Todo viene por haber compartido esta semana en dos actividades hablando de cáncer, en Canarias y en Sevilla, con una asociación y con una fundación, en una conferencia con Marisa Herrera y en una mesa redonda con Sandra Ibarra, con el cáncer en el centro de nuestra mirada.
Y en ello aparece uno de los tratamientos más necesarios en todo el proceso del diagnóstico de un cáncer de mama: trabajar mejor las emociones, lo emocional. Trabajar las emociones nos permite conocer y reconocer la propiedad emociones, pero también las de los demás. Nos ayuda a identificar la expresión de las emociones en otras personas y ofrecerles nuestra ayuda si la necesitan. Nos ayuda a mejorar las relaciones interpersonales y a resolver conflictos. Y todo ello evitando frases tipo: “No tienes que sentir miedo”, “No es verdad que tengas miedo”, “ No estés triste, no pasa nada”. Y en cambio aportar frases tipo: “Que te pasa? Cómo te sientes? Por qué crees que estás así? Que sientes? Que podríamos hacer para que te encuentres mejor?”.
Vivir con cáncer es readaptarse continuamente y también es aprender a disfrutar, como nunca, de los pequeños momentos, de las cosas importantes que antes nos pasaban desapercibidas. Y con todo ello, practicar la inteligente generosidad y el agradecimiento, el pensamiento positivo y la confianza ante todo, el entusiasmo y la pasión, la honestidad y la humildad, la empatía y la buena comunicación, …… y que todo ello permita contagiar valores que creen valor. Y además intentar saber que a veces nos sentimos agotados emocionalmente y ante ello es necesario descansar.
Que también desconectamos emocionalmente y necesitamos reconectarlas. Que a veces el estrés y el malestar ganan y tenemos que poner en marcha un conjunto de emociones positivas. Que a veces nos hacen sentir mal y genera la decadencia de la ilusión y es necesario pedir muy fuerte que es importante reilusionarnos. Que hay que ir con cuidado con la gente tóxica, para no caer en situaciones que nos hagan sentir peor de lo que queremos sentirnos.
Para aprender a ser un paciente es necesario desaprender, es necesario aprender a borrar cosas que teníamos marcadas en el cerebro porque el cambio a ser paciente nos obliga a realmente cambiar. Sabemos que los analfabetos del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer ni escribir, sino aquellos que no sepan aprender, desaprender y reaprender. Para eso, es importante decidir algo que tiene que hacer cada persona consigo misma: decidir que quita, que recoloca y que pone en su mochila diaria. Eso permite aprender a mirar la cosa desde una perspectiva distinta.
Es necesario para aprender a ser un/a paciente con cáncer y sobrevivirlo, construir juntos, coger la velocidad adecuada y tener claro de que PODEMOS. “I can”, siempre ayudando, rehaciendo, comprendiendo, escuchando, acompañando y confiando. Porque necesitamos tener la mochila cargada con una herramienta básica que es la comunicación, basada en la comprensión, el respeto, la confianza mutua y el afecto. Afecto con efecto, mejores resultados seguro.