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Llamamiento a la priorización política de la salud cardiovascular durante la Presidencia española de la Unión Europea

La Federación de Asociaciones Científico-Médicas Españolas (FACME), el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM), la Sociedad Española de Cardiología (SEC), la Fundación Española del Corazón (FEC), CardioAlianza, la Sociedad Española de Cirugía Cardiovascular y Endovascular (SECCE), la Fundación Cirugía y Corazón y la EU Structural Heart Disease Coalition han hecho hoy un Llamamiento por la priorización política de la salud cardiovascular durante la Presidencia española de la Unión Europea.

Piden al Gobierno de España que incluya como prioridad política de la Unión Europea el fomento de la salud cardiovascular, para atajar el mayor problema de salud del continente. Expresan su preocupación por la falta de avances tangibles en la mejora de la prevención, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación de las enfermedades cardiovasculares, y el nulo desarrollo tras más de un año de publicación de la nueva Estrategia en Salud Cardiovascular del Sistema Nacional de Salud.

Y eso, a pesar del acuerdo unánime del Consejo Interterritorial del SNS al desarrollo de dicha iniciativa. III. Advertimos de la necesidad y coherencia de aprovechar la oportunidad que supone la Presidencia española del Consejo de la UE para poner en el centro de la Unión Europea la ineludible necesidad de abordar el problema de las enfermedades cardiovasculares, como primera causa de mortalidad, además de lo que representan en morbilidad, repercusión socio-económica y carga de enfermedad personal.

Siempre según las mismas fuentes, la Federación de Asociaciones Científico-Médicas Españolas (FACME), el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM), la Sociedad Española de Cardiología (SEC), la Fundación Española del Corazón (FEC), CardioAlianza, la Sociedad Española de Cirugía Cardiovascular y Endovascular (SECCE), la Fundación Cirugía y Corazón y la EU Structural Heart Disease Coalition:

Las enfermedades cardiovasculares (ECV) afectan al 10% de los españoles. Cada año, uno de cada 100 españoles es diagnosticado con alguna patología cardiovascular. Constituyen la primera causa de muerte en España, más de un 26% del total de defunciones. Además, son la primera causa de ingreso hospitalario. En toda la Unión Europea, los datos son igual de preocupantes: las ECV son la causa de casi el 40% de las defunciones, más de 2 millones de muertos al año. Cada 4 minutos hay un fallecimiento por esa causa.

Si bien estas patologías afectan a toda la población, la edad y el género condicionan las probabilidades de sufrirla: su incidencia es incluso mayor en mujeres y se incrementa de manera exponencial con la edad. La edad es el factor de riesgo cardiovascular más relevante, por lo que, ya solo por este motivo, la mejora de la salud cardiovascular debería ser una prioridad política, social y económica en un país de creciente envejecimiento como España.

La propia Estrategia en Salud Cardiovascular del Sistema Nacional de Salud, publicada en 2022 reconoce este hecho, y prioriza recomendaciones en cuatro patologías cardiovasculares principales, todas ellas directamente relacionadas con el envejecimiento: cardiopatía isquémica (angina de pecho, infarto), insuficiencia cardíaca, fibrilación auricular (arritmias) y valvulopatías. Y las ECV están lejos de ser solo un problema de salud:

También impactan gravemente a la esfera económica, laboral y psicosocial de los que las padecen. Suponen más del 8,31% del gasto total público y se estima que su impacto en la economía alcanza el 0,75% del PIB, más de 10.000 millones de euros al año entre costes directos e indirectos. En la esfera individual, la ECV genera deterioro funcional, afectaciones psicológicas o consecuencias socioeconómicas y laborales que empeoran el bienestar de los pacientes y aumentan su dependencia.

A pesar de todos estos motivos, tras la publicación en 2022 de la nueva Estrategia en Salud Cardiovascular del Sistema Nacional de Salud, apenas se han logrado avances tangibles que mejoren de manera coordinada y cohesionada el diagnóstico precoz y tratamiento de estas enfermedades. La prevención, la detección precoz y sistemática, el fomento del conocimiento y la investigación, la mejora de los sistemas de atención y la dotación de recursos suficientes para ello, son esenciales para atajar este gran problema de salud.

La aprobación de la Estrategia supuso un importante paso al frente. Sin embargo, su aplicación depende de los esfuerzos principalmente de la administración pública, para asegurar su correcta y completa implementación. Numerosas entidades en todo el continente europeo, incluyendo la Sociedad Europea de Cardiología, la European Heart Networkviii y la Alianza Europea por la Salud Cardiovascularix, demandan una mayor atención política a estas enfermedades.

Se solicita para ello un plan europeo que mejore el pronóstico y la salud de todos los europeos. La Comisión Europea ha puesto en marcha algunas iniciativas relevantes, como la de Enfermedades No Transmisibles – Healthier Together, y una Acción Conjunta en Salud Cardiovascular y Diabetes, que pueden contribuir a mejorar los sistemas de salud solo si van acompañadas de un impulso político claro de los Estados Miembros, siempre según las fuentes mencionadas, fuente única de este artículo. Y concluyen:

«Por responsabilidad, coherencia y urgencia social, pedimos al nuevo ministro de Sanidad, José Manuel Miñones, que aproveche la oportunidad que brinda la Presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea entre julio y diciembre de 2023 para poner en el foco estas enfermedades y así lograr un pacto político que, tras lo aprendido durante la pandemia de Covid-19, impulse la prevención, diagnóstico y tratamiento de estas enfermedades para avanzar hacia una sociedad más resiliente y un envejecimiento saludable.

»Por todo ello, hacemos un llamamiento urgente a que el Gobierno de España demuestre su compromiso y liderazgo por la salud de la población, promoviendo la Estrategia en Salud Cardiovascular del SNS como un modelo a seguir en toda la Unión Europea durante la Presidencia del Consejo de la UE, e incremente el apoyo institucional y los recursos disponibles para su efectiva implementación a todos los niveles».

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