Enfermos de lengua

Meditábamos el otro día sobre la puerta de salida de estos regentes nuestros, y adelantábamos que la calle iba a ser una parte más de toda esta prostitución de idas y venidas a la mentira.

Si avanzábamos que la compra del acuerdo sindical para evitar la huelga en la atención primaria era ilegal, que se había hecho sin estudio económico y sin seguir el procedimiento técnico-jurídico previo, hoy podemos decir que en la desesperación de estos chapuceros ha nacido un nuevo método de legislar. Como el acuerdo era netamente ilegal, estaríamos buenos que la solución para encajarlo no fuera la reforma de la norma que lo hacía ilegal, modificar nada más y nada menos que una ley para que Hacienda sólo pueda informar sobre la sostenibilidad, la forma de evitar que entre -y evite- la aplicación dela ilegalidad consumada. Es lo del prucés a la balear, primero los metes en la cárcel y después modificas la norma para que la ilegalidad que han cometido deje de existir.

De ahí la inmensa alegría que nos produce el pronto restablecimiento de nuestro Pedro J. particular, nuestro subdirector de relaciones laborales preferido, Pedro Jiménez Ramírez. Celebramos su curación después de la patología súbita que se le desencadenó tras la afanosa lectura de nuestra columna del día pasado.

Los síntomas podrían filiarse entre una mezcla de miedo, desesperación y vértigo ante lo que se le avecinaba, corporativa y personalmente. Tras la búsqueda afanosa e infructuosa de una delictiva mano capaz de firmar el acuerdo sindical para el pago de las horas extras prometidas, seguían desvelándose pavorosos detalles. Citar -por ejemplo- el concepto “masa salarial” en los despachos de Palau Reial 17 todavía provoca el mismo tipo de malestares en los que tienen que dar vida al acuerdo inerte. El juzgado es el lugar donde mejor cronifican las firmas contagiosas. Y mientras seguimos con la confirmación de nuestras predicciones, mientras juli el firmas sigue en la calle, mientras seguirá en la calle Biel Lladó, y mientras sigue nuestra intriga sobre el hediondo acuerdo sindical, se confirma también “la puta calle” a la que nos referíamos hace quince días. Metroscopia no nos deja mentir, y señala el retroceso en votos de esta izquierda mentirosa y regalante de lo tuyo, de lo que tu pagas. La intención de voto de este cortijo de soberbia los retrocede a diez años hace, al hecho de perder a pulso todo lo que se le ha regalado durante estos ocho años de entre trolas. ¿Usted realmente cree que alguien le regala algo? ¿Mírese al espejo, a usted alguien le ha regalado algo en su vida?

Si busca la causa en cualesquiera de estos días atrás, la “lengua catalana”, la que te venden como un conflicto “que no existe”, como algo que “no ha tenido incidencia” en la huida del personal sanitario de estas islas, la que es cosa de la “ultraderecha”, vertebra la enfermedad de este govern. “Més da un día al PSIB para que rectifique la exoneración del catalán a los sanitarios”. Lo que Patricialone dice al día siguiente que volverá a exigir, Armengol dice hoy que lo dejará a la voluntad del personal. Y así sucesivamente.

¿Ultimátum de Més al govern a 120 días de votar después de 8 años o enfermos de lengua bífida cuando llega la fecha adecuada para tomar la distancia necesaria y generar los votos que le permitan volver a juntarse?. Tu tienes la palabra, ellos la lengua enferma.