Si bien supimos de las amenazas desde el Consolat si no se amordazaba por la vía del engaño al sindicato médico con promesas que jamás se cumplirían, también nos consta que a estas alturas de partido las amenazas de huelga (incluso de huelga general que se planea ante el presidente, Dr. Sánchez) llegan a destiempo, caen en saco roto. No han sido lo que debieran haber sido.
Una sanidad que se degrada, que tras dieciséis años de gobierno de izquierdas de los últimos veinte se vierte sobre sí misma, que vomita sobre su propia existencia, era no sólo un reclamo necesario para el cambio: era el elemento para gritar alto y claro el desastre en el que nos han convertido. Cómo será la cosa, que hasta el Colegio de Médicos (lanar la mayoría de todos estos últimos años con todos estos mentirosos) ha salido a denunciar el incumplimiento flagrante de los acuerdos con la Primaria, el engaño diagnosticado a la primera, la defunción por derribo de lo que es la base de nuestra estructura piramidal y sostenible. Larga vida a Recasens y al valor de llamar a cada cuál por sus responsabilidades. Un govern que lleva de vacaciones electorales -de promesas permanentes sin realidades- más de un año; una consellería asediada por la corrupción que se expresará en su debido momento en sus debidos lugares; una consellera a la que de Patriciamiamor se transformó en Patricialone, y a la que ahora llaman Pómez, Patricia Pómez, por su filia a las primeras piedras desde hace cuatro meses, merecía una respuesta sindical contundente. En su defecto, vive y sueña en la mente de los que creen necesariamente en un cambio.
El modelo de vida que han destruido hasta hacer insostenible el sistema sanitario, la extensión de toda esta barbaridad de acoso, ocupación y destrucción territorial por la que llegaron al govern con promesas de solución y cambio, han sido -con los números en la mano, con los argumentos más contundentes de asociaciones ecologistas como Terraferida- la peor de todas las opciones imaginables.
Somos conocedores de que la sanidad, de que la salud de la colectividad, no es un oasis estanco en la colectividad del resto de medidas. La gestión de la salud no es una zona estéril dentro del panorama de okupación, de populismo y de salvadores permanentes incapaces e indoctos que han hecho como si nos gestionaran estos años. El bluf de una analfabeta en gestión metida a consellera, permisiva colocadora de la familia (firme cómplice de la firma de un director general hecho marido al que hubo que echar de forma escandalosa por lo de siempre, por colocar a la familia socialista), regadora de asociaciones afines, creadora de empresas públicas de colocación, no es más que la anécdota de un presente que necesita hacerse pasado. “El muerto vivo”, de Peret, es la rumba con la que despedimos a todo lo que han sido, a todo lo que nunca debieron ni debimos dejar que hicieran.
Una Primaria que no llega ni a la media española de financiación, unos médicos trabados, engañados nuevamente, y al que sólo saben aplaudir desde el balcón del Consolat mientras insultan lo que somos, merece un cambio, merece una nueva realidad, una nueva sensibilidad.
Dice la benemérita (cosa que no nos creemos) en la investigación de la corrupción socialista del caso Puertos que el negoci “estaba bendecido por Francina”. Lástima que el nuestro, que a tantos y tanto no estuviera entre sus plegarias.