Hoy el 80% de las depresiones con el tratamiento adecuado (psicofarmacoterapia y psicoterapia especifica) las podemos controlar. Vayamos con la idea clave: ya saben que todos estamos predepresivos. Así como que deben de mentalizarse porque la experiencia depresiva la podemos tener todos y todas. El cerebro se defiende como gato panza arriba para evitar la depresión. Si se deprime es porque no puede evitarlo. Uno quiere, pero no puede, es muy importante aceptar la depresión. Uno no es culpable de deprimirse, aunque es corresponsable con ayuda especializada de comprometerse a colaborar con el tratamiento indicado. No debemos mutilar nuestra autoestima (ya muy lastimada por la propia depresión), por que estemos deprimidos. No debemos autoexigirnos lo que no podemos. No debemos apelar a la voluntad para intentar controlar nuestra depresión. La familia que sufre con su pariente deprimido precisa dosis alta de paciencia y compresión para adaptarse adecuadamente. No lo deben de presionar, culpabilizar o pedirle lo que no puede hacer. Aprovecho para recordar a las familias de los que padecen una depresión que tienen que abstenerse del famoso “pon de tu voluntad”, que solo consigue culpabilizar y hundir en la miseria psicológica de la incomprensión a los pacientes.
Hoy hay que resaltar que hay un auge de pacientes que suelen realizar surfs internetarios en búsqueda de información, así como de enfermos que experimentan grandes flechazos por los tratamientos (que no terapias) alternativos. Hay tratamientos alternativos para casi todas las enfermedades y entre ellas como no, no podía faltar la depresión. Ahora bien, la depresión no se cura con homeopatía, cúrcuma, azafrán ni con omega 3. Estas depresiones suelen responder muy bien a los antidepresivos y a la fototerapia, por lo que se recomienda caminar una hora diaria, con sol y sin gafas protectoras. Los antidepresivos funcionan si se toman, nunca acostumbran y tardan dos semanas en hacer efecto. Pero tienen sus limitaciones, el 20 % de las depresiones, en la actualidad son crónicas. Y otra mala noticia es que muchos pacientes recaen, a más recaídas más recurrencias. Podemos tratar el episodio depresivo, pero no podemos tratar la vulnerabilidad genético-biológica depresiva, de ahí que muchos pacientes precisen tratamiento indefinido preventivo.
Y ya saben cómo decía Frida Khalo “donde no puedas amar no te demores”. Y recuerden que estamos en derrota transitoria pero nunca en doma.