sector mediante diferentes herramientas de transformación, análisis y reporting, permite vertebrar una nueva filosofía de gestión y avanzar en la toma de decisiones basadas en la evidencia del dato.
Y por último la «Estrategia de Salud Digital del Sistema Nacional de Salud«, un documento que pretende ser un marco de referencia para la transformación digital del sistema sanitario. Los objetivos estratégicos que se persiguen son los siguientes: capacitar a las personas en el cuidado de su salud, maximizar el valor de los procesos, adoptar una política de gestión de datos que permita crear un Espacio Nacional de Datos de Salud y desarrollo de la medicina 5P (Poblacional, Preventiva, Predictiva, Personalizada y Participativa).
Y en ese contexto es importante trabajar en la evaluación de tecnologías; en la brecha digital. ya que centrarse exclusivamente en medios digitales puede generar desigualdades; en la necesidad de un cambio cultural para políticos, decisores, directivos y mandos intermedios; en tener en cuenta la interoperabilidad y la conexión de la tecnología con la historia electrónica; en la importancia de la implementación y el seguimiento; en el rediseño de procesos basados en la tecnologías; en la participación de pacientes y profesionales en rediseño de procesos y sistemas tecnológicos asistenciales, de monitorización y diagnóstico y en el reto de mejora de la coordinación, ya que sin información compartida no hay coordinación.
La Estrategia es imprescindible llevarla a cabo, aunque su impacto final va a depender de la implementación y del tipo de proyectos que se pongan en marcha, abarcando siempre a todos los agentes del sistema.