Algunas claves para conocer las características y las causas del golpe de calor y para evitarlas antes de sufrir males mayores en un verano de récord de temperatura
Hay quién dice que esto del cambio climático es un cuento chino y que calor, incluso mucho, muchísimo calor, ha hecho siempre. Hay quien dice que a eso de las olas de calor antes se les llamaba «verano» y que todo esto está ya más que inventado.
Lo cierto es que lo que ya está inventado desde hace mucho tiempo es el llamado golpe de calor y precisamente porque es un viejo conocido de esta época se sabe los riesgos que entraña para la salud, especialmente en las personas más frágiles.
Se considera golpe de calor cuando la temperatura corporal rebasa los 45° C. En una situación de hipertermia el punto de ajuste hipotalámico no cambia, pero la temperatura corporal sube superando los mecanismos de regulación de temperatura.
Como consecuencia se produce el golpe de calor. Suele afectar a dos grupos de población, por un lado individuos sanos que realizan ejercicio físico intenso (golpe de calor por esfuerzo), y por otro lado, a ancianos o enfermos (golpe de calor clásico).
El tratamiento se basa en el enfriamiento inmediato (menos de 2 horas), y el apoyo a órganos y sistemas. Los síntomas pueden incluir: Delirio; broncoaspiración; vómito; convulsiones; alteraciones sutiles del comportamiento y dolor de cabeza.
En una ola de calor hay que tomar la temperatura a toda persona en mal estado, especialmente en coma
Durante una ola de calor hay que tomar la temperatura de toda persona en estado de coma (pues suele estar siempre presente en el caso de golpe de calor). Las manifestaciones neurológicas son difíciles de percibir.
Por otra parte, la diaforesis (sudoración excesiva) puede «no» estar presentes y el paciente estar sufriendo un golpe de calor. Esto último sucederá si el paciente o sus circunstancias ya se están enfriando.
La existencia de anhidrosis no descarta el diagnóstico de golpe de calor (especialmente con ancianos). En cualquier caso se trata de un problema de elevado potencial de riesgo, por lo cual la consulta médica es la recomendación inmediata.
El golpe de calor es un síndrome de lesión por calor de base ambiental, con los calambres por calor y el agotamiento por calor. La progresión pasa previamente por «estrés por calor» y «los calambres por calor».
Es posible que haya pacientes afectados por un golpe de calor que pasen a una situación de «agotamiento por calor» y otras sufren el «golpe de calor». Las causas de esto siguen siendo desconocidas, pero parece darse una predisposición genética.
Esa predisposición incluye las citoquinas, proteínas de coagulación y proteínas de shock térmico, que influyen en la adaptación al calor; así como la aclimatación ambiental, de modo que cada persona merece ser estudiada particularmente.
Una nueva posible definición que se baraja describir el golpe de calor como una forma de hipertermia ligada a una respuesta inflamatoria sistémica, con una evolución a fracaso multiorgánico con predominio de encefalopatía.
El hecho de que a consecuencia de un golpe de calor puedan dar efectos neurológicos hace que la afección sea preocupante y que por ello no haya que dejar pasar las sospechas de que se ha dado un caso, dejando que pase el tiempo y se “cure sólo”.
Ejercicio, fiebre, tirotoxicosis, problemas metabólicos o drogas aumentan el calor. Producen disminución de la pérdida de calor el aumento de la temperatura, la humedad, la deshidratación, las drogas, la disminución de la capacidad de sudar.
La temperatura corporal sobre 40° C pone la vida en riesgo y ya a los 44° C el desenlace fatal suele ser seguro
La temperatura corporal sobre los 40° C pone la vida en riesgo (la temperatura normal es 36,6 a 37,5°). A 41°, comienza la muerte cerebral, a 44° el deceso es certero. Temperaturas internas por encima de 50 °C causan rigidez muscular y muerte.
En el tratamiento de los pacientes con golpe de calor se busca un enfriamiento inmediato y mantener los sistemas y órganos. Es vital enfriar cuanto antes, si se tarda más de dos horas, la mortalidad se sitúa en el 70 por ciento.
El proceso de enfriamiento debe efectuarse bajo vigilancia profesional. Se comienza llevando al paciente a un lugar más frío, desnudándolo y mojándole la piel (el traslado se realizará con las ventanillas bajadas, salvo si se hace en helicóptero).
El objetivo es llegar a los 39° C de temperatura corporal, y cuando se llegue al hospital continuar en la unidad de cuidados intensivos. Los métodos de enfriamiento externos dependen de la transmisión de calor del cuerpo a la piel al ambiente.
Entre las acciones a llevar a cabo, se busca que se mantenga el flujo sanguíneo cutáneo. El método conductivo lleva el paciente a un lugar fresco y a la sombra, y aplica compresas frías al cuello, ingles, axilas y cabeza.
El procedimiento evaporativo-convectivo consiste en desnudar al enfermo y rociar con agua a 15 °C (en spray), y abanicar 30 veces por minuto con aire caliente (45-48 °C, posiblemente el ambiente caluroso valga).
La corriente de aire busca mantener la piel a 30-32° C para evitar que deje de fluir sangre y calor del cuerpo a la piel). La temperatura bajará 1º cada 11 minutos, llegando esperando bajar a 39,4° C en sesenta minutos.
Este método logra que la mortalidad se reduzca del 70 al 11%. Otros métodos pasan por la Inmersión en agua (helada a poder ser), o rodearlo de cubitos de hielo y rociar con sal (provocando el deshielo y la absorción de calor).
Estos métodos tienen los inconvenientes de detener el flujo de sangre y calor del interior del cuerpo a la piel, necesitando un masaje cutáneo para mantener el flujo. Es un método efectivo pero peligroso, y con problemas de colapso cardiovascular.
Lo cierto es que ya hace calor. ¿Lo había notado, verdad? De hecho, llevábamos meses deseando el verano (la playa, las vacaciones) y ahora, cuando aún no ha transcurrido el primer mes (julio), tal vez lo que esté deseando es que se acabe ya.
Los días de mucho calor el cuerpo humano se obliga a realizar un esfuerzo para compensar la situación
Ánimo, queda poco, ya que según dicen las lenguas sabias de las Baleares, lo que la monja encendió (fiesta de Santa Margarita) el fraile lo apagará (fiesta de San Bernardo, a finales de agosto). Pero mientras tanto hay que protegerse.
Y ello no solo supone evitar que los rayos del sol quemen demasiado y sienten las bases para un buen cáncer de piel. Otro de los riesgos de estos días de sol y altas temperaturas es el ya mencionado golpe de calor.
Explican expertos que los días de calor intenso obligan al cuerpo humano a un esfuerzo de adaptación para mantener la temperatura corporal normal: para empezar se suda más y las venas se dilatan.
El esfuerzo es mayor durante una primera ola de calor ya que el cuerpo aún no está acostumbrado a las altas temperaturas. También ese esfuerzo se intensifica cuando el calor continúa durante varios días o si los días y las noches son calientes.
La humedad y el viento aumentan ese esfuerzo. Todo ello genera una serie de riesgos para la salud que se pueden conjurar poniendo en práctica una serie de medidas, a nivel de prevención, que si se da el golpe de calor, hay que ir al médico sí o sí.
Aunque parezca obvio se aconseja en primer lugar beber mucha agua o líquidos, sin esperar a tener sed, salvo contraindicación médica. Evite las bebidas alcohólicas, café, té o cola y las muy azucaradas.
Y haga examen de conciencia: Sabe que ha de beber, pero ¿realmente lo hace? Parece fácil pero no lo es tanto. Dos litros de agua al día es lo que se aconseja a lo largo del todo el año. Esa cantidad es un mínimo a superar cuando hace calor.
En los días de intenso calor permanezca en lugares frescos, a la sombra y si es posible pase al menos dos horas en algún lugar climatizado. Tome una ducha o un baño fresco. Baje las persianas evitando que el sol entre directamente.
No abra las ventanas cuando la temperatura exterior es más alta. Evite usar máquinas y aparatos que puedan producir calor en las horas más calurosas. A partir de los 35º C en una vivienda, un ventilador sólo mueve el aire, no lo enfría.
Utilice medidas tradicionales a su alcance y comidas ligeras que repongan sales perdidas por el sudor (ensalada, fruta, verdura, gazpacho, zumos). Evite las actividades en el exterior en las horas más calurosas, sobre todo si las actividades son intensas.
Si se tiene que estar en el exterior hay que usar ropa ligera y clara, llevar sombrero y pasar por la sombra
Si tiene que permanecer en el exterior procure estar a la sombra, use ropa ligera y de color claro, protéjase del sol, use sombrero (la gorra es lo habitual pero el sombrero hace más sombra). Utilice un calzado fresco, cómodo y que transpire.
Los mayores, sobre si viven solos o son dependientes, son más frágiles, al igual que enfermos cardiovasculares, cerebrovasculares, respiratorios, renales, neurológicos, diabéticos, mentales…
También hay que tener en especial vigilancia a los enfermos muy medicados (con fármacos anticolinérgicos, antihistamínicos, fenotiazinas, anfetaminas, psicofármacos, diuréticos, betabloqueadores…) y más si son mayores, que es lo frecuente.
También hay que tener cuidado con los niños menores de 4 años y con las personas con mucho peso. Consulte con su médico acerca de las medidas suplementarias que debe adoptar. Siga tomando sus medicamentos y no se automedique.
Las personas mayores que viven solas, las personas con facultades mentales disminuidas o incapaces de adoptar medidas protectoras deben ser visitados o controlados al menos una vez al día (mejor dos) por allegados o servicios sociosanitarios.
Los niños de 0 a 4 años deben beber mucho líquido, vestirlos con ropa clara y ligera y no dejarlos nunca solos en automóviles al sol o con las ventanas cerradas. Quienes trabajan o hacen deporte al sol deberían evitar las horas de más calor.
Todos debemos protegernos del sol y beber abundantemente bebidas que repongan los líquidos y las sales perdidas por el sudor (agua, zumos, frutas, gazpacho, bebidas deportivas o rehidratantes…) Se aconseja no confundir ‘hidratarse’ con beber mucha cerveza, algo que es atractivo, pero que puede ser dañino.
La pérdida de agua y sales minerales por el sudor produce dolor de cabeza, mareos, debilidad muscular o calambres (que son peligrosos y si persisten harían conveniente la visita al médico para detectar la causa del problema), náuseas y vómitos.
Si se sufren calambres musculares, sobre todo si se suda mucho durante una actividad física intensa en periodos de calor hay que parar y descansar en un sitio fresco durante varias horas, beber zumos ligeros y bebidas deportivas diluidas en agua.
El agotamiento por calor ocurre después de varios días: la sudoración excesiva reduce los fluidos corporales y la restauración de las sales. Los principales síntomas son debilidad, fatiga, mareos, náuseas, desmayos. Hay que descansar al fresco.
Ante un agotamiento por calor hay que ir al médico si los síntomas empeoran o duran más de una hora
Ante un agotamiento por calor se aconseja consultar a su médico si los síntomas empeoran o duran más de una hora. Hay que prevenir además, aunque no es un problema similar, que se produzca el ya mencionado golpe de calor.
El golpe de calor es un problema grave: la temperatura del cuerpo se dispara y sube rápidamente hasta generar peligro. Los síntomas principales son calor, sequedad y piel roja, pulso rápido, dolor intenso de cabeza, confusión y pérdida de conciencia.
¿Qué se debe hacer? Pues no lo dude: Llamar a urgencias. Mientras se espera, enfriar el cuerpo, estar en una habitación oscura, poner paños de agua fría sobre el cuerpo o darse un baño o ducha fría. Y no esperar jamás ‘hasta que se le pase’.
Puede producirse un golpe de calor por un aumento excesivo de la temperatura externa, es el llamado golpe de calor pasivo o clásico, que es el propio del verano, sobre todo en países donde se alcanzan temperaturas muy altas y mantenidas.
También puede producirse el golpe de calor activo o endógeno, como el que se produce por el ejercicio. Un ejercicio físico intenso o prolongado en condiciones de calor ambiental, y más si la humedad es alta, está asociado a un riesgo muy elevado.
La temperatura normal del cuerpo humano es de 37ºC, con oscilaciones fisiológicas completamente normales a un ritmo circadiano: es algo más baja en torno a las 6 de la mañana, y máxima entre las 4 y las 6 de la tarde: hasta 37,7º puede ser normal.
La temperatura corporal puede tener también variaciones normales en las distintas estaciones del año, varía igualmente en las distintas fases del ciclo menstrual en la mujer y evoluciona con la edad.
El hombre es capaz de mantener la temperatura corporal dentro de unos márgenes estrechos, explican los especialistas de la Clínica Universitaria de Navarra. Este proceso se realiza a través del llamado centro termorregulador.
Se trata de un área neuronal específica situada en una zona del cerebro, el hipotálamo anterior, que regula y equilibra los distintos procesos de producción o de disipación de calor corporal, capaz de modificar la temperatura del cuerpo humano.
Las fuentes generadoras de calor corporal son fundamentalmente dos: las reacciones metabólicas, que se dan sobre todo en el hígado, y la actividad del sistema muscular, explican los especialistas médicos de la Universidad de Navarra.
Cuando aumenta la temperatura corporal, lo hace la frecuencia respiratoria y los vasos de la piel se dilatan
También, poniendo en marcha o no los mecanismos de conservación o disipación de calor. Cuando aumenta la temperatura corporal, aumenta la frecuencia respiratoria. Los vasos sanguíneos de la piel se dilatan.
Se puede perder más calor con la respiración, aumentando la circulación en la piel y incrementando la sudación. El centro termorregulador también envía señales a la corteza cerebral para que se establezcan conductas apropiadas.
El objetivo, en esos casos, es evitar el aumento excesivo de temperatura del organismo. Existe un proceso de aclimatación al calor, que puede durar hasta una semana. El cuerpo humano es capaz de generar mayores cantidades de sudor.
El cuerpo busca así adaptar el sistema circulatorio al aumento de temperatura. En cualquier caso, conocer el proceso no es suficiente. Cuando se produce el golpe de calor, con los síntomas descritos, hay que acudir al médico.
Y aunque ha de ser el médico quién aplique el tratamiento, éstas son algunas ideas básicas al respecto: Se busca un enfriamiento inmediato y mantener los sistemas y órganos. Si se tarda más de dos horas, la mortalidad se sitúa en el 70 por ciento.
Fallo en termostato
Con las altas temperaturas las ciudades se convierten en un verdadero horno. Solo la sombra de un árbol o la orilla del mar nos dan cierta sensación natural de bienestar. De ahí que en verano se produzca un éxodo mayoritario desde las ciudades hacia el campo y la playa. Además de descansar y recuperar fuerzas, alivian frente a los efectos de las altas temperaturas del asfalto.
En realidad, no sólo son malas sensaciones. El calor pone en jaque nuestros sistemas de control interno y nos puede enfermar. Mantener la temperatura estable no tiene nada de capricho. De hecho, las principales funciones del organismo sólo se realizan a 36.5º. Nuestro termostato, el centro que regula la temperatura corporal se ubica en el cerebro. Se comporta como un área neuronal especializada y segura. El mayor gasto energético del organismo se dedica a alcanzar y mantener esta temperatura; la temperatura en la que se desarrollan las funciones fisiológicas.
El funcionamiento del termostato corporal se ve amenazado por dos situaciones muy frecuentes. Por un lado, los pacientes que reciben tratamientos neuropsiquiátricos, en general con déficits cognitivos, tienen más dificultades para regular su temperatura. Por otro, las situaciones que comportan esfuerzos muy importantes y explosivos “funden los plomos” del termostato. En ambos casos, ancianos frágiles y jóvenes expuestos a altas temperaturas son los grupos de mayor riesgo de sufrir un golpe de calor.El cuerpo pierde el control de su temperatura, se estabiliza en cifras superiores a los 40º, los antitérmicos dejan de funcionar y un porcentaje nada despreciable pueden acabar con la muerte, desarrollando un fallo multiorgánico, renal, hepático y hemorrágico.
El agua corporal es el mecanismo más eficiente que tiene el organismo para eliminar el calor. Una correcta hidratación es la mejor prevención.