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¿Va a cambiar el PP el sistema sanitario en Balears?

Joan Carles March
Codirector de la Escuela de Pacientes de Andalucía
El pasado 28-M hubo un cambio político radical en Balears. Perdió la izquierda que comandaba Francina Armengol y en salud, su consellera, Patricia Gómez y ganó la que va a ser nueva presidenta, Marga Prohens. Leyendo noticias ligadas a lo que plantea el Partido Popular en sanidad encuentro lo siguiente:

1. El PP defiende la gestión sanitaria de Ayuso.

2. El PP aplicará un plan de choque a la sanidad balear.

3. El PP va a construir vivienda exclusiva para los sanitarios en Baleares.

4. El PP eliminará el requisito del catalán para los sanitarios de las islas.

En un análisis nos dicen además que la sanidad de estas islas está en la UCI.
Que los profesionales de Baleares son los más recargados de toda España, con centros sin médicos y con enfermos de cáncer en Ibiza y Formentera que son atendidos por teléfono.
Y ante ello me planteo: ¿se va a echar atrás todo lo avanzado en las Islas o solo se va a cambiar los aspectos que necesitan mejora?, ¿se va a intentar un pacto sanitario o se va a hacer un modelo PP-VOX? Tras una crisis sanitaria que ha trastocado nuestra forma de vivir y de relacionarnos, es hora de poner el foco en lo verdaderamente importante: la salud del futuro, que es lo que ha ido creando de alguna manera el govern actual.

Durante mucho tiempo hemos confiado en un sistema sanitario que, aunque se sitúa entre los mejores del mundo, ha mostrado áreas de mejora ante una situación de pandemia que nos ha dejado tensionado sobremanera la gestión de los servicios de salud.

La sanidad es el segundo problema que más afecta personalmente a la ciudadanía en Baleares. Y según el informe de la FADSP, Baleares está en una situación regular en el puesto número 10 del conjunto de las CCAA.

Baleares necesita mejorar sin duda alguna, en el número de enfermeras en AP e incrementar el gasto en atención primaria.
La sanidad balear resultó herida hace más de 10 años, cuando la crisis financiera de 2008/2012 provocó que la UE en general y principalmente algunos países como España, respondiera con austeridad, obligando a importantes recortes en los servicios públicos, entre ellos, la sanidad.

En ese entorno, Baleares tiene una gran esperanza de vida. Baleares y España se encuentran por encima de la media en cobertura pública de hospitalización y productos farmacéuticos.
También el número de profesionales de la medicina supera el promedio de la Unión Europea.

Una cadena de atención continuada y de calidad cuyos efectos se pueden observar en las tasas de mortalidad por causas evitables y tratables, que en España y Baleares son inferiores a la media de la UE.
Sin embargo, estos buenos resultados pueden peligrar por un motivo capital: la infrafinanciación.

También están en la cuerda floja la enfermería, produciéndose una ratio de profesionales de enfermería por debajo del promedio de los países europeos.
España hay más médicos en el Sistema Nacional de Salud que hace diez años, aunque en los últimos tres se ha registrado un ligero descenso sobre todo en algunas especialidades.
España, y Baleares no es una excepción, espera cita para que algún ciudadano/a pueda ser visto/a por su médico/a especialista de familia, espera cita para que le vea un especialista de hospital, espera para que le hagan un diagnóstico de lo que le pasa, espera casi cuatro meses para ser operado en España.
Los españoles esperamos de media más de dos meses para conseguir una primera consulta con el médico de atención hospitalaria.
La gente en España y en Baleares busca un diagnóstico en muchas ocasiones, en la medicina privada.
El problema más importante no es la magnitud del reto ni la falta de soluciones, sino la respuesta a veces desde el ámbito político que quieren cambiar todo lo hecho hasta el momento por ser de una fuerza política diferente.

Pero, ello no quita de hacer alguna reflexión para quien quiera leerla: el modelo actual centrado en atención hospitalaria difícilmente responderá a las necesidades complejas de la población actual, cada vez con más enfermedades crónicas.

Además, es necesario que los nuevos líderes del sistema incluyan a la gente, profesionales, sociedades científicas, colegios profesionales y pacientes, en el proyecto, con un liderazgo participativo y abierto.

En esa línea de crisis generalizada en la mayoría de CCAA, es necesario gestionar la confianza de los profesionales e involucrarlos en las decisiones estratégicas que tengan impacto en sus organizaciones y que haya una profesionalización de la gestión de la sanidad, que no ocurre, que yo sepa, en las CCAA gobernadas por el PP en España.
Por último, plantearía que el modelo fuera sociosanitario, para conseguir un cambio significativo en la percepción que tienen la ciudadanía de cómo se resuelven los problemas de salud que tienen muchos pacientes, sin olvidar la necesidad de seguir impulsando un proyecto de empoderamiento de los pacientes que ayudan a disminuir la visitas a los centros y mejoran la confianza en los profesionales y en el sistema en su conjunto.

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