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Claves sobre la gastroenteritis infantil, el trastorno digestivo más frecuente en niños, causa de hospitalización y absentismo escolar

La diarrea es uno de los síntomas típicos de este trastorno digestivo (imagen y pie de foto de https://cinfasalud.cinfa.com/p/gastroenteritis-infantil/)

La gastroenteritis infantil es el trastorno digestivo más frecuente en niños y, según la Asociación Española de Pediatría (AEP), causa habitual de ingresos hospitalarios y de pérdida de días de colegio. Como explica Julio Maset, médico de la farmacéutica Cinfa, “no suele ser una patología grave, al menos en nuestro entorno, pero sí resulta muy común en niños menores de 5 años”.

La causa más típica es una infección, generalmente vírica, aunque también puede ser bacteriana, y más raramente, provocada por un parásito intestinal. En niños menores de 2 años, los rotavirus son los principales causantes de la gastroenteritis y, así mismo el primer motivo de hospitalización en menores de 5 años, siempre según una nota de prensa emitida por Cinfa.

La diarrea en forma de deposiciones blandas, que pueden llegar a ser acuosas o líquidas, es el síntoma más característico de esta dolencia. Con frecuencia, pueden aparecer vómitos, falta de apetito, dolor abdominal en forma de retortijones o fiebre. En ocasiones, puede aparecer mucosidad en las heces y, más raramente, sangre, motivo de consulta inmediata al pediatra.

“El mayor peligro, sobre todo para los niños más pequeños, es que la diarrea líquida y los vómitos frecuentes causen un cuadro de deshidratación, si el intestino no es capaz de tolerar o retener los líquidos y las sales durante días. Podemos reconocerla fácilmente por signos como la boca seca, llanto sin lágrimas, ojos hundidos y menor cantidad de orina”, advierte el Dr. Maset.

Para evitarlo, el niño ha de ingerir líquido cada vez que se produzca un vómito o una deposición, de forma que así reponga el que vaya perdiendo. “Pero es importante no forzar al menor a beber, sino darle el líquido sólo si tiene sed y en pequeñas cantidades», siguiendo las indicaciones del pediatra.

En este sentido, “son altamente recomendables las soluciones o sueros de rehidratación oral y deben evitarse las bebidas isotónicas para deportistas, así como los zumos y refrescos, ya que contienen gran cantidad de azúcar, que no es recomendable en estos casos de gastroenteritis”, recuerda el experto.

Respecto a la alimentación, cabe destacar que, al contrario de lo que se piensa, no es necesario el ayuno ni tampoco es imprescindible una dieta astringente. En palabras del Dr. Maset, “lo recomendable es darle al ‘peque’ alimentos suaves de su dieta habitual y evitar, al igual que con los líquidos, los que contienen exceso de grasas o azúcares”.

En lactantes ”.se debe continuar con la lactancia materna o el tipo de leche habitual, sin cambiar la fórmula ni rebajar su concentración”. Para prevenir el contagio, es necesario tener en cuenta que la gastroenteritis de origen vírico se transmite con gran facilidad de persona a persona, generalmente, de la mano a la boca, pero también puede contagiarse al estornudar, toser y escupir.

“Los más pequeños son especialmente proclives a contagiarse entre ellos, debido a su manera relacionarse y de jugar, en la que hay mucho contacto físico. Por ello, la mejor medida de prevención es extremar la higiene y, sobre todo, enseñarles a nuestros hijos e hijas a lavarse las manos de una manera adecuada y predicar con el ejemplo”, recomienda el experto de Cinfa.

Los diez consejos para tratar la gastroenteritis en niños comienzan por hidratarlos en cantidad adecuada, pero poco a poco. Durante los episodios más agudos de la enfermedad, asegurarse de que el niño repone los líquidos y sales que está perdiendo, pero no haciéndole beber demasiado de golpe, pues puede provocarle nuevos vómitos.

Se recomienda apostar por las soluciones de rehidratación y evitar las bebidas isotónicas. Tomar sueros de rehidratación oral cada poco tiempo es la mejor opción para evitar la deshidratación del niño. En cambio, las bebidas isotónicas están pensadas únicamente para adultos durante la práctica deportiva, por lo que no son recomendables en el caso de gastroenteritis infantil.

Hay que iniciar su alimentación habitual en cuanto sea posible. El niño debe comer en cuanto tenga apetito, no es necesario ayunar ni una dieta astringente. Hay que ofrecerle alimentos suaves de su dieta habitual que le resulten apetecibles e irá pidiendo más comida a medida que se sienta mejor.

Los únicos alimentos desaconsejados son los que contienen demasiada grasa o azúcares. Se aconseja continuar con la hidratación entre las comidas o tomas. No hay que dejar de darle el pecho o el biberón. Si el menor todavía es lactante, debe seguir tomando el pecho; incluso, puedes aumentar la frecuencia de las tomas y hacerlas más cortas.

Si toma biberón, no necesita cambiar la fórmula ni rebajar su concentración. Y, si toma papillas y purés, puede seguir con su alimentación habitual. Hay que vigilar ciertas señales de deshidratación: labios y boca secos, ojos hundidos y/o si lleva mucho tiempo sin orinar.

En bebés pequeños, no mojan el pañal, lloran sin lágrimas y, si avanza, la parte blanda en la parte superior de la cabeza se puede hundir por la deshidratación. Además, pueden estar faltos de energía, aletargados. Un médico o farmacéutico pueden recomendar probióticos para ayudar a repoblar la flora intestinal y acortar la duración de la diarrea.

Hay que evitar medicarlo, a no ser que lo indique el pediatra. No existe medicación específica para la gastroenteritis vírica; los antibióticos no son efectivos y pueden alargar la duración de la diarrea, además del riesgo de reacciones adversas, innecesarias en este caso.

Siguiendo las indicaciones del médico, se le puede dar al niño enfermo antipiréticos para aliviar la fiebre, pero no es necesario, salvo indicación específica, el empleo de antieméticos (fármacos para controlar el vómito) y antidiarreicos. Hay que guardar máxima higiene para prevenir el contagio.

Se aconseja enseñar al niño a lavarse las manos cuidadosamente con agua tibia y jabón, durante, al menos quince segundos, después de ir al baño y antes de comer. A los padres se aconseja predicar con el ejemplo y hacer lo mismo frecuentemente, sobre todo después de ir al servicio, tras cambiar los pañales o asear al pequeño y antes de cocinar y comer.

Y tras un episodio de vómitos o diarrea dentro del hogar, hay que limpiar y desinfectar lo antes posible las superficies que se hayan podido contaminar, pues el contacto directo puede producir el contagio. Se aconseja poner especial cuidado en el baño y la cocina y en los utensilios y superficies empleados para cocinar.

No hay que llevar al niño a la escuela hasta que esté mejor. Aunque es mejor no limitar la actividad del menor y, pese a que la mayoría de las gastroenteritis en nuestro entorno son leves, hay que esperar a que se encuentre mejor para llevarlo al colegio o la guardería, pues hasta entonces puede contagiar a otros niños de la clase.

Hay que acudir al pediatra si se observan ciertos síntomas. Pese a que la mayoría de los casos de gastroenteritis infantil ceden por sí solos a los pocos días, si se aprecian signos de deshidratación en el niño, si presenta fiebre alta que no cede o si se ve sangre en sus deposiciones, se debe acudir inmediatamente al médico para que lo valore.

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